de

San Rafael Opinión

“No elegir, también es una elección y nos hace responsables de la realidad”

Por Lic. Alejandro Kachurovsky 

Lunes, 26 de Diciembre de 2022

26/12/2022

Para Sartre el ser humano está condenado a ser libre, porque desde que posee conciencia está obligado siempre a hacer elecciones, incluso cuando elige “no elegir” está tomando una opción. 

Esto viene a colación porque la población en su cansancio plantea el descreimiento total en la política, aunque indefectiblemente es parte de ella y es el pueblo el que decide a sus representantes.

La responsabilidad cívica es un derecho conseguido por la lucha de centenares de hombres, pondera una nación democrática por encima de una anarquía irrelevante e irresponsable.

Debemos elegir, pensando que nuestra decisión afectara no solo a nosotros como individuos, sino como comunidad. Pensar en implosionar el sistema político actual en vez de mejorarlo a través de métodos democráticos solo conlleva a comprar espejitos de colores.

Somos lo que elegimos, debemos escuchar propuestas, interiorizarnos sobre los candidatos y no quedarnos con la etiqueta del paquete. El ser democráticamente responsable significa dejar de lado la indignación para dar lugar a la esperanza de un cambio y bienestar. Este debe ser nuestro motor para motivarnos hoy en día en estos momentos de crisis.

El ultimo mundial nos dejó un ejemplo claro a nivel deportivo y de grupo, el cual puede ser llevado a cualquier plano social: confiar en nuevas personas, aunque no tengan todas las credenciales que supuestamente los hacen más efectivos.

Porque en definitiva lo que debemos buscar es la fuerza, las ganas, la preparación y la convicción de servir al departamento de San Rafael. Por eso se debe refutar la frase: “Más vale malo conocido, que bueno por conocer”.

Lo nuevo puede ser muy bueno, la oxigenación es necesaria y si bien el tango de Gardel dice: “que es un soplo la vida, que 20 años no es nada”, en la gestión pública 20 años es una eternidad y necesita un recambio porque los vicios se hacen grandes y se pierde el valor institucional.

Esto es un llamado a salir de la zona de confort y arriesgarnos como sociedad, porque todo cambio al final del cambio puede traer un bien mayor.