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San Rafael Economía Viernes, 12 de Enero de 2018

‘Chicho‘ Russo, sobre la agonía de la economía regional: “Ser productor es un Dakar”

El delegado Sur del Ministerio de Economía habla del coctel que ahoga a los productores locales: sobreoferta, desindustrialización y altos costos.

Viernes, 12 de Enero de 2018
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17-01-2018

Los productores del oasis sur enfrentan este año a un enemigo conocido: los precios bajos. Y la encrucijada amenaza con arrastrar a la economía regional incluso más abajo en su largo desliz de decadencia.

Vicente “Chicho” Russo, delegado Sur del Ministerio de Economía y ex intendente de San Rafael, asegura que el problema del sector no proviene de la avaricia o la especulación de algunos, como es usualmente señalado, sino de un coctel mortal que incluye sobreoferta, desindustrialización y altos costos productivos.

Este año, indica el funcionario, el oasis sur tendrá una cosecha “felizmente buena” —40 millones de kilos de durazno y 150 millones de kilos de ciruela—, tras una última temporada azotada por las heladas. Sin embargo, agrega, esta no es necesariamente una buena noticia. Una gran producción sobrealimenta un mercado cuya demanda es decreciente.

Según advierte Russo, el sector tiene mucho que vender y pocos compradores. Los hábitos de los consumidores están mutando rápido y la industria conservera, antaño uno de los principales destinos de la fruta local, está moribunda. Los desvaríos de La Colina, dice, ilustran la agonía de un demandante que en los 70’s tuvo una capacidad instalada de las más poderosas de Sudamérica, pero que hoy vegeta por la presión tributaria o los costos exorbitantes.

La desindustrialización, explica el ex intendente, es el resultado de largas décadas de políticas económicas perversas, cuya persistencia a través de gobiernos de diversos colores ha empujado a las empresas que en algún momento minaron el oasis sur hasta su casi desaparición.

El gasto público argentino, en particular, ha mostrado un insaciable crecimiento desde mediados del siglo pasado, con muy pocas excepciones. El peso de estas erogaciones —que mayormente han sido destinadas al consumo más raso, y no a la inversión productiva— recayó en última instancia sobre el sector primario y su hermana, la industria alimenticia.

El agobio, además, experimentó una explosión en la última década y asestó el golpe mortal que muchos temían. Inflación, atraso cambiario, altos impuestos y una infraestructura devastada confluyeron para provocar la ruina de las economías regionales.

Hoy, el Gobierno intenta revertir el problema. Sincerar el dolar fue el primer paso. Sin embargo, admite Russo, la encrucijada es compleja. Y algunas medidas, aunque ineludibles para encontrar la solución final, han significado nuevos golpes para el sector. La actualización de las tarifas es un ejemplo. La suba del gas ha socavado todavía más la ya lánguida rentabilidad de la industria.

Para subsanar este revés, el Ministerio de Economía de la Provincia, afirma el delegado, tramita una tarifa diferencial. Paralelamente, además -en caso de no concretarse el esfuerzo-, se busca que el Gobierno garantice un “acompañamiento financiero” o, como último recurso, una suba en el reintegro de las exportaciones de ciruela, del 4.8 actual al 8.5 por ciento. “La única manera de mejorar los precios —dice Russo— es el subsidio”, por lo menos en el corto plazo.

No obstante, el futuro, reconoce el funcionario, no puede sostenerse indefinidamente sobre subsidios. “Lo ideal es que puedan mantenerse solos”, subraya. Este objetivo, comenta, puede conseguirse a través de reconversiones —aquellos que apuestan paralelamente por el turismo, destinando sus tierras a la construcción de cabañas son un ejemplo—, o sumando valor agregado a los productos agrícolas.

En esta última línea, la pulpera puede ser una "opción", expresa el ex intendente. Necesaria seguro; quizá no suficiente. Es claro que se trata de transformar la verdulería en un supermercado. Pero esta impronta vuelve a chocar contra los mismos obstáculos de siempre: altos impuestos, costos laborales elevados, crédito escaso, inflación. El círculo vicioso se retroalimenta: “Invertir es difícil”, confiesa el funcionario.

“En el mundo, los países acompañan el esfuerzo de los productores, porque producen los alimentos que tenemos en nuestras mesas”, resume Russo. “No es lo mismo producir materia prima que una zapatilla. Un año tenés y al otro no. Un año se te heló; al otro año te cayó piedra. Ser productor es un Dakar”.