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San Rafael Entrevista Jueves, 14 de Junio de 2018

Un "padrazo" en la casa y en el potrero

En el Día del Padre entrevistamos José “Cocho” Alaniz, un hombre que decidió extender su amor de padre y abuelo a decenas de niños que concurren a su “escuelita de fútbol” y son entrenados por él con amor y dedicación.

Jueves, 14 de Junio de 2018
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Fotos: Jorge Gutierrez / Mediamendoza.com

17-06-2018. José “Cocho” Alaniz tiene 60 años y desde hace 24 años decidió involucrarse en un interesante proyecto, con el principal objetivo de contener a los más pequeños. Es padre de cinco hijos pero asegura que si no fuera porque su mujer puso un freno, él podría haber tenido más hijos, sin embargo la vida lo recompensó luego con siete nietos.

Ese proyecto consistía en nada más y nada menos que enseñarles a los niños a jugar al fútbol y que se divirtieran haciéndolo en una improvisada, pero no por ello menos importante escuelita de fútbol, cuyas prácticas se realizan en un amplio terreno contiguo a la escuela Pessano del barrio Valle Grande. El mismo era propiedad del doctor Julio Tercero, quien lo cedió en su momento para esas prácticas, hoy su hijo Sergio, siguiendo el deseo de su padre, lo facilita para que continúen adelante esas actividades.

Allí llegó hace más de dos décadas junto a su hijo, quien en ese entonces tenía 8 años, lo invitaron a colaborar como entrenador, y no se fue nunca más. Con los niños él es un “padrazo” y se ha ganado el cariño y respeto de los pequeños que asisten los martes y jueves a sus clases.

En el Día del Padre decidimos homenajear la labor desinteresada de éste hombre, de los pocos “entrenadores” que quedan ya en los barrios sanrafaelinos, quien asegura que debemos cuidar a los niños, porque ellos son el futuro.

La tarde fría del martes fuimos a visitarlo, allí estaba con sus silbatos colgados en el cuello y algunas pelotas esperando la llegada de los niños, quienes muchos de ellos salen a las 18 de la escuela.

Y comenzó diciendo, “un día vine acá porque habían invitado a mi hijo pequeño a jugar, lo acompañé y me invitaron a participar y me quedé, eso fue hace 24 años. Hoy mi hijo está casado y tiene hijos”.

“Y van pasando los años y muchos de los chicos que tengo hoy son hijos de otros chicos que alguna vez tuve aquí, crecieron jugando al fútbol acá cuando tenían 8 o 9 años, y ahora me traen a sus pequeños de 4 o 5 años” afirmó con una sonrisa en su rostro.

La “escuelita de fútbol de Cocho” es gratuita y en muchas oportunidades carece de elementos, ya que no recibe ningún tipo de ayuda, y tanto él como Walter “Chanchi” Sosa, su colaborador, realizan esa actividad ad honorem, por la simple satisfacción que le brindan los niños.

“Para mí es un compromiso muy lindo y uno va tratando de brindarles todo a ellos, en realidad de eso se trata. Hay niños que vienen que no cuentan con muchos medios, porque la mayoría de los chicos que vienen acá es porque no pueden ir a un club o tienen dos o tres hermanitos y no pueden ir todos al club. Más allá que es lindo que concurran a los clubes, pero acá vienen y no les cobramos cuota si no por el contrario tratamos de ayudarlos, buscando ayuda por todas partes, acá no hay un fin político, ni nada por el estilo. Acá el que quiere ofrecer ayuda es bienvenido y hasta ahora gracias a Dios vamos tirando” argumentó Cocho.

Respecto a su vida personal contó que es empleado de la Subsecretaría de Trabajo y en sus tiempos libres se dedica además a lustrar muebles. “Esas son changas que hago en mi casa, con mis horarios, y los martes y jueves vengo acá para entrenar a los chicos”.

En cuanto a los pequeños hizo un capítulo aparte para referirse a ellos, “vienen un promedio de 60 chicos de 4 a 14 años, pero es un número que varía. A veces por el frío y también porque hay épocas en la que los chiquitos están rindiendo y muchas veces las mamás los ponen a estudiar”.

“A mí lo que más me interesa es que sean buenas personas e inculcarles buenos valores para el día del mañana, porque en lo futbolístico si son buenos o tienen buenas cualidades, solos lo van a ir desarrollando y ojalá alguno de ellos llegara lejos” agregó.

“Nosotros estamos aquí para ayudarlos en lo que esté a nuestro alcance. Muchas veces nos pasa que vienen chicos que no tienen zapatillas en condiciones y siempre estamos pidiendo ayuda. Ahora gracias a un grupo que se llama `Solidarios del Pueblo´ estamos logrando darles la merienda cuando terminamos con el entrenamiento, porque hay muchos chiquitos que salen de la escuela y se vienen a entrenar, y además en estos días de frío tomar algo calentito les hace bien” afirmó Cocho.

Como todo equipo que se jacte de entrenar en la semana, el fin de semana debe disputar un partido con otro club, y los peques de Cocho no son la excepción, los más grandes juegan con equipos de otros clubes, mientras que los más chiquitos de 4 a 6 años participan de encuentros cada vez que los hay.

Con sus niños Cocho es como un padre, trabaja con gran responsabilidad con cada uno de ellos, sabe sus nombres, conoce sus situaciones y se preocupa por cada uno de ellos. Y ellos lo ven así, como un segundo papá o un abuelo y le hacen sentir su cariño, admiración y respeto.

“De todo esto, la mayor satisfacción es estar con ellos y después verlos por la calle y que te griten `he Cocho´ o vengan y te abracen. Y acá en los entrenamientos son el Cocho o seño (risas), y lo lindo que las mamás y papás siempre los acompañan” detalló.

Llegando al final, el entrenador agregó “esto les hace bien al cuerpo, a la mente, acá hay 60 chicos y son 60 almitas diferentes y como papá y abuelo lo que me queda decir es que cuidemos los chicos, está complicada la cosa”.

Por último invitó a quienes deseen sumarse o conocer lo que hacen allí “ojalá se sumara más gente a participar y colaborar, algún jugador que venga a darles una charla o alguien que pudiera colaborar con elementos o ayuda a los chicos. Nosotros siempre los esperamos con los brazos abiertos”.