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San Rafael Miercoles, 12 de Agosto de 2020

5to y 6to Promo 2020: Una ilusión opacada por la pandemia

Ellos iban a recorrer los pasillos de sus escuelas por último año, todos esperaron con ansias llegar al fin de este ciclo y disfrutarlo con sus compañeros, presentar sus buzos y vivir sus fiestas de egresados y la pandemia los dejó sin esta posibilidad.

Miercoles, 12 de Agosto de 2020
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12/8/2020

A pocos días del inicio del ciclo lectivo 2020, la pandemia del Covid-19 obligó la suspensión de clases en todo el territorio nacional y lo que parecía tratarse sólo de unas semanas, derivó en meses y en la improvisación de un sistema de educación virtual a distancia que con los días se fue afianzando más y más.

Si bien para niños y adolescentes esta situación no ha sido fácil de sobrellevar, porque extrañan el contacto con sus pares, la rutina cotidiana, el apoyo presencial de los docentes. Pero quienes más han sufrido esta situación son los futuros egresados, los chicos de 5to o 6to según corresponda en cada escuela, que se quedaron sin la posibilidad de vivir este último año con sus compañeros.

Para conocer sus sensaciones en torno a esta situación especial que vivimos, hablamos con futuros egresados de diferentes escuelas sanrafaelinas: Agustín Quiroga, 6to de la escuela Pascual Iaccarini, Giustina Luna, 6to de la Ebyma, Oriana Printista, alumna del Centro Polivalente de Arte, Magalí Medrano, de 6to de la Enet (Ejercito de los Andes) y Agostina López, alumna de 5to la escuela Normal.

Cada uno de ellos contó cómo fue aquel último día con sus compañeros en la escuela y que sintieron cuando se informó en los medios sobre la suspensión de las clases: 

“Además de las clases habíamos empezado con nuestras prácticas que es algo que nos caracteriza a nosotros y uno espera sexto para poder hacerlas. Ese viernes nos quedamos hasta las 3 de la tarde cosechando y el domingo en la noche se avisa del aislamiento. Fue algo inesperado porque si bien ya se suponía, fue como un golpe que nadie esperaba” contó Agustín. 

Y agregó “los primeros quince días dijimos: bueno ya va a pasar y guardamos la esperanza de volver al encuentro y en nuestro curso estábamos mal porque queríamos nuestras prácticas, porque el salir a las bodegas es otra cosa y más allá del último año, de esa nostalgia, esa adrenalina es necesario que se viva”.

Por su parte Giustina de la Ebyma detalló “nosotros salimos el viernes a las 7 y nos habían avisado de que podía haber una suspensión, entonces estábamos como más preparadas y pensábamos que quizás no volveríamos hasta dentro de dos semanas, pero no fueron dos semanas” se lamentó y añadió “el último año uno lo espera de otra manera para vivirlo de otra manera, se espera tanto que necesitas que sea así”.

Oriana del Polivalente también contó cómo fue ese “ultimo” día de clases, al menos en la escuela, “ese viernes nos dieron la fecha para presentar el buzo, entonces cuando nos avisaron del aislamiento dijimos bueno pongámonos en nuestras casas a organizar todo para la vuelta, mandemos videos de qué vamos a hacer, nos organizamos… todo como si en quince días volvíamos y presentábamos todo de manera normal. La verdad que fue un golpe re duro”.

Con esa misma desilusión compartida por todos Magalí de la Enet afirmó “nosotros en la Enet trabajamos con el tema de la máquina. Esa semana habíamos tenido la primera clase de taller, ya nos habíamos dividido en los grupos sobre qué máquina íbamos a hacer. Estábamos re ilusionados”.

Y continuó diciendo “el viernes nos despedimos: chicos nos vemos el lunes y seguimos pensando en la máquina y justo ese domingo nos avisan que comienza el aislamiento y pensamos: bueno son quince días que tenemos para seguir planeando la máquina en la casa y arrancar desde cero. Pero no fue así, y tuvimos que adaptarnos a esta nueva modalidad y ver como llevamos este proyecto a cabo. La verdad fue muy chocante”.

