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San Rafael Entrevista

Palomas mensajeras: Una pasión que se lleva en el corazón

Existe en San Rafael una Asociación Colombófila que reúne a un grupo de aficionados por estas aves, que mantienen vigente esta pasión. Hablamos con Eduardo Sola, su presidente, para conocer más al respecto.

Viernes, 18 de Octubre de 2019

Fotos: Jorge Gutierrez / Mediamendoza.com

20/10/2019. La colombofilia, es la afición por criar y entrenar palomas mensajeras, es una auténtica pasión de multitudes desde hace mucho tiempo que congrega a aficionados de todo el país. Se estima que en la Argentina hay más de 250 mil de estas aves que pertenecen a criadores desde Jujuy a Tierra del Fuego y participan de competencias.

Además, se registran más de 130 asociaciones colombófilas, de las cuales una de ellas se  encuentra en San Rafael. Eduardo Sola, es su presidente, quien asegura que ama a estas aves y desde los 9 años descubrió esta gran pasión. 

“Empecé cuando tenía 9 años y en septiembre pasado cumplí 70, así que llevo toda una vida con las palomas. Pero con una interrupción ya que a los 23 años me fui a vivir a Canadá. Allá estuve tres años, me vine y estuve en otros trabajos y en el `82 conocí a mi esposa, nos casamos, compramos una casa y ahí reanudé la actividad” contó Eduardo.

Y continuó diciendo "esta afición un poco vino por mi padre, él supo tener palomas comunes, de esas que están en la iglesia. Yo le ayudaba a regar la famosa Sarmiento y en una oportunidad vi que un perro quería agarrar a una paloma. Entonces tiré mi tarrito regador, fui y me la traje y esa fue mi primera paloma. De ahí empecé y me contacté con personas que tenían palomas mensajeras, compré un par y de ahí empecé y no paré más. Cuando no estuve mi mamá me las atendía. Desde que retomé la actividad no la dejé más, soy el mayor del grupo”.

La asociación sanrafaelina se llama “Mensajeros del Aire”, la integran unos quince aficionados, y a su vez la misma forma parte de la Federación Colombófila Argentina, “que entre otras cosas nos provee de los anillitos todos los años, porque cada año cambian de color y cada paloma tiene su cartilla que es como un DNI, que lleva el nombre del colombófilo, la ubicación del palomar, el color de la paloma, sexo, en qué pata está anillada y a su vez,  nosotros tenemos un carnet que también nos provee la asociación”.

La paloma mensajera, perteneciente a la especie Columba Livia, fue introducida desde Europa, inicialmente con fines militares. Esta especie, que tiene su origen en Bélgica, se caracteriza por su sentido de la orientación y su gran capacidad atlética.

“La especie se ha ido puliendo desde antes de Cristo, por medio de cruzas. Los romanos, los griegos, empezaron a hacer todo eso. Los iraníes también y las empezaron a largar de un lado y de otro, y veían que las palomas volvían. Después llegaron a los países bajos, Holanda y Bélgica, donde ellos con un poco más de inteligencia las empezaron a cruzar con otras variedades que  tenían y de ahí nace la Colombofilia: (Colombo: paloma y filo: amor en griego) amor por las palomas” explicó el presidente de la asociación.

Con los años, se fue dejando de lado su objetivo principal que era el traslado de mensajes de un lugar a otro, y los colombófilos comenzaron a practicar con ellas competencias entre palomas mensajeras, una actividad que se ha difundido en todo el mundo. El cuidado de las alas y en especial de las plumas es un factor fundamental dentro de esta disciplina, considerada un deporte.

Cada paloma, cuenta con un anillo que la identifica desde su nacimiento. Cuando empieza a competir, se le agrega un segundo anillo de goma, que permite cronometrar los tiempos de vuelo durante las carreras. “El primer anillo se coloca a los 7 u 8 días que nacen y el segundo cuando está preparada para una carrera, esto ocurre recién a los 6 o 7 meses de vida después que cambian todas sus plumas".

"Se hace siempre una planilla en donde se detalla, desde dónde vamos a correr, la distancia, la fecha, el número del anillo y el número de goma”.

