José Gregorio Hernández y Carmen Rendiles fueron canonizados en la Plaza de San Pedro junto a otras cinco figuras religiosas.
Un momento muy emotivo e importante se vivió este domingo en la Plaza de San Pedro de Roma, cuando el papa León XIV canonizó a siete nuevos santos, destacándose entre ellos los venezolanos José Gregorio Hernández y Carmen Rendiles, quienes se convirtieron en los primeros santos de Venezuela.
El "médico de los pobres", José Gregorio Hernández, y la "carismática fundadora" Carmen Rendiles fueron elevados a los altares junto a otras cinco figuras religiosas ante miles de fieles que presenciaron la ceremonia.
En la ceremonia se leyeron las biografías de los siete beatos, pidiendo que sus nombres fuesen inscritos en el libro de los santos, tras lo cual el Papa leyó la fórmula en latín para la canonización, recibida con un fuerte aplauso.
El pontífice sostuvo que la fe "sobresale" frente a grandes bienes, ya que "sin fe pierden el sentido". Además, León XIV subrayó que los nuevos santos no son "héroes" ni "paladines de un ideal cualquiera", sino "hombres y mujeres auténticos".
A este gran acto acudieron cerca de 55.000 peregrinos, según informaron las autoridades locales. Entre ellos, miles lucían con orgullo el tricolor venezolano, y camisetas y gorras con el rostro de José Gregorio Hernández y la imagen de Carmen Rendiles resaltaban entre las delegaciones internacionales.
En esa misma ceremonia, el papa León XIV también canonizó a otros cinco santos: el arzobispo Ignacio Choukrallah Maloyan, mártir armenio asesinado durante el genocidio de inicios del siglo XX; Peter To Rot, laico de Papúa Nueva Guinea ejecutado en 1945; las religiosas italianas Vincenza Maria Poloni y Maria Troncatti; y el laico italiano Bartolo Longo.
La tradición impone que para ser canonizado sea necesario haber realizado dos milagros, llevar fallecido al menos cinco años y haber llevado una vida cristiana ejemplar.
El papa León XIV cerró la homilía pidiendo que el ejemplo de los nuevos santos inspire a las comunidades en la vocación hacia la santidad.