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Mendoza Martes, 25 de Febrero de 2020

Abriendo caminos: el plan de Mendoza para diversificar su agroindustria

La provincia tiene 31.000 hectáreas para la producción hortícola.

Martes, 25 de Febrero de 2020
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25/02/2020

El campo mendocino busca crecer y abrirse al mundo. Pero, detrás de un ambicioso plan de crecimiento en los mercados interno y externo, hay un importante camino por recorrer y por una serie de barreras a sortear: la sequía y la calidad del agua, la escasa titularidad de las tierras, el bajo asociativismo, las constantes fluctuaciones de producción por el clima y el complejo acceso al crédito, entre otros.

Se están dando los primeros pasos y los resultados empiezan a verse. El objetivo es desarrollar más políticas que fomenten el posicionamiento de los productos mendocinos.

Más allá de la producción vitivinícola, la provincia apunta a expandirse con la ganadería y a consolidar la horticultura, donde ocupa el segundo lugar, con unas 31.000 hectáreas por año, que representan aproximadamente el 9% de la superficie nacional, según reportes de la Universidad Nacional de Cuyo. Entre otras, las principales producciones son ajo (12.000 ha), papa (6300 ha), tomate para industria (4000 ha), cebolla (3500 ha), zanahoria (3500 ha), zapallo (3000 ha), lechuga (1200 ha) y melón (600 ha). Es la provincia con mayor superficie irrigada del país (360.000 hectáreas), es decir, el 25% del total nacional.

En este contexto, el ministro de Economía, Enrique Vaquié, y el subsecretario de Agricultura y Ganadería, Sergio Moralejo, son los encargados de consolidar un plan de trabajo 2020/2024 para potenciar la producción primaria. Entre los puntos centrales para el desarrollo de políticas adaptadas a las necesidades del sector y los mercados está, en primer lugar, "consolidar información" por la dispersión y escasez de datos que existen actualmente.

También, entre otras cuestiones a resolver a la brevedad, la necesidad de avanzar en un plan de regularización del dominio de las tierras en las zonas productivas, ya que, por ejemplo, en San Rafael, hay sitios donde el 100% de los productores no tienen los papeles de las tierras que trabajan.

"Esta situación impide que se pueda acceder a financiamiento y asistencia por parte del Estado ante situaciones adversas", indicó Moralejo a LA NACION.

Los vaivenes en los niveles de producción atados al clima, que por ejemplo afectan a los frutales, es otro de los problemas a combatir. "Uno de los desafíos a superar tiene que ver con cómo uno puede equilibrar los niveles de producción de modo tal de no destruir todo el tiempo los mercados. Con este comportamiento que tenemos, con plantas añeras, bien se podría resolver plantando en superficies intercaladas. El tema es que tenemos paños completos con monte que son todos de la misma edad, entonces un año es estupendo y al otro año, cero. Básicamente es uno de los principales motivos de estas fluctuaciones", acotó el funcionario.

Otro de los ejes es el referido al desarrollo del trabajo asociativo. "Claramente hay que empezar a trabajar con cooperativas frutícolas. Es muy difícil lograr la sustentabilidad cuando solo se cuenta con menos de 10 hectáreas en más del 75% de la superficie cultivada con viñedos. Es muy difícil que esas pequeñas superficies permitan la tecnificación, lograr incorporar maquinaria y, por sobre todo, ser competitivas en el mercado. Es por ello de suma importancia el desarrollo de una estructura que permita el fortalecimiento cooperativo", indicó Moralejo.

Cooperativismo

Sobre este tema, Valentina Navarro, al frente de la Dirección de Agricultura, destacó: "El 55% de las propiedades vitivinícolas tienen hasta 5 hectáreas, el 75% menos de 10. Es inviable pensar en tecnificación si no se piensa en un sistema asociativo. De igual modo, y paralelamente, estamos trabajando en un programa de fomento a la creación de empresas prestadoras de servicios agrícolas. Se busca reducir así los costos que deben afrontar los productores e incentivar la creación de nuevos puestos de trabajo".

En los últimos días se anunciaron diversas líneas para la industria del vino, con fondos provinciales y nacionales por más de 1200 millones de pesos, a tasas de interés promedio del 20%. En tanto, desde el Fondo para la Transformación y el Crecimiento (FTYC) indicaron que se está haciendo foco en prestar adecuadamente y poder recuperar, bajo la premisa de asistir al cliente de mayor tamaño, que podrá acceder a mayor financiamiento a una tasa mayor, y al de menor tamaño, que podrá acceder a un menor financiamiento y a una tasa menor.

También desde el Ejecutivo se va a fomentar a aquellos productores que quieran la reconversión de cultivos varietales vitícolas, frutícolas y hortícolas según la demanda del mercado internacional.

"El agro tiene una gran participación en el empleo a nivel provincial. Unos 60.000 de los 258.000 (empleos) registrados en el sector privado local (23%), son generados por el encadenamiento productivo agroindustrial", indicó Navarro.

Los productores avalan los lineamientos generales de esta iniciativa, pero también ponen sus reparos en determinadas cuestiones, sobre todo las vinculadas con el sector vitivinícola.

