Desde cómo manejamos las frustraciones, los miedos y las relaciones personales. La gran disputa por los asientos sería mucho más que una simple preferencia.
18-12-2017
Dime dónde te sientas y te diré quién eres. Es muy habitual que los pasajeros de avión sepan con anticipación si prefieren ventana, pasillo o quedar en el medio de la fila. Aunque todas las posiciones tienen sus ventajas y desventajas, se transformó en una discusión sin puntos medios. Cada uno defiende su elección como si fuera mejor que el resto. Y aunque todavía no exista un estudio científico que revele esto, muchos especialistas estudiaron los comportamientos de los viajeros y los relacionaron con su personalidad.
En una entrevista con el diario The Telegraph, para la doctora Becky Spelman -jefa de psicología de la clínica Harley Street- el asiento que elegimos puede ser una radiografía de nuestras metas, la manera en qué nos relacionamos, cómo manejamos las frustraciones y hasta podría tener un nexo con nuestra vida sexual.
Elegir pasillo o ventana en el avión podría demostrar rasgos de nuestra personalidad.
Pasillo
Según la experta, son personas "de naturaleza más reservada, menos irritables y más considerados con los demás". Aunque también tienden a ser más claustrofóbicos y no pueden superar tan fácilmente sus miedos.
Spelman resaltó que tienden a dormir poco durante el viaje y se adaptan menos a las incomodidades del respaldo.
Los pasajeros del pasillo son más reservados, menos irritables pero claustrofóbicos.
En cuanto a fines prácticos, son los pasajeros que más libertad tienen para moverse en el avión, elegir en qué momento ir al baño -y hasta en un punto el del resto- y cuentan con un poco más de espacio para estirar las piernas por el costado. Una contra: no pueden apreciar el paisaje. En este último punto, la psicóloga lo relaciona con "la foto completa": son personas que suelen quedarse con una parte de la historia o situación y no les interesa el panorama general.
Medio
En esta pulseada, que parece darse sólo entre dos partes, también existe esta tercera opción. El gran consenso señala que es el lugar menos elegido, pero existen personas que deciden por su propia voluntad sentarse allí. La especialista británica aclaró que tienden a ser más sumisos, en casi todos los aspectos de su vida, y suelen ser más silenciosos. Ante la molestia, prefieren callar.
Ventana
"Estos pasajeros aman tener el control, tienden a adoptar una actitud muy fuerte ante la vida, pero son más irritables", indicó Spelman. Además, suelen preferir "vivir en su propia burbuja" y suelen tener más introspección.
Como están en su "propio mundo" son personas más egoístas, expertos en molestar al resto. Pero a su favor, son viajeros que disfrutan las experiencias y manejan mejor la ansiedad.
Los que prefieren la ventana son más románticos, pero más egoístas y molestos.
El dato más revelador: la psicóloga los definió como los más "románticos", aunque la mayoría de las veces idealizan a las personas y se frustran con más facilidad.
Fuente: tn.com.ar