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San Rafael Crisis hídrica Miercoles, 20 de Febrero de 2019

El Atuel, en su momento más crítico: ‘Nos estamos comiendo los glaciares’

El río está escurriendo un 62 por ciento del promedio histórico, y agravando la crisis hídrica en el Sur de Mendoza.

Miercoles, 20 de Febrero de 2019
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22/02/2019

El río Atuel sufre la sequía más profunda desde el inicio oficial de la crisis hídrica, hace casi 10 años. El Departamento General de Irrigación ha calificado el escurrimiento actual bajo la etiqueta de “régimen seco”. El río derrama hoy apenas un 62 por ciento en comparación con el promedio histórico.

Dos causas principales explican la aguda sequía del río. Según explicó el ingeniero Mario Barbieri, subdelegado de Aguas del Atuel, el primer origen es un cambio climatológico instalado, que ha elevado el promedio de temperaturas y producido una notable escasez de precipitaciones níveas en alta montaña: un posible “nuevo normal”, de acuerdo a los datos macro. La segunda causa es un descenso de la temperatura registrado en enero, que disminuyó el derretimiento natural en la cordillera y desabasteció al río en un período ya crítico.

El resultado es un palpable agravamiento de la crisis hídrica en el oasis. El 28 de enero, Irrigación debió adelantar una semana el inicio del seccionado previsto porque la reserva de agua en los diques de Valle Grande y El Nihuil estaba a centímetros de las cotas mínimas. Incluso aunque los diques del Atuel fueron los últimos de la provincia en iniciar el año pasado sus erogaciones, en septiembre, según se dispuso para favorecer el crecimiento de las reservas.

También el corte de este año ha debido ser adelantado, porque el agua no alcanza. El 4 de marzo, cuando termine el período de seccionamiento (que dispone de una erogación reducida en un 50 por ciento, aproximadamente), los regantes tendrán apenas un turno más de riego. Sólo uno, y nada más. El año pasado, este punto se alcanzó –y mucho más cómodamente– en abril.

En datos, la cuenca del Atuel ha perdido un 15 por ciento de agua en apenas un año. La reducción preocupa severamente, porque se presume que podría mantenerse o seguir empeorando. “No sabemos qué nivel de nevada nos va a deparar este invierno. No sabemos si va a ser progresivo. No sabemos…”, indicó Barbieri.

En septiembre, dijo el funcionario, Irrigación realizó sus cateos anuales en sectores clave de la cuenca. Las mediciones en la Laguna del Atuel y en Valle Hermoso arrojaron resultados alarmantes. “A esta altura, podemos decir que ahí no hay nieve”, confirmó Barbieri. Y sin nieve, el agua que circula por el Atuel viene de los glaciares de alta montaña. “Nos estamos comiendo los glaciares”.

A este panorama complejo se suma el conflicto con La Pampa. La Corte Suprema ya dispuso que Mendoza debe otorgar una cuota mínima de agua a la provincia vecina, aunque el número exacto no ha sido definido y está sujeto a un plan de obras, que la Corte respaldó y que Irrigación está proyectando.

Los proyectos tentativos de obras para cumplir con los mandatos de la Corte, contó Barbieri, contemplan nuevas impermeabilización con mayas (sin hormigón para conservar los ecosistemas) y la perforación de 50 pozos con los que abastecer el río en el límite con aguas subterráneas. Mendoza presentó este martes al Comité Interjurisdiccional del Atuel Inferior (CIAI) un borrador con proyecciones para los primeros 25 pozos. 

Con este contexto, Irrigación ha acelerado sus políticas de promoción de la eficiencia en el uso del agua en el agro, que consume el 96 por ciento de los recursos. El 4 por ciento restante corresponde al abastecimiento doméstico. El plan (que el año pasado tuvo el presupuesto más alto de todas las cuencas de la provincia: 63 millones de pesos) incluye impermeabilizaciones, un programa de “riegos acordados”, impulso a la tecnificación, y estudios en cooperación con la UNCuyo para detectar ineficiencias y corregirlas. Pero incluso con esta batería de políticas, la disponibilidad de agua es la que mayor diferencia hace. Y el agua escasea gravemente.

En tanto, desde Irrigación apuestan por la conciencia social para respaldar el plan de obras y los cambios técnicos. "Todas las partes somos responsables de hacer un buen uso del agua”, argumentó Barbieri. “La crisis no es estacional. Es el clima en que estamos insertos. No es temporal. Se ha quedado entre nosotros”.