Agostina de la escuela Normal, añadió “en nuestro caso no estamos en nada especial, estábamos muy emocionados por que empezábamos el último año, pensando la fecha para presentar el buzo… salimos de la escuela el viernes y nunca nos imaginamos que esto iba a pasar. Ese domingo cuando se anunció pensamos: bueno son unos días más de descanso y después volvemos. Pero no fue así y toda la emoción que tenía de quinto se fue” se lamentó.

Ellos al igual que sus compañeros y sus pares de otros 5to o 6to de escuelas sanrafaelinas se quedaron con sus camperas o buzos de egresados colgados en sus placares a la espera de una posible vuela para presentarlos. Con el correr de los días algunos empezaron a usarlos, al menos en casa o para participar de las clases de zoom.

Y en el Polivalente por ejemplo decidieron presentarlo de manera virtual. “Nos entregaron los buzos en febrero, ya teníamos todo listo para presentarlo, con mi curso estuvimos un montón de tiempo debatiendo eso, porque pensábamos, ‘esperemos porque quizás en agosto empiecen las clases’, decíamos. Pero como no fue así, hicimos un video en el que casa uno se grabó en su casa con la campera, le mandamos los videos al fotógrafo y él lo editó. Quedó un video súper piola y así lo presentamos”.

Respecto a la experiencia de vivir el último año en casa contaron que el contacto con los compañeros siempre está con sus compañeros a través de las redes sociales, pero que el curso completo nunca más volvió a reunirse. “Cuando se permitieron hacer las reuniones que fueron por poco tiempo y con pocas personas, pudimos juntarnos con quienes tenés más amistad y no con todo el curso” afirmó Giustina.

Y Magalí agregó “al principio teníamos una negación, pensábamos: vamos a volver no pasa nada y al final se termina pinchando el globo: “esperé tantos años para hacer la presentación del buzo, para ser el de sexto o el de quinto y ser los más grandes de la escuela y viene y pasa todo esto” .

Y entre risas añadió “pero no vamos a ser olvidados, vamos a ser una promo recordada, hay que verle el lado positivo”.

Por otra parte contaron que viaje de egresados en ninguna de estas escuelas no estaba previsto, “por suerte” añadieron, porque tampoco hubieran podido realizarlo. Pero sí destacaron que aún conservan la esperanza de tener sus fiestas de egresados: “seguimos pagándola, pero todo va a depender de los protocolos y la autorización de que se permita realizarse” destacó Agustín.

El último año además se caracteriza por el hecho de que los alumnos concluyan con algún tipo de actividad académica especial, como la Expo Arte (CPA), el vino de la Iaccarini, la máquina de la Enet, la presentación de la marca de ropa de la Ebyma o el proyecto socioeducativo del Normal.

En todos los casos, también ha sido para estos alumnos una desilusión porque esas esperadas prácticas y proyectos se han re adaptado a la virtualidad de estos tiempos: con conciertos on line, un vino que lamentablemente no puede tener el seguimiento de los alumnos o proyectos que quedarán sólo en lo teórico, ante la imposibilidad de ponerlos en marcha dentro de la sociedad.

Llegando al final de la entrevista todos coincidieron que pasarán a la universidad con el sinsabor de haber vivido la experiencia del último año del secundario y ya cuando vuelva a estar en un aula se encontrarán en otra institución y rodeados de nuevos compañeros. Agustín estará en Mendoza, estudiando Medicina, Giustina, ingeniería Química, Oriana, Contabilidad, en la UnCuyo, Magalí, ingeniería Industrial en la UTN y Agostina asegura que aún está pensando cuál será su carrera elegida.

Pese a esta situación que atraviesan algunos de ellos se mostraron más optimistas que otros y concluyeron “hay que tratar de seguir festejando de diferente manera, reinventándonos, con lo que se pueda hacer, adaptarnos y aceptar esta realidad que vivimos”.

Ojalá esa frase tan cliché que identifica a todas las promocienos: “que no se corte”, en alusión a seguir con las “juntadas” después del fin de clases, en este caso sea así y tengan su revancha al menos de poder disfrutar de un asado, un día de pileta, un viaje corto o la ansiada fiesta de egresados.