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San Rafael Entrevista Viernes, 31 de Marzo de 2017

Malvinas: Una herida que aún sangra

En el marco de un nuevo aniversario del comienzo de la Guerra de Malvinas, dialogamos con un hombre que estuvo allí, el Coronel Eduardo Sánchez. Cómo fueron los días en Malvinas, qué pasó después y mucho más.

Viernes, 31 de Marzo de 2017
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Fotos: gentileza Eduardo Sánchez - Jorge Gutierrez / Mediamendoza.com

Hoy se cumplen 32 años de aquel 2 de abril de 1982, cuando se produjo el desembarco argentino en las Islas Malvinas. Nuestro país buscaba recuperar la soberanía de esas tierras, que le habían sido arrebatadas hacía 149 años, por parte del Reino Unido y en el marco de una crisis política, económica y social, que vivía en Argentina.

Ese intento de recuperación les costó una guerra a los argentinos, cientos de muertos y una gran herida que nunca cerrará para quienes con heroísmo, valentía, pero sobre todo con amor por la patria, lucharon para recuperar nuestras Islas.

Fueron 73 días de combate, los últimos realmente cruentos, hasta ese 14 de junio que la bandera blanca flameo en lo alto, indicando el cese del fuego y de esta manera la rendición de las tropas argentinas. No pudo ser… Cientos de sensaciones invadieron a los argentinos, pero quienes más padecieron esa “derrota” fueron ellos, nuestros hombres, y esa herida que sangra desde aquel día y los acompañará el resto de sus vidas.

Hoy además de cumplirse un nuevo aniversario de ese hito, se homenajea a todos los veteranos y caídos en la Guerra de Malvinas.

En la entrevista de este domingo dialogamos con uno de los hombres que estuvo en la guerra, el coronel Eduardo Sánchez. Tenía 26 años cuando estuvo en el conflicto bélico como teniente al frente de 36 hombres de la división de la compañía de Ingenieros IX.

En una interesantísima charla nos contó detalles de cómo fue formar parte de ese momento, sus días en Malvinas y mucho más.

¿Cómo fue el momento en el que se enteró que tenía que estar en Malvinas?

En el año 1982 con el grado de teniente, estaba destinado en la compañía Ingenieros IX de colonia Sarmiento en Chubut. Teníamos formación a la 3 de la tarde y antes de esa hora nuestro jefe nos convocó a los cuatro oficiales de la compañía a su despacho, cerró la puerta y nos impuso un juramente para velar lo que nos iba a decir, desplegó sobre su escritorio una carta topográfica donde estaban las Islas Malvinas.

En principio pensábamos que se trataba de un ejercicio militar de los que tanto se hacían, nunca imaginábamos que tenía relación con la recuperación de las Islas Malvinas, nos impuso el secreto con la orden de operaciones. A partir de ahí teníamos 24 horas para que saliera la columna hasta Puerto Deseado, esto fue el 26 y el 27 de marzo cuando salió la columna hacia Puerto Deseado con todos los vehículos y el material de la compañía de Ingenieros IX que era mi unidad y el Regimiento XXV que también formaba parte de la guarnición Sarmiento. Estas dos fueron las primeras unidades del Ejército Argentino que tocaron el suelo de Malvinas junto con la infantería de Marina y los buzos tácticos, y los comandos anfibios llevaron a cabo la operación de desembarco que se llamó Virgen del Rosario.

A partir de ese momento comenzó el alistamiento del material y del equipamiento, no fue fácil armar una operación en 24 horas, con el condimento de que tenía que ni la familia, ni los soldados podían saber qué estábamos haciendo, entonces éramos todos un simulacro de un ejercicio.

Allí fue que salió la columna hacia Puerto Deseado, el resto del personal siguió preparando el material hasta el 1 de abril y después hubo un desplazamiento desde Sarmiento hasta Comodoro Rivadavia y de ahí salió un vuelo hacia las Islas Malvinas, hasta Puerto Argentino. Cuando llegamos todavía se estaba combatiendo en la casa del gobernador que era Rex Hunt, producida la rendición del gobernador se produce el retiro de la Royal Marine y a partir de ahí se iza la bandera argentina y así comenzó todo.

¿Qué pasó después?

Inicialmente pensábamos que iba a ser una operación a corto plazo, el motivo de esta recuperación fue obligar al Reino Unido a sentarse en una mesa de diálogo y a tratar el tema de la soberanía que luego fue excluido por el Reino Unido.

Al cumplirse 150 años del reclamo diplomático desde 1833 cuando los británicos invaden las Islas Malvinas, se produce la recuperación, por eso pensábamos que era una recuperación a corto plazo. Pero el 5 de abril parte desde Inglaterra la flota naval británica con destino a las Islas y a partir de ahí no hubo más posibilidad de diálogo.

Nosotros estábamos recuperando algo propio y los ingleses vinieron a invadir nuevamente nuestras Islas, después de varias oportunidades.

Pasaron los días, la flota se iba acercando y nosotros comenzamos a realizar la preparación territorial que era hacer las posiciones, los posos de zorros, los campos minados, los alambrados para impedir que se produjera el desembarco o que las tropas pudieran avanzar por tierra. Había que detenerlas o demorar el avance.

