Andrés Stornini es un andinista sanrafaelino en el que a través de su libro ‘Cumbres Calientes’ representa sus vivencias en la montaña y en la naturaleza.
30/1/2022
Cumbres Calientes es el libro de Andrés Stornini, un sanrafaelino apasionado por las montañas y la naturaleza. A sus 76 años escribió su primer libro sobre sus aventuras dentro del andinismo acompañado de la amistad y la familia.
La pandemia del Coronavirus le dio ese último empujoncito para poder plasmar aquello que tanto ama, sus aventuras escalando cerros y montañas…escalar ya solo es un decir cuando predomina el respeto y el amor por la naturaleza, para él es mucho más que eso.
Dialogamos con Andrés Stornini sobre ‘Cumbres Calientes’, esta obra sobre las vivencias del sanrafaelino en su juventud.
El libro es un compendio de las aventuras vividas por Andrés y desarrolladas durante el Festival de la Nieve en el valle de Los Molles, detalles y peripecias ocurridas en los ascensos de los cerros de La Horqueta, Las Leñas y el último cerro más astral del mundo superior a los 6.000m, Marmolejo.
Algunas de las experiencias cercanas con extraterrestres: el ‘Cigarro Volador’ en Valle Grande; el ascenso al Sosneado y en medio de todo aparecen algunos encuentros románticos en las termas del Sosneado, La Huencó y estancia El Cepillo en Tunuyán.
“Siempre fui un apasionado de leer, he leído mucho en mi juventud, allá con el tesoro de la juventud me fascinó. Comprendí el valor simbólico de las letras, siempre me atrajo la curiosidad y la investigación. El libro de los Porqué de la aventura Tom Sawyer es un final clave, ahí desencadenó todo”, comenzó.
Sobre cómo fue alimentando ese amor por las montañas expresó: “Apareció un loco de los huesos, Humberto Tito Lagiglia, que mostraba el camino a seguir, colmaba toda mi imaginación y curiosidad con su conocido pluri científico de la naturaleza en calle Moreno al 150”.
“Empezamos con las excavaciones en la Ruta del Indio en Rincón del Atuel, semanas pasábamos excavando y bañándonos todos los días en el canal Canoa. Recuerdo el descubrimiento de la momia en la cueva, una bolsa de porotos finalmente entretejida por aborígenes con influencia arcaica, finalmente el Club Andino El Pehuenche. Ahí Juan Carlos Tretrop, Enrique Soler y todos los integrantes de ese magnífico club que en la década del 60-70 fue abanderado del deporte andino en todo Mendoza, trascendiendo internacionalmente también”.
A Cumbres Calientes Andrés lo define como “mi amor a la aventura, el deporte, lo romántico y sobre todas las cosas el amor a las montañas”. Andrés era integrante del Club Andino El Sosneado.
Una de sus experiencias más fantásticas se encuadra en bajar el Pozo de las Ánimas en Malargüe, una dolina, originada por la disolución de los depósitos subterráneos de rocas como el yeso, por efecto de las filtraciones de las capas freáticas subterráneas, que producen hundimientos y derrumbes del terreno, conformando grandes pozos de forma cónica y circular.
“Todo nació de José ‘Pepe’ de Lavale, apareció un día, teníamos las oficinas en el pasaje Mariani, nos reuníamos casi todas las noches e iban las parejas, primero teníamos la reunión de la comisión directiva y después se hablaba de excursiones y comíamos algo. Era un club de reunión, de reunión familiar, no se bailaba ni nada, era charlar. Fue en la mañana, fuimos el día sábado y empezó a nevar, bajamos unos 25 metros y nos volvimos. Dijimos: lo hacemos el domingo.
“Al otro día a las 9 de la mañana estábamos ahí, antes avisamos a gendarmería, ellos nos acompañaron hasta el borde del pozo. Bajamos, se le ocurrió a Pepe poner un rollo ruberoide, lo extendimos y arriba le pusimos la soga porque había mucha cantidad de piedra y tierra. Nos sirvió para la primera parte porque el pozo se va diluyendo el yeso, el agua trabaja y va comiendo. En lo mejor que estábamos empezó a nevar, estábamos abajo, llevábamos una cámara y la atamos con una soga y fuimos a un lado del pozo y del otro lado del pozo y la llevamos al medio. Cada un metro le habíamos puesto una marca roja, para ir midiendo la profundidad, cuando empezamos a bajar la soga, ahí contamos 30 metros de profundidad”.
“Cuando estábamos en lo mejor empezó a nevar, la soga que llevábamos es una soga de caña que se había escarchado, con la nieve se nos caían las piedras en las manos y en la cabeza, se nos rompieron los cascos. Llegamos afuera, estaban los cuatro gendarmes y nos dicen: ¿Quieren que hagamos algo emotivo? les dijimos que sí. Cantamos la marcha a San Lorenzo… Los cuatro soldados firmes cantando, nosotros y la nieve cayendo”, relata Stornini emocionado.
A sus 76 años sigue escalando cerros, “lo último que hice con mi hijo en Malargüe hará un mes atrás, se llama cerro Chihuido Chico, está a 20 kilómetros de Malargüe. En tres horas lo subimos, de tres a seis de la tarde, siempre que puedo me voy y me hago un cerrito, ando por la montaña, la actividad no la dejo”.
El libro está disponible en el Anticuario ubicado en calle Olascoaga; en calle Ortiz de Rosas al 400; y en Abisko ubicado en calle Ameghino al 226.