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San Rafael Entrevista Viernes, 14 de Setiembre de 2018

Madres de Pie: Cuando el dolor se convierte en una lucha

Graciela Bianchi, es la mamá de Florencia Peralta, la efectivo policial que fuera asesinada en el 2016 en manos de su ex pareja. Ella junto a otras madres de victimas de femicidio conformaron una asociación para evitar que ese tipo de hechos sigan ocurriendo.

Viernes, 14 de Setiembre de 2018
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Fotos: Jorge Gutierrez / Mediamendoza.com

16/09/2018

Corría septiembre de 2016, más precisamente un martes 13, cuando los sanrafaelinos y en particular los integrantes de la fuerza policial lamentaron el fallecimiento de la efectivo Florencia Peralta, víctima de un femicidio que habría sido perpetrado por su ex pareja Damián Ortega, con quien tenía un hijo de tan solo 2 años.

El hecho ocurrió aproximadamente a las 20, en instancias en las que Ortega aparentemente habría concurrido al domicilio de Peralta en calle Barcala de nuestra ciudad, para visitar a su hijo y en ese momento decidiría terminar con la vida de Florencia, intentando luego que la escena del crimen fuera la de un robo seguido de muerte. 

Pero ese mes estaría marcado para los mendocinos por otros tres femicidios perpetrados entre el 19 y el 24 de septiembre, que tuvieron como víctimas a Janet Zapata, Ayelén Arroyo y Julieta González, mujeres que vivían en diferentes departamentos de la provincia.

Lugo de compartir marchas y unidas por el dolor, Graciela Bianchi, madre de Florencia, junto a las madres de Julieta González y Janet Zapata formaron la asociación “Madres de Pie” para hacer frente a la violencia de género y los femicidios.

El pasado miércoles se cumplieron dos años del fallecimiento de Florencia y en ese contexto dialogamos con su mamá Graciela para interiorizarnos más sobre la asociación y la causa de su hijo que tiene dos detenidos Ortega, en la penitenciaría local y el africano Gassimou Barry, en domiciliaria a quien se le halló el teléfono celular de la víctima.

“La causa en la parte investigativa fue rápida, pero después se fue estirando. El teléfono y la computadora se perdieron y después apareció el teléfono. Ahora estamos esperando el resultado de la investigación del perito en geolocalización, para saber dónde estaba el teléfono en el momento del hecho, y de esa manera estar más cerca de saber quién asesinó a mi hija o si fueron dos las personas involucradas” comenzó diciendo.

Asimismo se refirió al perito, un profesional de Buenos Aires que cuenta con el equipamiento necesario para realizar ese tipo de peritaje y trabaja para la Universidad Tecnológica Nacional.

Sobre la responsabilidad que podría caberle a Barry, Graciela afirmó “yo no puedo decir ni que si, ni que no, hay cosas que no me cierran dentro de todo lo que se dice en las declaraciones, pero bueno… solo Dios sabe y será él y los jueces quienes juzguen. Mi trabaja hoy por hoy es otro”. 

Respecto a la justicia también dio su opinión “la justicia del hombre, por las casos que yo he visto todo el tiempo, me hace desconfiar un poco, pero bueno en el caso de mi hija voy a confiar que Dios va a tocar el corazón de cada hombre, de cada mujer que esté en los estrados para llevar la justicia a cabo”.

Y agregó “yo creo que en el lugar que estamos Dios nos ha puesto con una responsabilidad y la responsabilidad de ellos es juzgar en la tierra y si ellos no lo hacen conscientemente de lo que están haciendo, cómo están juzgando, después llegará el momento que Dios va a juzgarlo a ellos también”.

La joven policía era mamá de Augusto, quien actualmente tiene 4 años y quedó al cuidado de sus abuelos. Según Graciela su nieta crece feliz y contenido por toda la familia. “Es la hermosura mi vida, él está hermoso crece en paz gracias a Dios que lo sostiene y lo llena de amor, tiene una familia maravillosa que lo contenemos, lo abrazamos, lo besamos. Es el amor nuestro, es igual a su mamá, potenciado”.

