de de - 00:00 hsMendoza

El primer diario digital del sur de Mendoza

Mundo Trump Presidente Martes, 17 de Enero de 2017

Trump estrecha lazos con Putin y declara la guerra a la OTAN y la UE

Tilda la Alianza Atlántica de «obsoleta», alaba al Brexit y augura la ruptura europea. El presidente electo de EE.UU. tacha de «error catastrófico» la apertura de Merkel a los refugiados sirios

Martes, 17 de Enero de 2017
Mediamendoza El Diario del Sur de Mendoza. Buscanos en Facebook, Twitter e Instagram

17-01-2017. Donald Trump ha movido sus fichas. Si alguien pensaba que en política exterior modificaría o matizaría algo del provocador lenguaje antiestablishment que le llevó a la victoria electoral, no podía estar más equivocado. Ni las advertencias sobre la amenaza rusa de los miembros de la Administración que él mismo ha elegido, ni las apelaciones republicanas a la OTAN como organización clave para las democracias occidentales, parecen influir en su determinación de asaltar el sistema. Trump tomará posesión el viernes después de lanzar la mayor andanada de un presidente de Estados Unidos contra el orden mundial establecido tras la Segunda Gran Guerra. En un guiño sobresaliente a su homólogo de simpatías mutuas, Vladímir Putin, el magnate tachó a la Alianza Atlántica de «obsoleta», al tiempo que proclamó una nueva era de «buenos acuerdos con Rusia». Un contraste que el exembajador de Estados Unidos en la OTAN Nicholas Burns resumía ayer mismo con esta expresión: «Es el mundo al revés». Al Kremlin le faltó tiempo para aplaudir el zarpazo del presidente electo norteamericano a la organización de defensa occidental, y Dmitry Peskov, portavoz del primer mandatario ruso, difundió esta declaración: «Estamos de acuerdo en que la OTAN es un anacronismo». Y, aprovechando el viento a favor, remató: «Es una organización cuyo objetivo es la confrontación».

Quizá para atraer (aún más) la mirada del mundo hacia su persona en la semana de su proclamación como nuevo presidente, Donald Trump aprovechó dos entrevistas, con el británico The Times y el alemán Bild, para reafirmarse en sus altisonantes declaraciones de campaña. Sobre la Alianza Atlántica, aunque reconoció su importancia, justificó su crítica en que «fue fundada hace muchos años y tiene problemas». El futuro inquilino de la Casa Blanca reprochó también a la OTAN que «no se ponga de acuerdo para combatir el terrorismo». En su versión de gestor empresarial, que pretende trasladar a su ejecutoria política, Trump volvió a retomar su argumento electoral de que Estados Unidos contribuye excesivamente a la organización, con una crítica específica a quienes no aportan lo suficiente: «Sólo cinco miembros pagan lo que tienen que pagar». En esto no le falta razón al presidente electo de Estados Unidos. En la actualidad, sólo contribuyen a la Alianza con el mínimo acordado, además del país norteamericano, Reino Unido, Grecia, Estonia y Polonia.

La ayuda política de Trump a Putin llega en el momento más polémico, poco después de haber tenido que reconocer que el Gobierno ruso lanzó ataques cibernéticos contra la elección presidencial, sobre los que sus compañeros republicanos y los integrantes de su Administración han coincidido mostrar su inquietud. Todo apunta a que el nuevo presidente de Estados Unidos suprimirá no tardando mucho las sanciones aprobadas por Obama, aunque la preocupación real está en ver qué ocurrirá con las que mantienen Washington y Europa contra Moscú por su invasión de Crimea y parte de Ucrania.

Contra la UE y a favor del Brexit

En su primera irrupción en la prensa europea como presidente electo, Donald Trump fue aún más agresivo contra la Unión Europea, para la que auguró, en última instancia, su progresiva descomposición. Declarado simpatizante del Brexit, la salida de la UE que el Reino Unido aprobó en referéndum el pasado junio y que está pendiente de formalizar mediante acuerdo con Bruselas, Trump no sólo alabó la vía tomada por los británicos, sino que auguró que «otros países acordarán la vía del Brexit». Su demoledor argumento contra el proyecto europeo consistió en afirmar que «es básicamente un vehículo para Alemania». Una crítica que le conecta con todo el antieuropeísmo y euroescepticismo que erosionan el Viejo Continente, en torno al cual tienden a confluir los populismos de todo signo, de izquierdas y de derechas.

La victoria electoral de Trump inmortalizó una imagen que resume el significado de su triunfo: el entonces líder de la UKIP, Nigel Farage, impulsor del Brexit, de celebración con el magnate dentro de la Trump Tower. Un acercamiento de aroma antiestablishment que el nuevo presidente de Estados Unidos quiere ampliar a la primera ministra británica, Theresa May, la mandataria que estrenará las visitas oficiales al Despacho Oval, en pleno proceso de salida británica del proyecto europeo.

En contraposición con la buena armonía que Trump quiere mostrar con el Reino Unido, su ofensiva contra la UE se centró en la figura de Angela Merkel, con quien mantiene diferencias siderales desde el primer día. El futuro presidente de Estados Unidos ha querido devolver ahora la canciller alemana su crítico recibimiento cuando el candidato republicano derrotó a Hillary Clinton en la elección presidencial. Entonces, tras la campaña antiinmigración del magnate, Merkel subrayó en una nota «la importancia del respeto a los derechos humanos». Si algo no perdona Trump es la falta de reconocimiento a sus triunfos. En la entrevista con el Bild, arremete contra el «error catastrófico« de Merkel precisamente en materia de inmigración, por «acoger a toda esa gente ilegal e introducirlos en el país, fuera cual fuera el lugar de procedencia«. Sólo el pasado año, la decisión de la canciller implicó que Alemania acogiera a casi 900.000 inmigrantes, la mayoría sirios procedentes de la guerra. Trump, que pretende prohibir la entrada de musulmanes en el país, no aceptará ni un inmigrante sirio.