"El problema de nuestra industria es multicausal. Pero la falta de transparencia en la cadena y en el mercado de vinos opacan constantemente las medidas que se toman", indicó Gabriela Lizana, titular de la Asociación de Productores del Oasis del Este de Mendoza (Aproem). "Que sobra vino, sí. Eso se dice desde hace varias cosechas, pero por otro lado, también se incentiva la reconversión a tintos y se sigue permitiendo la implantación de nuevos viñedos. La industria vitivinícola argentina está llena de incoherencias que potencian la concentración y la exclusión de pequeños y medianos productores y elaboradores de la cadena", agregó la productora.

Ganadería

En ganadería, la provincia cuenta con más de 9 millones de hectáreas aptas para su desarrollo, de las cuales el 66% se encuentran en el sur de Mendoza. Se mantiene el promedio histórico de 500.000 cabezas de ganado, pero con una tendencia creciente de la mano de los casi 5000 productores que aglutina el sector y apuntando a mejores índices productivos. Todavía la provincia produce tan solo el 11% de la carne que se consume en Mendoza; el desafío es grande.

El problema del agua es otro obstáculo a desterrar. No solo hay escasez, sino que el 64% de las muestras de agua para animales, tomadas en 240 puntos del sur provincial, son de calidad "regular a mala". De ahí las tareas que se están realizando para incrementar los acueductos y la eficientización en el manejo del recurso.

La necesidad de introducir un sistema de distribución del suministro ha sido, además, un antiguo reclamo de los ganaderos que pretenden desarrollar una actividad sostenible y en crecimiento.

"En la provincia de Mendoza tenemos dos tipos de producción ganadera. Por un lado, la producción en zonas del secano, que no es irrigada y que trabaja bajo el 65% de la superficie de la provincia. Por el otro, aquella que se está desarrollando con sistemas bajo riego orientada a la recría y el engorde de los animales; ha mostrado un incremento en la producción de kilos bajo riego", explicó a LA NACION Damián Carbó, director de Ganadería.

Según datos de esa repartición, desde 2005 a la actualidad se incrementó en un 100% la cantidad de kilos de carne producidos. Se pasó de los históricos 15 millones de kilos a más de 30 millones. De igual modo, con estas cifras solo se cubre el 11% del consumo provincial.

"La última campaña de vacunación lanzó como dato que la provincia contaba con 514.308 cabezas, cifra que ha ido oscilando en los últimos años. De ese total, 280.000 son vientres que luego nos dieron unos 140.000 terneros. De esos 140.000, el 33% fue recriado e ingresó al sistema de engorde bajo la normativa 7074 de fomento ganadero", indicó Carbó, quien explicó que el motivo del incremento en la cantidad de carne producida en Mendoza responde a un cambio. Contó que antes los terneros eran vendidos a Córdoba, San Luis, La Pampa o Buenos Aires para su engorde. Luego eran comprados nuevamente y traídos a la provincia para el consumo. Esa situación está cambiando. "Hoy por hoy, gracias a la producción de forrajes, no solo se recrían las terneras para futuras madres, sino también unos 50.000 terneros que llegan a su fase final de novillos y son faenados y consumidos en la provincia", sostuvo el funcionario.

Desde el gobierno provincial remarcan que la actividad ganadera bajo riego ha tenido un crecimiento exponencial en los últimos años por lo que este sector se ha convertido en un fuerte demandante de forraje.

"Esta situación nos obliga a estudiar el uso de las superficies con derecho de riego y cuántas de ellas están en uso para ver si son potenciales espacios para las pasturas destinadas a engorde. Tenemos muy buenas expectativas. La actividad ganadera bajo el sistema de riego viene creciendo en porcentajes muy importantes en cuando a cantidad de kilos de carne", destacó el responsable del área.

Una opción para la inversión

En Mendoza hay otra oportunidad en la producción ligada a la ganadería: el forraje. Actualmente, en la provincia son unas 420.000 las hectáreas que cuentan con derecho de riego, de las cuales 96.600 están en desuso (23%). "Estas superficies, muchas de ellas, campos incultos, son un potencial para la producción de forrajes y desde el ejecutivo estamos trabajando en brindar las herramientas necesarias para fomentar esta actividad que viene en constante crecimiento", indicaron desde el Ministerio de Economía provincial.

Así, la producción de forrajes destinados a engorde tiene como fortaleza que cualquier productor pueda producirlas, tanto a grandes niveles como en aquellas superficies más pequeñas. "Hay diferentes lugares en la provincia que se han quedado en cuanto a los beneficios de la agricultura y esta puede ser una buena salida", indicó Damián Carbó, director de Ganadería de Mendoza.

De esta manera, según explican en el sector, aquellos interesados en avanzar en la producción de forrajes, por ejemplo alfalfa, tienen que pensar en invertir entre 25.000 y 30.000 pesos por hectárea. Cada hectárea, luego del ciclo correspondiente, brindará aproximadamente 500 fardos cuyo valor (por unidad), oscila aquí entre los 200 y los 220 pesos, dependiendo el origen del comprador.

En líneas generales, cada hectárea puede llegar a rendir $100.000 por corte, según dicen aquí. Siguiendo con el mismo caso, esta pastura se puede sembrar durante los meses de otoño o primavera y cada 30 o 45 días se puede realizar un corte. "No entender el forraje como una industria es desconocer cómo está funcionando el mundo. Mendoza tiene rendimientos superiores a los de la pampa húmeda en maíz y alfalfa que lleva un proceso productivo y de inversión", dijo Sergio Moralejo, subsecretario de Agricultura y Ganadería.