El inicio de semana trajo consigo un colapso en el tránsito fronterizo entre Argentina y Chile, con demoras que alcanzaron hasta 7 horas en el complejo Los Libertadores, principal punto de ingreso al vecino país. En el sentido inverso, el regreso a Mendoza a través de Roque Carranza tampoco estuvo exento de complicaciones, con esperas de 2 horas en los controles aduaneros.
El flujo turístico, especialmente en temporada de vacaciones, sigue siendo la principal causa del congestionamiento. Durante el domingo, día clave por el cambio de quincena, más de 8.000 vehículos cruzaron en ambas direcciones por el paso internacional. Sin embargo, este lunes, las filas en la Ruta 7 se extendieron por más de 2 kilómetros, obligando a los conductores a armarse de paciencia desde la madrugada.
A las demoras habituales se sumaron factores como la disponibilidad limitada de ventanillas en la frontera chilena y los rigurosos controles en Roque Carranza, donde se inspecciona la mercadería traída desde Chile. En algunos momentos, las autoridades locales habilitaron paradores en Uspallata para ordenar el tránsito y aliviar la espera.
Entre mediados de diciembre y la primera semana del Año Nuevo, más de 35.000 personas cruzaron por Los Libertadores, atraídas por el cambio favorable y las playas del Pacífico. Ante esta creciente demanda, las autoridades chilenas han incrementado su personal aduanero e implementado la automatización del trámite de admisión temporal para vehículos particulares, buscando agilizar el ingreso.
Mientras que el domingo el tiempo de espera para cruzar hacia Chile era de apenas media hora, este lunes por la mañana alcanzó entre 4 y 5 horas. En el retorno hacia Mendoza, la situación fue más manejable, con demoras que variaron entre 20 minutos y 2 horas, dependiendo del horario.
Para los miles de argentinos que eligen la costa chilena para vacacionar o realizar compras, el cruce fronterizo sigue siendo un desafío impredecible. "Salís de vacaciones y lo primero que necesitás es paciencia. Sabemos que estas filas son parte del paquete", comentó resignado un conductor que esperaba en la ruta.
Con el aumento del turismo estival, se espera que los organismos de ambos países continúen ajustando sus estrategias para mitigar el impacto del congestionamiento, aunque las largas filas parecen inevitables mientras dure la temporada alta.
Fuente: Diario Jornada