de

San Rafael Entrevista

“La calesita nos da satisfacciones todos los días”

Pepe Gabriel es un porteño que eligió San Rafael para vivir, y trajo a nuestra ciudad un regalo preciado para el goce de los pequeños y nostalgia de los grandes, una calesita. Conocemos su historia.

Miercoles, 10 de Enero de 2018

21-01-2018

José Luis “Pepe” Gabriel, es de Mataderos, Buenos Aires, pero se define como un sanrafaelino "por elección", que vino a nuestro departamento para vivir y trabajar de lo que le gusta.

“Con el proyecto de la calesita, cambiamos por completo nuestro estilo de vida, yo era jefe de personal de una empresa de caudales en Buenos Aires, trabajé 21 años ahí. En una  oportunidad vinimos en unas vacaciones a San Rafael y mi hijo más chico vino con nosotros y me dijo `papi este es mi lugar en la tierra, yo me voy a venir a vivir acá´” comenzó diciendo Pepe.

Y continuó “se vino a vivir solo y nosotros empezamos a venir a visitarlo, hasta que pensamos que también podíamos venirnos para acá, pero la pregunta fue qué hacíamos, yo tenía 48 años sabía que se me iba a dificultar encontrar trabajo. Sin embargo le dije a mi señora: a los 50 cambiamos de estilo de vida”.

“Después en una de la visitas que hicimos a San Rafael me dijo mi señora, `si traemos a nuestra nieta acá no hay ninguna calesita’, y ella era una loca por las calesitas. Hoy está por cumplir 15 años. Entonces como no había calesita en San Rafael, le dije `eso vamos a hacer, nosotros vamos a poner una calesita´”.

“Fuimos a la Municipalidad y planteamos la idea, nos apoyaron y veníamos con mi señora a cortar el pasto, limpiábamos los baños y arrancamos así, hace nueve años que estamos acá y afortunadamente nos han reconocido nuestro trabajo”.

Historia de la calesita

“Esta calesita tiene una larga historia, es del año ’54. El hombre que la tenía la había comprado para ponerla en un parque de Buenos Aires y en el año ‘55 por cuestiones políticas de la época, era perseguido, la cargó a un camión y con su mujer iban pueblo por pueblo” contó.

Posteriormente la mítica calesita fue vendida en Tandil, y con la vuelta de la democracia, pudo volver a comprarla y la instaló en San Vicente, frente a la quinta del presidente Perón. Después en una plaza y luego en la laguna de San Vicente.

“Ahí la compre yo, ya desguazada; el último tiempo su antiguo dueño la tuvo con un fin solidario, la mujer tenía un comedor comunitario y con lo que recaudaba la calesita los días de semana abastecían el comedor y el sábado y domingo la recaudación era para ellos. Cuando se la compré a este hombre, la calesita tenía cerca de 90 años… lloraba cuando me la vendió, estaba desguazada, nosotros la reconstruimos toda y la embellecemos todo el tiempo”.

Los niños y la calesita

“La calesita no pierde la vigencia y la tradición, nosotros le ponemos mucho entusiasmo, juegos con la sortija, hacemos que los chicos participen, hacemos alguna jornada solidaria con escuelas rurales, hogares y eso después te vuelve, pero no desde lo económico, sino desde lo afectivo” detalló Pepe, respecto a la visitas de los pequeños.

“Ahora en la temporada vienen muchos chicos, muchos turistas, de hecho hay chicos que se suben por primera vez a una calesita, este es el primer viajecito que el niño hace solito, el niño da la vuelta solo y cuando vuelve la carita se llena de alegría al ver a sus padres y mostrarles la hazaña que es para ellos ese viaje” agregó.

Con el correr de los años incorporaron al sector donde funciona la calesita, junto al parque infantil, otros juegos electrónicos que son del gusto de los niños y a la calesita también se le suman figuras nuevas periódicamente, que las adquiere por internet. Pero Pepe afirmó que siempre mantiene su estilo clásico.

“Ahora estamos haciendo un tanque que lo estamos pintando en homenaje a Las Malvinas, para que las nuevas generaciones tengan presente lo que fue la gesta de Malvinas. Lo estamos pintando con los colores de Argentina, el mapa de Malvinas y desde CEVEMA nos van a aportar algún objeto para decorarlo”.

Días y horarios

La ficha dura 3 minutos, pueden subir unos 24 chicos. A pesar de ser antigua, la calesita es segura,  pueden subir los padres porque la mecánica es muy fuerte.

“La calesita está abierta de martes a domingo, después de la siesta hasta entrada la noche, no tenemos horarios. Lo primero que hice cuando me vine a San Rafael fue tirar el reloj, y en verano todos los días, a la mañana hasta el mediodía y de las 6 hasta las 12 de la noche que cierra el parque”.

Una herencia

“Es como un ícono, de hecho las calesitas se han convertido en patrimonio cultural en varias localidades y nosotros queremos hacer una movida a partir de este año para que el Concejo Deliberante la declare de interés cultural, son muy pocas las que hay” afirmó.

Respecto a la continuidad de la calesita, cuando por razones de la vida Pepe decidiera dejarla, será un legado que perpetuará en el tiempo. “A mi hijo más chico le gusta mucho, yo creo que él la continuaría, ya que cuando me voy a Buenos Aires él se queda a cargo, y también tengo a mi nieta Zoe de 8 que es mi secretaria, ella viene me ayuda en la boletería, le da instrucciones a los niños sobre cómo deben asegurarse, es muy pícara” afirmó Pepe.

Y agregó “también tengo un colaborador, Lucas, que está desde hace años con nosotros, el hace todo el mantenimiento en la parte mecánica, electrónica”.

La calesita, una aventura

Sin dudas, para Pepe y su familia, la calesita ha sido toda una aventura, desde el momento que decidieron emprender este simpático proyecto.

“Tengo una compañera de lujo, mi señora, que me acompaña en todos estos emprendimientos que hacemos. Ahora vamos a Buenos Aires a dar y recibir afecto, dos o tres días y al cuarto nos queremos venir. Vamos a ver a nuestras mamás y después nos volvemos, generalmente la semana que juega de local Chicago, el equipo de mis amores y me vuelvo” contó.

“Por suerte mi hijo mayor se vino también, así que solo nos falta convencer a nuestras mamis, pero eso es más difícil”.

En cuanto a la decisión de venirse a vivir a San Rafael, afirmó que fue lo mejor que pudieron hacer. “Yo tenía un buen trabajo, con un buen sueldo y comodidades, y cambiamos todo, por suerte nos salió muy bien. Acá hicimos muchos amigos, la gente nos invitan a cenar a sus casas, hemos ido a cumpleaños de 15, a casamientos, no conocíamos a nadie y en poco tiempo, yo que soy charleta, fui haciendo muchos amigos”

“Estamos muy a gusto en San Rafael, el Municipio nos reconoció el trabajo y estamos contentos, se nos complicó cuando el parque estuvo tanto tiempo cerrado, cuando se estaba construyendo. Pero nosotros nos mantuvimos, la gente ha venido y nos ha respondido con lo más preciado, sus hijos”.

“La calesita nos da todos los días satisfacciones. Esperamos mantenerla por muchos años” sintetizó.