de
00:00 hs

San Rafael Entrevista Viernes, 13 de Mayo de 2022

Escribió un libro sobre plantas alimenticias silvestres y contó cómo es vivir de manera autosustentable

María Rosa Zucchelli, es docente de Geografía jubilada y asegura que además de su profesión como educadora, siempre le gustó el trabajo de la tierra y todo lo que esta ofrece. La visitamos en su finca y nos contó cómo se vive de manera sustentable.

Viernes, 13 de Mayo de 2022
Mediamendoza El Diario del Sur de Mendoza. Buscanos en Facebook, Twitter e Instagram

15/5/2022

María Rosa Zucchelli vive en su finca junto a su marido Eduardo Tomassi, ambos están jubilados de sus profesiones como docente e ingeniero y decidieron dedicarse de lleno a la tierra y a todas las bondades que esta ofrece.

En su finca "hay de lo que busques" como ella asegura, una huerta con todo tipo de verduras y hortalizas en cada temporada, árboles de frutales (ciruela, durazno, pera, damasco, manzana, entre otros), una pequeña viña, nogales, avellanos, pistachos y hasta un surco de azafrán, además de algunos animales de corral y contó que hasta hace poco tiempo supo tener más.

"Vivo en este lugar en un proyecto de vida autosuficiente en contacto con la naturaleza y lo que ésta te brinda, cultivando la tierra y aprovechando todos los frutos, procesando todo lo que uno planta en verduras y frutas" contó.


Recientemente presentó en la Feria Verde su libro que recopila las diferentes plantas alimenticias silvestres de nuestra región. Se trata de un material interesante que invita a conocer las plantas silvestres de la zona sur de Mendoza, además de algunas sugerencias para gastronómicas para poner en práctica y degustar en diferentes platos.

Dialogamos con ella:

Cuéntenos un poco de su libro.

El libro está relacionado con el aprovechamiento de las plantas silvestres que muchas veces son conocidas como malezas y que tienen la capacidad de ser alimenticias. El objetivo del libro en realidad era rescatar todas esas plantas que consumían mis abuelos y nuestros antepasados.
 
Yo sabía que ellos consumían cerrajas por ejemplo, ensaladas de achicoria silvestre y me llamaba la atención. Además la idea de llegar a la gente que piensa que se va a morir de hambre y no se pueden morir de hambre, conociendo algo de las plantas y estas puntualmente que se dan en todos lados y tienen capacidad para ser alimento, porque tienen vitaminas, elementos minerales y una cantidad de propiedades que son muy buenas por ejemplo el diente de león, que lo consideran como una súper verdura, y todas esas plantas que están plasmada en el libro son plantas que se dan solas, no hay que cultivarlas, solo hay que conocerlas.


¿Cómo fue la investigación?


Me ayudó mucho una ingeniera agrónoma que fue profesora en farmacología en Mendoza, la ingeniera Amanda Di Fabio, fue quien me daba las propiedades químicas de la planta que están planteadas en el libro.

Eso fue muy valioso y de ahí fui probando cada una de ellas de forma cruda o cocida y realmente salían preparaciones muy ricas, asique casa vez que venía algún amigo a casa, les daba a probar esas preparaciones.


¿Todas son plantas que anteriormente en algún momento fueron consumidas?

Claro, por ejemplo el pimentero cuyo fruto da la pimienta rosa y hoy está tan de moda y la venden carísima en un mix de pimientas, la gente se vuelve loca por ella y la tenemos en todos lados en la calle hay de esos árboles. Nosotros hemos hecho experiencias por ejemplo con la bondiola y quedó muy buena.

¿Son todas plantas nativas?

Algunas de ellas si como el pimentero, pero hay otras como el diente de león y la rúcula que en algún momento fueron traídas y se afincaron a nuestra región.


¿Previo a cocinarlas, algunas tienen un proceso previo?

Las plantas prácticamente no, en el caso del fruto del pimentero yo sugiero que pasen por un periodo de deshidratación porque es bastante aceitosa la sustancia que posee y cuesta molerla. Si está seca uno la muele más fácil.


¿Y acá en la finca que otras actividades hacen?

Nuestro proyecto es de autosuficiencia, hacemos de todo un poco tenemos algunos animales pequeños ahora que nos proveen de sus guanos, hacemos compost y tenemos lombrices californianas que se encargan de procesar todo y te dan un humus espectacular para las plantas y cultivamos verduras de estación. En cada época del año hay diferentes tipos de verduras, acá empezamos desde juntar las semillas, se dejan secar y se envasan, cuando llega el periodo para sembrar se hacen los almácigos y cuando crecen lo suficiente van a la tierra.

