Por Enrique Mario Barrera
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El Turismo de Carretera, es la categoría de automovilismo con mayor antigüedad del mundo; la más popular de la Argentina, que ha sabido unir generaciones con la misma pasión detrás de un deporte.
En sus inicios el recorrido de sus carreras cubrían grandes distancias, uniendo provincias por caminos de uso público; también tuvo alcance internacional como La Dos Océanos que unió Buenos Aires con Chile en 1965, la legendaria Buenos Aires-Caracas de 1948; pero, sin dudas, que la más famosa carrera que efectuó fue el Gran Premio de 1949.
Ese evento tuvo un recorrido de 11.035 kms en 12 etapas pasando por 11 provincias de nuestro país, saliendo desde Isidro Casanova en la provincia de Buenos Aires llegando en el primer capítulo a Comodoro Rivadavia; los siguientes finales de etapa fueron Río Gallegos, Río Mayo, Bariloche, Zapala, Mendoza, La Rioja, San Salvador de Jujuy, Resistencia, Puerto Iguazú, Paso de los Libres y Buenos Aires.
En la línea de largada se ubicaron glorias del automovilísmo argentino como Oscar Galvez, múltiple campeón de la categoría corriendo siempre con la marca Ford; Juan Manuel Fangio representante de Chevrolet, siendo esa la última carrera que corrió en Argentina en TC puesto que viajó a Europa donde llevó a cabo su maravillosa trayectoria logrando 5 títulos de Campeón del Mundo de Fórmula 1; Juan Galvez, a la postre ganador del Gran Premio, lo que le permitió obtener el campeonato de Turismo de Carretera de ese año.
Esos 3 corredores llevaban los número 1, 2 y 3 pintados en sus autos y los primeros diez se completaron con el 4 Eusebio Mansilla, el 5 de Daniel Musso, 6 de Esteban Fernandino, 7 de Angel Lo Valvo, 8 del puntano Rosendo Hernandez, 9 de Domingo Marimón y el 10 del alvearense Víctor García.
De ese resúmen general pasamos ahora al día que se corrió la Sexta Etapa, Zapala- Mendoza, ese día, 15 de Noviembre de 1949, la extraordinaria carrera pasó por San Rafael; la espectativa creada y la avidez de los habitantes de la región se dieron cita al costado de los caminos por donde pasó.
Uno de los lugares más atractivos, sin dudas, debe haber sido La Cuesta de Los Terneros; entre los miles de espectadores que vieron pasar a los competidores, uno documentó con fotografías a la competencia, don Amilcar Ignacio Romero, quien ese día tomó las imagenes que ilustran el presente artículo.
Amilcar, vecino sanrafaelino que supo documentar momentos históricos de aquellas décadas de los años 40 en adelante, nos dejó como legado estas vistas del evento de automovilismo más importante que pasó por San Rafael, ubicado en una curva y contracurva de nuestra Cuesta de Los Terneros.
A quienes nos gusta el automovilismo, ver estas fotografías nos permiten analizar muchos pormenores de tal evento, así vemos como se hacía ese deporte en aquella época a partir de autos de calle convertidos en verdaderos bólidos recorriendo caminos bastante primitivos de tierra y ripio con acantilados en muchas partes del recorrido; varias imágenes permiten aprecia la potencia que los impulsaba, principalmente a la salida de una curva.
También observamos la poca aerodinamia que poseían teniendo en cuenta que eran vehículos diseñados para uso diario, poco tiempo después el diseño modificó sus formas dandole paso a la época de las “cupecitas” con lo que el TC llegó hasta finales de la década de los 60.
Realmente valientes fueron estos corredores recorriendo 11.035 kms en 104 horas y media (tiempo del ganador, Juan Galvez) a un promedio de 105,5 kms/hora por rústicos caminos de entonces, soportando lluvias, barro, caminos cortados y polvo levantado, lo que hizo que de los 120 competidores que largaron solo llegaron 21 al final de la competencia.
Noviembre de 1949, mes de la realización del evento de TC más importante de la historia de la categoría y dentro de ese tiempo destaca el día 15 como la jornada donde San Rafael fue protagonista porque por sus caminos pasó la carrera de autos más notoria de la Argentina y un sanrafaelino estuvo allí para documentarlo.
• Fotos: Amilcar Ignacio Romero (1929-2023)
• Las fotos fueron cedidas por su hija Yalda Miriam Romero al autor de la nota (Gracias Yalda y Familia por tanta generosidad)