13/7/2023
A qué sanrafaelino no le gusta transitar la Ruta 150 rumbo al oeste , las tortas fritas de la Villa 25, los paisajes maravillosos de Los Reyunos, El Tigre o Agua del Toro, todo es asombroso en ese sector del departamento, si hasta nos da el privilegio de poder recorrer uno de los caminos más antiguos de nuestra tierra, son solo 300 metros, es de tierra y se encuentra bajo la sombra de árboles centenarios que le aportan su propio microclima, me refiero a la que popularmente se llama la Calle Vieja de la Villa.
En primavera y verano el verdor y la frescura invaden al visitante, hoy en un mediodía de invierno, las hojas caídas y los troncos desnudos muestran la preparación para un nuevo ciclo natural sin perder su encanto.
Ubicada en el Km 4,5 de la Ruta 150 donde termina la bajada de los antiguos caracoles, es decir, al pie del flamante Portal de ingreso a este precioso valle. Recorrerla, como viniendo desde el oeste, se ingresa por una salida del asfalto muy simple y al hacerlo directamente nos encontramos en un mundo vegetal que obliga a detenernos, el recorrer allí nos remonta a estar pisando un camino de más de dos siglos de uso, sí, de los tiempos anteriores a la fundación del Fuerte de San Rafael.
Hay antiguos relatos que describen la huella por la que se unía al asentamiento fundacional de San Rafael con Buenos Aires y a esa huella pertenece la Calle Vieja, los borrados caracoles, seguía por donde está actualmente la Rotonda del Cristo y de allí hacia el este, la trayectoria iba paralela al Río Diamante por su margen izquierda hasta cruzar el Río Desaguadero y pasando por Villa Mercedes en San Luis se llegaba a Buenos Aires.
No hay dudas que por allí anduvo la Cacica María Josefa Roco y sus pehuenche y hasta el Comandante Telles Meneses; más reciente en el tiempo pioneros como Pío Ara, Ballofet y hasta el mismísimo Rodolfo Iselín con el traslado a la Colonia Francesa la transitaron. Por allí se trasladaba lo extraído de la cantera de mármol existente cerca de Los Reyunos hacia la estación del ferrocarril de Capitán Montoya con destino a Buenos Aires, corroborado con el testimonio que hace un año nos diera el notable vecino de la Villa Don José Martínez describiéndo “.... que una vez, en la década del 50 se logró extraer un bloque de mármol de 40 toneladas el que fue transportado en una chata (carruaje de carga de grandes dimensiones) tirada por varias decenas de mulas pasó por allí hacia la estación en un viaje de muchas jornadas....”. Sin dudas que ese evento pasó por la Calle Vieja.
Todo eso viene a la mente cuando se caminan esos históricos 300 metros. A mitad del recorrido se llega a un árbol muy particular, un centenario Carolino que con sus 5,70 metros de perímetro del tronco y más de 25 m de altura, datos surgidos del Concurso del Arbol Más Antiguo de San Rafael realizado en 2022, impone su presencia para admiración de los que disfrutamos de nuestra flora majestuosa.
El ciudadano que presentó ese ejemplar al concurso mencionado adjuntó en esa oportunidad, datos históricos sobre la Calle Vieja de la Villa mencionando un párrafo de Don Alberto Gramajo (1919-2008) poeta y escritor por adopción sanrafaelino, cuando al inicio del presente siglo se refirió a esta calle en su obra Historias de la Villa Vieja, edición de Octubre de 2003 escribiendo “....Desde antes, mucho antes de las voces fortineras, la faldita de la Calle Vieja- como la llamaban los vecinos de este paraje sanrafaelino- era el regazo de Otoños y Primaveras, del verdor estival, de escarchas, del pedrerío brilloso, de la hierba aromosa, es sauce llorón, el tamarindo, el carolino, la calandria y el churrinche, el chañar, el tomillo y el piquillín.
El tiempo, todos los tiempos, que dan formas, que modulan estructuras, que cambian tonalidades,variaron las rúbricas de la Calle Vieja, le quitaron el giro de las lomitas y sus caracoles, le taponaron las curvas, le achicaron el tramo, apenas le dejaron una falda que encaja hacia un rincón y señala una distancia escondida.....”
Y en otro párrafo, su pluma dibuja:
“....¿De dónde, por quién, cuándo, en qué tiempo nació tu nombre de Calle Vieja? Quizá el día en que te desdibujaron los barrancos laterales o cuando cruzaron tu huella para darle paso al asfalto....”
Sí, recorrerla es prosa, es poesía, es un bálsamo para la vista y la memoria profunda, aquella que nos recuerda nuestra amplia historia completa, porque cualquier momento de ella nos lleva a recordar a nuestros antepasados quienes por ese antiguo camino nos permitieron llegar al presente que disfrutamos con orgullo.
Una curva a la izquierda nos va mostrando la salida mientras vemos la arboleda a ambos lados en este inicio de invierno, mientras en el suelo se esparcen las hojas que traen el color del otoño que hace pocas semanas nos dejó. La imágen que se observa es la de un maravilloso paisaje que se vuelve tridimensional mientras nos desplazamos a un punto de fuga hacia el oeste el que nos obliga a dejar atrás la experiencia de haber recorrido nuestro pasado en tan solo 300 metros, mágicos 300 metros de la Calle Vieja de la Villa.