El director de la cárcel habló sobre la filtración de los videos: “Traían problemas de la calle”

04-05-2018

Días atrás, la filtración de videos en que se aprecia a dos internos de la cárcel de San Rafael siendo amenazados, humillados y torturados por otros presidiarios suscitó alerta por la visible violencia dentro de la Penitenciaría y, además, por el uso impune de teléfonos celulares, posesión de armas y consumo de sustancias.

Este jueves en diálogo con Radio M, el director de la cárcel, Roberto Mango, se refirió por primera vez a las crudas imágenes y describió al incidente captado como un producto de “problemas de la calle”, que, indicó, son “comunes” dentro del centro, pero que siempre son debidamente tratados y no suelen revestir “gravedad”.

En este caso particular, explicó el funcionario, los agredidos eran ingresantes primarios, y terminaron casualmente dentro de una celda (“donde el personal carcelario no tiene visibilidad”) con conocidos de afuera, con quienes existen disputas no esclarecidas.

Sin embargo, agregó Mango, luego del hecho -que aparentemente ocurrió hace más de un mes- los dos internos agredidos pidieron un cambio de alojamiento por “problemas”. Y el desplazamiento fue concretado (uno de ellos, incluso, ya fue liberado). No obstante, dijo el funcionario, nunca fue mencionada la grabación del video.

Sobre el indemne uso de celulares en el interior de la penitenciaría (que está prohibido por reglamento), Mango reconoció que existe un problema endémico que afecta a “todas las cárceles del país”. Sin embargo, manifestó, se realizan controles permanentes para impedir la entrada de celulares y para secuestrar los que ya estén dentro de los pabellones. Pero el conflicto, admitió, es difícil de controlar.

La penitenciaría, contó Mango, tampoco cuenta con un detector que facilite la tarea. Según explicó, los dispositivos de control son “caros” y “poco confiables”, y ya existen experiencias negativas al respecto en la cárcel local. Las compras de aparatos más sofisticados, comentó, se ve opacada por la urgencia de las “prioridades”.

Entre estas prioridades, Mango nombró la imperiosa necesidad de descomprimir la fuerte sobrepoblación de internos. La cárcel de San Rafael, recordó, tiene capacidad para 320 personas, pero hoy hay alojados allí 480 presidiarios; un exceso de 160 presos.

La cárcel, resumió el director, está comprometida con la “preservación de la vida” de los internos, y mantiene su objetivo de lograr una reinserción social sana: a través de sus talleres de laborterapia, educación y capacitación para el trabajo.

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