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San Rafael Caso Fortunato Martes, 31 de Octubre de 2017

Incertidumbre por el futuro de Julieta Silva: Así fue la audiencia

Entre fuertes argumentos y acusaciones cruzadas: así se define la decisión del tribunal. Hay cuarto intermedio.

Martes, 31 de Octubre de 2017
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Fotos: Jorge Gutierrez / Mediamendoza.com

31-10-2017. Una mañana agitada en Tribunales. Defensa, querella y fiscalía se presentaron ante los jueces —Alejandro Celeste, Jorge Yapur y Néstor Murcia— y expusieron sus hipótesis sobre el siniestro que terminó con la vida de Genaro Fortunato el pasado 9 de septiembre. Hubo fuertes argumentos y sólidas acusaciones cruzadas.

Así fue la audiencia

En su debut público como abogado defensor de Julieta Silva, Alejandro Cazabán disertó por casi dos horas por la libertad de la imputada.

El abogado centró mayormente su estrategia en un sostenido rechazo del testimonio del “trapito”, al que consideró “falso”. “Tiene 35 contradicciones”, dijo. “Da múltiples versiones”.

Por tomar al cuidacoches como “único, desinteresado e imparcial” testigo, afirmó Cazabán, el juez Peñasco actuó en base a “subjetividades morales profundamente arbitrarias”. “Fue una gravísima omisión de pruebas”, proclamó.

Según estas pruebas, aseguró, la discusión entre Genaro y Julieta se produjo dentro del auto (por celos del rugbier) y no motivó ninguna respuesta violenta por parte de la imputada. Luego, él bajó del vehículo y ella inició su regreso a casa. No obstante, manifestó, volvió para evitar una pelea entre el rugbier y otro joven. Allí, en ese trayecto de vuelta, dijo, se produjo el “accidente”.

El defensor, de igual forma, rechazó la relación “de pareja” entre Genaro y Julieta (“Un hermano dijo que era pasajero”; “no hay pruebas jurídicas”) y el agravante por “alevosía” (“No se puede demostrar el móvil violento”).

Pidió, en base a un rechazo al dolo y una negación de la existencia del dolo eventual, el cambio de carátula a “Homicidio culposo” y la liberación de Silva. En subsidio, en caso de ser rechazado todo lo anterior, pidió la prisión domiciliaria para Silva.

Tíndaro Fernández, el abogado de la familia Fortunato, excusó fuertemente el testimonio del trapito y criticó a la defensa de Silva por querer ilustrar el siniestro como “simple desinteligencia”.

Argumentó que la hipótesis de Julieta ha sido siempre “un ensayo de disculpa técnicamente armado”. “Es confesión calificada impropia”, detalló.

Según sostuvo, la pareja efectivamente estuvo “peleando toda la noche”, por lo que ella estaba —según testigos— “sacada, alterada, enojada y mirándolo con odio”. Este habría sido, entonces, el móvil del crimen.

Más tarde, rechazó la idea de que la acusada hubiese vuelto “a buscarlo para que no peleara”. “Me cuesta creer que estaba buscando a Genaro”, dijo.

Sobre los problemas visuales de Silva, Fernández los reconoció, pero aseguró que se trata sólo de un asunto de “discriminación” de objetos. “Se piensa que podría llevarse puesto un hipopótamo, un búfalo o un rinoceronte por delante. Esto no es así”, remató.

Esta vez, sin embargo, el querellante no fue tan duro con la psicología de Silva. Hizo un repaso por los adjetivos usados por los peritos (“Fría, calculadora, peligrosa para terceros”) y afirmó que su estado alcohólico, sumado a estos patrones de personalidad, le hizo “perder sus frenos inhibitorios”.

Finalmente, pidió el mantenimiento de la imputación y censuró el otorgamiento de la prisión domiciliaria. De sus hijos, explicó, “se puede ocupar el padre”. Y agregó: “Ella no era una buena mamá”.

Por último, los argumentos de la fiscal fueron muy similares a los de Fernández. Describió al cuidacoche como “objetivo” y dijo que las supuestas contradicciones que enumeró Cazabán eran perfectamente explicables por las dos citaciones separadas que tuvo el hombre.

Rossi declaró que “no hay otra explicación” a la caída de Genaro sobre el asfalto antes de su atropello que el intento deliberado de Silva de huir mientras él perseguía el auto. Por esto, dijo, “es imposible” que ella no lo haya visto.

Además, volvió a recusar la idea del regreso para proteger a Genaro de una pelea. “Si hubiera tenido miedo a que lo golpearan, se lo hubiera llevado con ella”, dijo.

Ulteriormente, defendió los agravantes por vínculo (“Fue una relación corta, pero intensa”) y la alevosía (“Aprovechó la indefensión de Genaro”).

Terminados los alegatos de las partes, la madre de Fortunato se puso de pie y lanzó: “Escuché hablar de los derechos del niño… ¿Y el derecho a la vida?”, preguntó. “Le quitó la vida a mi hijo; y nadie nos lo va a devolver. Nos destrozó la vida”.

Seguidamente, el padre de Genaro consideró que la audiencia le parecía “la compra-venta de un auto”. “No quiero que sea una negociación, quiero que sea justo”, remató.