19-12-2017

Franco López, de 26 años, fue “fierrero” desde la niñez; un amante del automovilismo que anhelaba ponerse tras la bandera blanca y negra.

Hace cinco años, cuenta, se propuso buscar un lugar en Speedway. “Somos un grupo de amigos que siempre sigue la temporada, y yo les decía: ‘Este año me largo’”, evoca. Pero el objetivo le era esquivo, dice: “Por una u otra razón no se daba”.

Poco tiempo atrás, un amigo se acercó y le ofreció “un autito”. Franco le dijo que no tenía plata. Pero el amigo le replicó: “Llevátelo igual. Después arreglamos”.

Finalmente, este viernes, su ambición de niño se materializó. Tras un rejunte de fondos de compañeros y votos de confianza de algunos auspiciantes, López se sentó al volante de un Citroën 3CV.

 “Voy a lo cowboy”, afirmó antes de la carrera. Igualmente, se mostró confiado y motivado por el “pechazo” de los amigos y el “apoyo psicológico” de sus partidarios.

La primera experiencia no estuvo exenta de contratiempos. Cambios que no entraron y lo dejaron a mitad de la pista; falta de práctica; y poca experiencia, hicieron mella. Franco terminó en su serie, pero no pudo en la final.

“No estaba nervioso ni tenía miedo, pero sí estaba muy ansioso”, confiesa días después. “Fue muy improvisado, pero me largué a lo corajudo”. Hoy, comenta, espera impaciente la próxima fecha. El auto ya se prepara en el taller.