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País Córdoba Domingo, 21 de Octubre de 2018

Se olvidaron de un preso: está encerrado hace 47 años por un delito que es excarcelable

El hombre fue detenido en 1971 y alojado en un hospital psiquiátrico. Supera el récord de Robledo Puch, el mayor asesino de la historia criminal argentina.

Domingo, 21 de Octubre de 2018
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21/10/2018


Miguel Arroyo fue detenido el 27 de agosto de 1971 en la ciudad de Córdoba. En ese entonces tenía 22 años y se dedicaba a levantar paredes de edificios y cosechar en el campo. Pero por circunstancias que aún se desconocen terminó en la cárcel por lesiones leves, un delito que es excarcelable.

En ese entonces el juez federal subrogante de Bell Ville, Eudoro Vázquez Cuesta ordenó su procesamiento y encierro en el hospital psiquiátrico Emilio Vidal Abal, de Oliva.

Según informó el diario La Voz del Interior, hoy resulta imposible saber por qué causa fue detenido, ya que hace dos años hubo una importante quema de expedientes judiciales del Tribunal Federal de Bell Ville. Obviamente de casos que se supone habían prescripto. Sin embargo, Arroyo, más de 47 años después, sigue procesado y encerrado, superando el récord del psicópata y múltiple asesino Carlos Eduardo Robledo Puch, quien está preso desde el 4 de febrero de 1972.

Debieron transcurrir 47 años para que se visualizara un interés humanitario por la gente de la Colonia Vidal Abal, en especial por Arroyo, el menor de una familia diezmada por el paso de los años que hoy no tiene otro lugar para ir a vivir, pese a ser considerado “una persona normal”.

Pasaron los años y ni el juez ni los peritos se acordaron más de este supuesto autor de lesiones leves. Y así le fue. Debió esperar que una trabajadora social leyera su ficha de ingreso y comprobara que Arroyo estaba a disposición del juzgado de Bell Ville y procesado desde hacía 47 años.

Lo sorprendente del informe realizado en las entrevistas del juez y del defensor oficial a los profesionales se puede resumir en lo siguiente: “El estado de salud es estable, no presenta patologías, se maneja solo, puede comer e ir al baño, no tiene fiebre, los signos vitales están dentro de los valores normales. En palabras médicas diuresis y catarsis positiva, camina, deambula, se alimenta por sus propios medios, circunstancias que en un geriátrico son positivas”.

Arroyo, por antojo de un juzgado y por la indolencia institucional, pasó 47 años procesado y encerrado. Por estas horas, el juez federal de Bell Ville y el defensor oficial están tratando de buscar respuestas a lo inexplicable.

Fuente: minutouno.com