La seguidilla de muertes en la vía pública y la necesidad de respuestas

28/08/2019

En las últimas semanas, tres personas han muerto en el microcentro o en los alrededores de la ciudad a causa de repentinos paros cardíacos y respiratorios, ante la presencia impotente de muchos transeúntes que, aún con la voluntad de hacerlo, no han podido evitar los desenlaces fatales.

Estos casos, cuya frecuencia parece estar aumentando de la mano de un estilo de vida crecientemente más sedentario y mayormente sometido al estrés, obligan a pensar nuevas medidas de prevención.

En esta línea, puede rescatarse una propuesta que el concejal Francisco Mondotte introdujo en el Concejo Deliberante en agosto del año pasado. El proyecto contemplaba la instalación de Desfibriladores Externos Automáticos (DEA), en lugares públicos y privados de importante afluencia de público. Una idea que ya se aplica en otras ciudades argentinas: Ushuaia, Neuquén y General Pueyrredón entre ellas.

El proyecto establecía la obligatoriedad de disponer desfibriladores en lugares como la Estación Terminal de Ómnibus, el edificio de la Municipalidad, las entidades bancarias, casinos, el teatro Roma, el Centro de Convenciones, en comercios de más de dos mil metros cubiertos y en las sedes de clubes con más de 500 socios activos.

“En Argentina, muere una persona cada siete minutos por fallas cardíacas. Las patologías relacionadas con el corazón explican el doble de las muertes que el cáncer a nivel mundial. Y disponer de todas las herramientas accesibles para cuidar mejor a los sanrafaelinos es fundamental”, explicó Mondotte cuando presentó su iniciativa.

Según la estadística, por cada minuto que la víctima de un paro cardiorrespiratorio pasa sin recibir la atención adecuada (maniobras de resucitación cardiopulmonar --RCP- y desfibrilación) pierde el 10 por ciento de posibilidades de arribar con vida a un centro médico. De allí la necesidad de respuestas rápidas.

Esta propuesta, que todavía no ha sido aprobada, puede sumarse a otros esfuerzos, particularmente aquellos que sean educativos. Sólo un porcentaje menor de los ciudadanos tiene conocimientos sobre reanimación cardiopulmonar. Nuevas capacitaciones al respecto, tanto de entidades públicas como privadas, podrían aportar soluciones al futuro.