Sobre “Madres de Pie” creada por Graciela, Susana González y Elizabeth Ávila  desde las ruinas de su propio dolor, para luchar contra la violencia de género y la violencia intrafamiliar, destacó “después de la muerte de Florencia comenzamos a salir a las calles y en coincidencia con las marchas del Ni una menos, con las madres de Yanet Zapata, Julieta Gonzales y Ayelen Arroyo, nos conocimos en esas caminatas e intercambiamos nuestros teléfonos. Al principio es tanto el dolor que uno tiene fuerzas para estar hablando del tema. Pero después con el correr de los meses nos unimos y conformamos Madres de Pie Mendoza que es la agrupación y estamos trabajando para que sea una ONG”.

“Actualmente nosotros trabajamos solas, pero con la colaboración de los Municipios porque no tenemos un grupo de profesionales con el que podamos trabajar como abogados, médicos, psicólogos y otros profesionales que contengan a las mujeres víctimas de violencia de género, por eso vamos haciendo convenios en los diferentes departamentos donde inauguramos lo que denominamos bancos rojos”.

Y continuó diciendo “ya se inauguró uno en Maipú y ahora otro en San Rafael con el propósito de concientizar a las mujeres de que la violencia existe, que somos parte de la sociedad y que tenemos que trabajar para que eso se termine, no es que se va a terminar de un día para el otro, pero creo que cada uno desde el lugar en el que estamos, en el entorno en el que estemos y tenemos con esas situaciones de violencia”.

“Además con Madres de Pie, damos charla en las escuelas secundarias, en los barrios urbano marginales. Siempre apuntando a los jóvenes y adolescentes que es donde más se sufre la violencia y si no se frena ahí es un problema. Lo que pasa que ellos viven eso y hay que evitar que lo hagan cuando sean adultos” afirmó. 

“Hay varones que son violentos y no piden ayuda, y nosotros queremos ayudar a ese varón que se siente presionado, violento, que dice qué me está pasando, porqué estoy pasando por esto, `porqué estoy gritando o le levanto la mano a mi esposa, necesito ayuda´”.

Y agregó “por eso apuntamos no sólo a darle ayuda a la mujer, sino también a los varones. Un hombre no va a dejar de ser hombre, es más hombre el que pide ayuda, que el que dice no yo puedo solo, y no esperar a que pasen  cosas como lo que les pasó a nuestras hijas, donde ellas están en una tumba y los hijos solos. Al menos si pensaran en los niños, porque ellos son quienes sienten el abandono y crecen con ese abandono como le pasa a mi nieto de entender qué pasó, quizás un chico más grande entiende, pero no un niño como Augusto que no entiende que su mamá y su papá los dejaron y se fueron. El siente ese abandono y con los años trae problemas”.

Sobre, Ortega, quien había sido la pareja de su hija y padre de su nieto destacó que Florencia nunca le manifestó tenerle miedo “ella sabía defensa personal, me había contado de dos situaciones en las que se había intentado suicidar. Es más en el último tiempo ella había dejado el arma en guarda en la comisaría”. 

“Pero en el caso de Florencia ella no le tenía temor, hacia defensa personal, Jiu-jitsu, y si la golpearon por la espalda es porque era una persona conocida, si hubiese sido otra persona se hubiera defendido de otra manera, hubiera luchado, no iba a dejar que la matara y menos teniendo su hijo junto a ella”.

Llegando al final de la entrevista le preguntamos por el recuerdo de su hija y entre sollozos afirmó “yo no la recuerdo en el ataúd, la tengo presente en mi corazón ella era pura vida, era alegre, era felicidad y darle para adelante. La energía, la vida, el amor” destacó Graciela.

“Florencia siempre quiso ser policía porque su papá lo era, cuando era chica siempre se probaba la gorra de su papá y decía que era policía. Siempre amó su profesión y era muy aplicada en todo lo que hacía, cuando trabajó en la comisaría de Monte Comán puso todo en carpetas, porque era muy aplicada, le gustaba leer e instruirse, si ella se ponía a hablar con vos o discutía algo siempre lo hacía con fundamentos, si no los tenía no te discutía”  sintetizó.