Teníamos muchas ilusiones porque se había emitido la resolución 502 de las Naciones Unidas que remitía el inmediato retiro de las tropas de las Islas Malvinas, pero esa resolución no se cumplió y era inminente el arribo de las tropas.

Así fue que comenzaron a llegar nuevas unidades a Malvinas, se conformó un gran dispositivo, eran 10.000 hombres los que estaban en Malvinas hasta fines de abril y primeros días de mayo.

Nuestro espíritu nunca decayó, no sabíamos cuando iba a terminar, pero si sabíamos que la operación sería limitada en el tiempo porque en un ambiente insular no hay muchas posibilidades de maniobras y  al tener a nuestras espaldas el mar, no había muchas posibilidades para moverse.

Lamentablemente no se combatió contra un país sino contra una potencia naval y aeronáutica apoyada por Estados Unidos que le posibilitó parte de la logística y misiles de última generación con alto grado de efectividad y otros materiales como visores nocturnos y equipos de comunicaciones, que nosotros carecíamos. Además tenían buques de la OTAN que fueron convocados para arribar a las Islas, en total eran 120 buques británicos los que arribaron.

Nosotros de todos modos fuimos reforzando nuestra posición defensiva con el correr de los días, y así llegamos al 1 de mayo donde se produjo el primer ataque inglés a las Islas, cuando llegó la flota británica formó un área de exclusión que fue un cerco de 200 millas donde todo lo que entrara en ese círculo debía ser batido por la flota británica. Un avión lanzó un bombardeo sobre la pista de Puerto Argentino, no logró destruirlo pero produjo las primeras bajas del personal de fuerza aérea y ejercito que estaba en carpas cerca de esa pista.

El 2 de mayo el submarino Conqueror bombardeó el Crucero Belgrano que navegaba en dirección Oeste fuera del área de exclusión impuesta por ellos, fue torpedeado y en 45 minutos se hundió, de los 1100 hombres que trasladaba, murieron 323. El 4 de mayo Argentina en una acción de represalia con una avión de la Armada se lanzó un misil de gran efectividad contra el Destructor Sheffield y logró hundirlo, o sea al cuarto día de producirse el cerco ya había dos barcos hundidos, ya no había posibilidades de ir marcha atrás y hablar la soberanía de forma diplomática. La guerra ya se había declarado.

¿Con el correr de los días, cómo continuaba ese espíritu?

El espíritu, la voluntad y la predisposición nunca decayó eso fue positivo porque el ambiente geográfico y el clima es tan hostil que a uno lo debilitaba físicamente, nos iba quebrando, de hecho hubo muchos que se enfermaron eran todos días de lluvia y el terreno es muy permeable en un pozo de 50 centímetros ya vierte el agua, uno vivía con la ropa mojada y dormía con la ropa mojada que no se alcanzaba a secar, porque cuando había sol era muy tenue.

Esto hacía que la salud sufriera las consecuencias, ahí se conoció el mal de pie de trinchera que afectó en un gran porcentaje a las tropas. Los pies al estar en contacto permanente con el agua y frío, la piel se empezaba a engangrenar, se ponía negra, se inmovilizaba la pierna y se produjeron muchas amputaciones. Eso sumado al hecho de vivir en esas condiciones tanto tiempo, desde el 1 mayo hasta el 14 de junio que se produjo el cese del fuego, fueron 45 días de vivir en un poso con agua y todo eso te va quebrando.

¿Qué pasaba con las provisiones?

Hay muchos hombres que estuvieron allí y que se victimizan respecto a cómo vivieron la guerra de Malvinas, quizás en el afán de destacarse, pero fue una guerra, no estábamos de turismo. Yo no comparto eso.

Durante el mes de abril recibíamos todas las cosas que nos enviaba la gente desde el Continente, llegaban las cartitas, de hecho yo tengo algunas, los chocolates, las petacas de licor y cigarrillos que el pueblo donó, la gente fue muy generosa y siempre vamos a estar agradecidos. Todo eso lo recibimos durante el mes de abril, pero en mayo cuando se produjo el cerco esa recepción se vio más restringida. Era más importante llevar comida, municiones, armamento y ropa que hacían a la logística de la guerra y eso era más prioritario que lo que nos pudiera mandar la gente. Pero las cosas llegaron en un principio.

Las municiones de los cañones pasaban hasta 50 kilos y debían ser transportadas en un Hércules, para que cuatro cañones pudieran tirar durante un día se necesitaba de un vuelo de un Hércules que debía transportar hasta 20 mil kilos de municiones.  

Muchos dicen que pasaban hambre o que no tenían el calzado adecuado, eso me da bronca, por supuesto que quizás no teníamos el mejor equipo o la ropa térmica que tenían los ingleses, pero teníamos nuestras camperas y botas, y como dije antes, el tema era la lluvia permanente que tampoco permitía que se secara la ropa.