Y continuó diciendo “actualmente contamos con un reloj que ha sido construido para este fin, para tomar el tiempo de que demora la paloma en regresar a su palomar. Pero antes nosotros los fabricábamos de forma casera, era un reloj despertador, le hacíamos una cajita de madera y con una tablita de madera abajo del reloj donde gira el minutero, tenía una pequeña esponja y eso te lo frenaba y le dábamos cuerda. Entonces solo podíamos marcar a una paloma, ahora con este reloj podemos marcar el tiempo hasta 14 veces”. 

Las carreras consisten en liberar las aves a grandes distancias de sus palomares y ver que paloma llega primero. En competencia, las palomas mensajeras alcanzan velocidades que van desde los 80 hasta los 120 kilómetros por hora.

“Se llevan las palomas en un transporte y se sueltan en el punto elegido y desde allí deben regresar a su palomar.  En el caso mío y de mi hijo (Nicolás) ganamos la carrera anterior de 600 kilómetros que es desde General Pinto, provincia de Buenos Aires hasta aquí. En el día llegó una solita, que fue una de mi hijo” contó Eduardo.

Se desconoce a ciencia cierta cuales son los métodos de orientación que utilizan, pero lo cierto es que ellas regresan, si no tienen ningún altercado, siempre a su hogar. “Hay al menos cinco teorías, la más cercana a la realidad es por el magnetismo de la tierra, por las ondas electromagnéticas. Cuando uno suelta a la paloma se eleva alto para orientarse y hay una onda que le determina hacia donde tiene que volar. Después hay otra teoría que dice que la paloma tiene un olfato especial, los cuatro puntos cardinales tienen su viento y cada uno cambia el sabor y la paloma lo capta, el ser humano no. Entonces la paloma sabe hacia dónde la llevan, por más que vaya en una jaula cerrada y no necesita de la vista para orientarse”.

“Lamentablemente, algunas no llegan, justamente las carreras se hacen para ver su desarrollo mental y resistencia física. Por otra parte sus enemigos: las águilas y los halcones, que siempre están en lo alto, cuando se largan desde lo más alto las cazan, otras con mayor destreza descienden y ya no pueden ser capturadas por ellos” destacó.

Las aves desarrollan diferentes rutinas de entrenamiento según el momento del año y la proximidad con las competencias, pero Eduardo asegura que el éxito de su rendimiento también está ligado a la genética de cada ave. “Al principio las trasladamos, las llevamos alrededor del palomar, me las llevo al fondo de la finca un kilómetro, luego a cuatro, después a Monte Comán y  después a la escuela de La Orqueta, y luego a Buenos Aires”.

“Le sacamos crías a los que anduvieron mejor en los campeonatos, eso no garantiza que todos los hijos sean como ellos, a cada uno le sacamos cuatro pichones. De los cuatro quizás sirva uno. Al momento de examina un ejemplar se tienen en cuenta el brillo y los círculos de los ojos, las plumas, la estructura ósea”.

En su palomar, las aves están sectorizadas, las que compiten, las reproductoras que van sacando pichones, “yo voy armando las parejas según mi gusto y me ha funcionado” (risas).

Asimismo se refirió a la importancia de una buena alimentación y limpieza del palomar, “las palomas que corren tienen una alimentación especial, diferente a las que no lo hacen. El alimento lo preparamos nosotros, consiste en una mezcla de maíz, trigo, sorgo y girasol, mientras que a las que corren se les agrega arroz, aceite de oliva y azúcar negra, que les da proteínas y energía”.

Llegando al final de la entrevista resaltó que estas palomas pueden llevar en la cápsula que se coloca debajo del ala, mensajes de hasta 25 gramos, esto representa una hoja de cuaderno. Pero afirmó apenado, que lamentablemente son utilizadas también para el traslado de droga, debido a que no puede detectarse por donde pasará, para atraparla antes.

“Para el colombófilo de alma es una emoción muy grande ver llegar a tu paloma. Tengo una paloma que no me pertenece que llegó a mi palomar y estoy buscando a su dueño. Es una buena paloma y está sana, pero la quiero devolver porque no es mía y porque seguramente para su dueño sería una alegría recuperarla”.

Por último destacó que a lo largo de todos sus años de actividad, ha ganado muchos premios  el año pasado 9 y mi hijo 3. Y manifestó que su esposa siempre lo ha acompañado en esa pasión, al igual que sus hijos, "a Nico, mi hijo y una de mis nietas le gusta la actividad y a mi hija que vive en Estados Unidos tambien, pero ella ya no corre".