El joven, cuya identidad no fue revelada, viajó junto a un acompañante hasta el municipio de Talavera de la Reina con el único propósito de escalar la imponente estructura; su cuerpo sin vida fue hallado a horas de la mañana del domingo
El joven, cuya identidad no fue revelada hasta el momento, se encontraba acompañado de un compatriota de 24 años cuando cayó al vacío mientras trepaba el puente de Talavera de la Reina, también conocido como Puente Castilla-La Mancha, ubicado a 110 kilómetros al suroeste de la capital de España.
"Ambos habían venido a Talavera para subir al puente y crear contenido para redes sociales, un viaje que se terminó saldando con este nefasto y triste desenlace", afirmó la concejal de Seguridad Ciudadana del municipio, Macarena Muñoz. Momentos después del incidente, efectivos de la Policía Nacional y Policía Local y bomberos de Talavera así como una ambulancia se hicieron presentes en el lugar, dieron con el cuerpo del muchacho y constataron su fallecimiento.
Según la prensa española, las fuertes lluvias caídas en Talavera podrían haber contribuido a sellar el destino del joven de 26 años, ya que dejaron resbaladiza la superficie de esta imponente construcción. Un portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores del Reino Unido dijo al medio británicoThe Guardian: "Estamos apoyando a la familia de un joven británico que murió en España. Nos encontramos también en contacto con las autoridades locales".
Con 152 cables metálicos e impresionantes vistas sobre el paisaje circundante, el puente de Talavera atrae desde hace tiempo a amantes del riesgo, 'influencers' -entre ellos, el reconocido youtuber local Guille What- y creadores de contenido que deciden treparlo aunque no esté permitido hacerlo. "Está totalmente prohibido y (...) hemos reiterado en multitud de ocasiones que no se puede hacer bajo ningún concepto", subrayó Muñoz esta mañana en declaraciones a medios locales.
A raíz del accidente, el portavoz del Gobierno local, Jesús García-Barroso dijo que estudian implementar medidas de seguridad, como la instalación de cámaras en las inmediaciones del puente. Contemplan además abrir causas judiciales en el futuro contra aquellos que intenten escalar la instalación pública.
En julio de 2023, el escalador urbano francés Remi Lucidi, conocido por sus temerarias acrobacias en rascacielos, murió tras caer al vacío desde el piso 68 de un edificio en una zona residencial de Hong Kong. Lucidi se encontraba en el complejo Tregunter Tower cuando aparentemente se precipitó desde una cornisa.
Según precisó The Guardian, el también influencer visitó el complejo mencionado a fines del mes de julio e ingresó a este diciendo que iba a visitar a un amigo en el piso 40. Una vez dentro, tomó el ascensor hasta el piso 49 y luego utilizó las escaleras exteriores para intentar alcanzar la terraza.
De acuerdo a la versión recogida por medios locales, el joven se habría atascado cuando realizaba un truco y luego se precipitó al vacío. La última persona que lo vio con vida fue una empleada de limpieza que dijo que escuchó al acróbata gritando efusivamente y pidiendo ayuda. La mujer, asustada, llamó a la policía.
Cuando las fuerzas se seguridad arribaron al lugar de los hechos, se encontraron con el cuerpo de Lucidi tendido sobre el patio de un bloque de apartamentos en el área de Mid-Levels. Oficiales recuperaron su tarjeta de identificación y una cámara deportiva con grabaciones antiguas de acrobacias realizadas por su persona.
El escalador francés, conocido por el sobrenombre "Remi Enigma", había comenzado a ganar popularidad a nivel mundial por sus atrevidas hazañas en 2016. Con el correr de los años, acumuló un gran número de seguidores en diversas redes sociales -principalmente Instagram-, donde compartía metrajes de sus proezas.
Tras tomar conocimiento de la noticia, sus seguidores lo lloraron a través de las distintas plataformas que frecuentaba. Lucidi publicó por última vez una foto de la vista nocturna de Hong Kong hace una semana y etiquetó la ubicación como Times Square, en el distrito comercial de Causeway Bay.
Fuente: LA NACION