Dos jóvenes artistas buscan embellecer la ciudad.
05-08-2017. Una mujer recostada sostiene un piche sobre su pecho; con su cabeza ladeada y la mirada compungida observa a los transeúntes. Esta fue la imagen que recientemente apareció estampada en un muro ubicado a metros de la plaza San Martín. Días más tarde, otra figura femenina con la cabeza cubierta con un turbante, que con una de sus manos sujeta una flauta y con la otra un libro, sorprendió a pocas cuadras, grabada sobre ladrillo.
Estas dos obras, de gran tamaño e impresionantes detalles, asombraron a San Rafael, una ciudad poco acostumbrada al muralismo. Ambos trabajos fueron realizados en conjunto por dos jóvenes artistas; la sanrafaelina Laura Iriarte, de 26 años, y el bonaerense Patxi Mazzoni, de 30.
Laura es diseñadora y, tras el muralismo, trabaja en diversos proyectos gráficos. Según contó, el arte es parte de su vida desde su temprana niñez. “Fue una línea recta”, explicó. Patxi, en tanto, hace arte sobre muros desde hace más de una década y se dedica también al tatuaje. “Pinto todo lo pintable”, confesó.
Los artistas se conocieron durante un evento artístico hace cuatro años. Desde entonces, iniciaron un constante intercambio a la distancia. El año pasado, ella viajó a Buenos Aires para emprender su primer proyecto en conjunto. La unión artística, declaró Laura, fue “como magia” y el entendimiento, total. “El resultado fue muy bueno y decidimos hacer algo juntos”, dijo Patxi que, poco tiempo después, hizo las maletas y se mudó a San Rafael, donde vive gran parte de su familia. “En Buenos Aires hay muchas puertas abiertas, pero hay mucha competencia también. San Rafael es una ciudad para explotar, explorar y darle color porque es una ciudad gris, pero hermosa”, relató.
Ya instalado en el departamento, Patxi volvió a unirse a Laura para acometer un proyecto de muralismo masivo. Los dos primeros trabajos, dijo, fueron experimentaciones que confirmaron la mimetización que comparten; la preferencia por el realismo, la “no-competencia y el no-ego” entre ellos. “Pasa un poco por valorar lo que piensa el otro, ser accesible, y aceptar las críticas, que son constructivas”, aseguró Laura.
“La idea es embellecer la ciudad, renovar las paredes en estado de degradación o escritas, poder darle a la gente no sólo una ciudad más bonita, sino un incentivo para aportar a las artes”, explicó Patxi sobre el plan. “No tenemos un estilo ni una búsqueda de estilo, vamos descubriendo los fuertes y debilidades del otro. La idea es hacer una obra en común donde no se identifique quien es quien, sino lo que somos como equipo; un resultado de la fusión”.
Los murales, clamaron, no sólo buscan dejar un mensaje, sino que focalizan particularmente en la estética. “Buscamos generar una sensación”, dijo el artista. “Pero sin ninguna bandera, porque el arte por sí mismo tiene ya esa parte sagrada, que permite que cada uno por sí mismo pueda imaginar”, agregó ella.
“La reacción de la gente es increíble”, contó Laura. “Porque al no haber nada de muralismo acá, es tremenda la valoración. En Buenos Aires es normal para la gente ver murales; en cambio acá la gente pasa y nos dice: ‘¡Gracias!, gracias por embellecer San Rafael‘”.
No obstante, el plan general de los artistas no se detiene en ellos; “es más grande y menos egoísta” que sus solos murales, explicó Patxi. “Pretendemos darle una cara distinta a San Rafael, motivar el turismo, porque el arte urbano hoy es una atracción turística en todo el mundo, e integrar a otros artistas de San Rafael, conocidos y desconocidos. La idea es abrir paso a los demás, para que los pibes que quieran entrar en el arte tengan una base, que sepan que se puede”, cerró.