En cuanto a la comida, cuando uno está en una posición defensiva ocupa entre 3 y 5 frentes, en Malvinas no se puede desplazar en vehículos, hay que hacerlo a pie o en moto, no hay caminos porque un vehículo de hunde, y la vegetación existente tampoco permite el paso. La comida se distribuía a pie bajo fuego enemigo, porque los ingleses bombardeaban constantemente, lo general era que todos comiéramos un plato de comida al menos una vez al día, y al que no le llegaba tenía las raciones de combate. Yo estaba a 150 metros de altura, donde hacíamos la vigilancia sobre el ingreso y salida de buques del estrecho de San Carlos y llevarnos comida en tachos hasta allá arriba no era fácil, a veces comíamos a la 1 de la tarde, otras veces a la tarde, pero no creo que hayan sido muchos los que estuvieron un día sin comer.

Quizás en los últimos días cercanos al 14 de junio, en los últimos combates, talvés muchos no comieron, porque los combates fueron más cruentos.

El momento más triste que recuerda

Para mí el momento más triste fue el 14 de junio cuando se produjo la rendición, porque si bien ya veíamos como iba a ser el desenlace final que era inminente, fue una gran tristeza cuando nos comunicaron que tenía que producirse el cese del fuego. Eso ya era inminente por la superioridad aérea que tenían los ingleses y quienes tienen superioridad aérea tienen el 50 por ciento de la batalla ganada.

Para mí fue ese el día más triste, por otro lado alegre porque se terminaba ese padecimiento y sabíamos que habíamos dado todo, con lo que teníamos y con lo que pedíamos. Se compensó la falta de tecnología con mucha voluntad, patriotismo y heroísmo.

Eso fue destacado por los mismos británicos, ellos escribieron un libro que se llama “No pic-nic” en el habla que no vinieron a un pic-nic, si no que dan fe que los argentinos los enfrentaron con heroísmo y que no les fue fácil ganar la batalla.

¿Qué pasó después?

Después de Malvinas, hubo una gran campaña que se dio en llamar desmalvinización, que hablar de Malvinas era un tabú porque habíamos perdido la guerra, eso fue terrible.

Recién el año pasado después de 34 años se reconoció al veterano de Malvinas, tuvo que pasar mucho tiempo para que el pueblo reconociera al soldado argentino, cosa que antes nunca había ocurrido.

Muchos ex combatientes después de Malvinas iban a buscar trabajo y por el hecho de decir que eran veteranos de guerra no se les daba trabajo. Toda esa campaña, los malos recuerdos, a uno lo acompañan toda la vida. Para quienes estuvimos ahí fue un antes y un después en nuestra vida, y para esta fecha se te remueve todo y nosotros que somos más viejitos tenemos que cuidarnos porque afloran muchos sentimientos y emociones.

No hay que olvidar que se perdieron  649 vidas en Malvinas y otras tantas después de Malvinas producto de depresión, de falta de contención psicológica, pero hay que tratar de sobrellevarlo como se puede.

¿Y su vida cómo continuó?

Yo continué en Colonia Sarmiento hasta fin del `82 y después me trasladaron a otro destino, y continué en carrera hasta que me retiré hace 7 años con el grado de coronel.

Los soldados conscriptos se fueron de baja después de la guerra. Otros siguieron hasta que se fueron de baja.

¿Volvió a ver a los hombres que tenía a su cargo?

Sí afortunadamente sí, desde el `99 se empezó a juntar un grupo de ex soldados residentes en Córdoba y se fueron sumando con el correr del tiempo. Hasta hoy todos los años se hacen esos encuentros en octubre para el feriado del 12 de octubre, en distintos puntos del país, con una convocatoria masiva.

A mí me tocó ser anfitrión hace dos años, vino gente de todo el país. Se hizo un acto en el monumento a los caídos en la rotonda del Cristo y un almuerzo que estuvo muy lindo.

Nos encontramos todos los años.

¿Volvió o volvería a Malvinas?

He tenido muchas posibilidades y de hecho muchos de mis compañeros han vuelto, pero aunque me encantaría volver y recorrer los lugares donde estuvimos, no quiero volver de la forma en la que hay que hacerlo. Con pasaporte como si fuéramos a un país extranjero.

Pedir autorización como si entráramos a un lugar que no es propio, y eso no es de mi agrado.

¿Qué representa la palabra Malvinas para usted?

En dos palabras `son argentinas´. Ojalá algún día vuelva a flamear el pabellón nacional porque son nuestras geológicamente, geográficamente, históricamente y jurídicamente, son argentinas y porque fueron nuestras. Los británicos las invadieron y dicen que son de ellos pero esto nunca será así.

Eso es territorio argentino. Eso en los colegios debe decirse siempre y contar toda la historia no sólo la parte de la guerra, y decir que un día un general se levantó con ganas de recuperar las Islas, eso no fue así, la recuperación tenía que hacerse porque tal como lo indica la doctrina de Estoppel en la que se establece que si uno luego de reclamar un territorio por vía diplomática no obtiene resultados, pasados los 150 años pierde todos esos derechos y en ese momento se estaba por cumplir el plazo a meses de perder todo, por eso había que recuperarlas antes de enero del ´83.

Toda esa historia debe ser contada también.