Siempre lidiamos con el clima, con el tema de las heladas, nos ha pasado de tener que hacer los almácigos de nuevo.


La tierra es muy bondadosa ¿por qué cree que no la aprovechamos más?

Es un problema de educación, no se ha educado para el trabajo y el aprovechamiento de la tierra. En las comunidades que hay carencias si enseñáramos estas cosas sería interesante, la lechuga, el rabanito por ejemplo son muy generosos se dan en cualquier tipo de terreno.

Uno va a la verdulería y observa como cuesta, porque ha pasado por un proceso largo y por varias manos y una gran cantidad de efectos químicos para acelerar el proceso, para darle un mayor tamaño.

Por ejemplo la lechuga o el repollo en verano, que son plantas de invierno y las vemos súper frescas en verano. La lechuga muchas veces cae mal, pero es porque tienen químico, pero la que yo cultivo no me cae mal.

Y el sabor que tiene las cosas producidas en casa tienen otro sabor.


¿Tienen  frutales también?

Si tenemos un poco de cada cosa, perales, manzanas, nogales, avellanos, pistachos, tenemos viñas, hacemos el vino nosotros también. Plantas de azafrán también.

¿Debe ir poco al mercado no?

Si voy poco sobre todo a comprar las cosas de limpieza, verduras prácticamente nada, salvo que se me ocurra comprar palta o alguna fruta como banana que acá no tenemos, sobre todo en invierno.


¿Venden sus productos?
 
Muy poco, voy a la Feria Verde y suelo llevar semillas para vender, algunos plantines y bolsitas con lavanda o pétalos de rosas para aromatizar, que también las armo acá con mis lavandas y mis rosas.  

Me ha gustado mucho siempre tener plantas como árboles de distintos lugares, de hecho he traído de otros países, porque he tenido la oportunidad de viajar.


¿Haber estudiado geografía también le habrá incentivado esto de su pasión por la tierra?


Si yo fui discípula del doctor Lagiglia y después fui su colega, en esas épocas el organizaba muchas salidas al campo y conocíamos mucho nuestra región, todo lo autóctono y ahí aprendí mucho sobre las plantas nativas en ese tipo de salidas.


¿Recomienda este tipo de vida que lleva con su marido?
 
Yo le recomiendo a toda la gente joven sobre todo porque cuesta mucho trabajo llegar a aceptar las adversidades si no estas muy seguro de lo que querés.

Hay gente que está queriendo hacer un cambio de vida, buscando como hacer y yo me brindo mucho a la gente que me pregunta y quiere saber como se hace. Hay mucha gente que ha venido de Buenos Aires y está buscando un cambio en su vida y busca tener su huerta.

Con la Feria Verde y el INTA me he ido conetando con esa gente y a muchos los he ayudado y les he dado asosoramiento.

Uno tiene que estar preparado ante cualquier adversidad, ya pasó con la pandemia que muchos no estaban preparados y por eso es importante producir nuestros propios alimentos, porque puede haber hambre pero uno sabiendo sobrevivir y producir sus propias cosas está salvado.

¿A dado charlas sobre el tema?

El otro día me invitaron a Alvear desde el INTA para que fuera a contar mi experiencia, y de ahí tomé contacto con mucha gente que me siguen consultando muchas cosas. Yo no me guardo absolutamente nada, menos a esta altura de mi vida, tengo muy claro que no me voy a llevar nada conmigo cuando me muera.

¿Cómo es un día suyo en esta finca?

Mi día empieza bastante temprano, pero en invierno no ocuro, a eso de las 9.30 después de desayunar empezamos a darle de comer a los animales. Dos veces por semana voy a pilates también, a la casa no le dedico tanto tiempo, estoy todo el día afuera (risas), en invierno siesta no duermo porque es la mejor forma para estar afuera y hacer todas las cosas hasta que se oscurece.

Después nos venimos adentro y hago otras cosas que me gusta hacer como bordar, hacer la comida. No tengo rutinas, solo la de darle de comer a los animales.

¿No cambiaría esta vida por nada, imagino?

No no por nada, no me imagino en un departamento en el centro, a no ser que la vida o la salud de alguno de los dos diga basta y haya que tomar esa decisión, pero a mi me parte el alma pensar que yo pueda vender esto a alguien que pase la topadora por las plantas.

Mi condición sería venderlo a alguien que quiera continuar con todo esto, pero no estoy preparada para pensar en ese momento.