La pasión que une a la familia Rosas

13/2/2022

A lo largo de su historia Citroën ha contado con vehículos que han llegado a convertirse en iconos. Entre ellos los simpáticos 3CV, los Mehari, el Ami 8, la vieja y querida citroneta que tan útil ha resultado y lo sigue siendo como vehículo utilitario, hasta los más sofisticados y de nueva generación que la marca continúa lanzando.

Vehículos que siempre tuvieron el objetivo de acompañar a las familias en sus vidas cotidianas y así lo confirman los integrantes de la familia Rosas, un grupo de apasionados por los clásicos de la marca que fieles a los gratos recuerdos que les traían esos vehículos comenzaron a formar una colección. Así fue que fueron comprando viejos 3 CV, Mehari y Citronetas para restaurarlas y reacondicionarlas.

Actualmente la colección se compone por 10 vehículos y en los próximos días se sumará un Ami 8 que según ellos sería el último que se incorporará a la colección familiar. ¿Será?

Dialogamos con Bruno, Laura y Luis Rosas sobre esta simpática afición que los une, cómo surgió la idea, que representa para ellos y mucho más.

¿Cómo comienza esta pasión por los Citroën?

B: Desde chicos siempre hubo un Citroën en casa, generalmente teníamos otro auto y además un Citroën y ya cuando papá se jubiló se convirtió en un hobbie y terminamos teniendo todos estos coches.

¿Cuál fue el primero que dio el puntapié a la colección?

B: El primero en llegar a casa fue un 3CV, al poco tiempo papá se compró otro 3CV y un día voy al mecánico y veo que tenía un Mehari y yo siempre había querido tener uno. Le pregunté si lo vendían y luego de varias vueltas me dijeron que sí.

Me fasciné con el Mehari, al Citroën yo ya lo conocía pero al Mehari no, asique quedé maravillado y de ahí empezó la locura de seguir comprando.

Están todos impecables, imagino que tienen un largo proceso de restauración.

L: Si sí desde que los compramos comenzamos a acondicionarlos, les cambiamos los colores porque tenían otro. El primero que compramos tenía un color muy feo (risas) y no era original. Le hicimos chapería y cuando estaba listo para pintar costaba lo mismo pintarlo de un solo color que de dos y empezamos a divagar, pintamos uno de dos colores y nos gustó, después pintamos el otro y fueron llegando más.

¿Y luego de los tres de ustedes, fueron adquiriendo más y más?

Si de a poco por ahí íbamos viendo publicaciones, los comprábamos y los íbamos restaurando. Es un hobbie que lleva más que nada tiempo.

¿Además representa toda una inversión mantener la colección?

B: Claro con el correr del tiempo lo que se pensaba que eran vehículos baratos se convirtieron en caros, porque hoy por hoy no es tan sencillo tener un coche de estos, conseguir piezas originales porque hay muchas cosas que te venden que son chinas, pero originales son muy pocas.

Es una inversión constante y tampoco tenes muchos mecánicos que te los atiendan.

¿Qué mecánicos les mantiene los vehículos?

Toda la vida nos trató los coches Don Viñolo, pero se jubiló y ahora nos los está atendiendo un mecánico que está en Tunuyán que se llama Martín Requena y en San Rafael Roberto Gutiérrez.

Muchas veces se los llevábamos a mecánicos que decían saber y nos devolvían trozos de auto.

¿Y qué satisfacciones les ha traído el Citroën?

L: De niños vacaciones a Mar del Plata con un 3CV y un carrito, como Mafalda (risas), pero aún más porque ella iba con sus papás y su hermano, y nosotros llevábamos también a los abuelos.

B: Viajes un montón, el año pasado en plena pandemia hice un viaje en el Mehari en el que recorrimos San Martín de los Andes, Villa La Angostura y Bariloche, una odisea porque fuimos con un carro y había tramos de 350 kilómetros de ripio que los hicimos en 12 horas a un promedio de 40 o 50 km/h, más no se les puede pedir. Son autos para disfrutar el paisaje.

¿Les consultan para alquilárselos para algún evento o comprárselos me imagino?

L: Si siempre nos los piden para alquilarlos, pero es difícil porque para llegar a un coche que esté en este estado tiene un trabajo que no para nunca por eso preferimos que no.

Y en cualquier lugar donde los ven nos preguntan si los vendemos y realmente siempre es no porque le hemos puesto mucho cariño, tiempo, ilusiones y es un tema que nos une a la familia.

Pero si llaman mucho la atención, de hecho Bruno vive en España y cuando vienen sus amigos de allá quedan enloquecidos con este tipo de vehículos porque allá no se ven.

¿Y para usted Luis que representa el Citroën?

A mí  mi auto me lo regaló mi hijo y lo hicimos completo, lo desmantelamos entero y se rehízo todo con la mayoría de las piezas originales, pero algunas no por comodidad. Para mí esto es volver al pasado, porque hemos tenido muchos Citroën y en una época de nuestras vidas la única posibilidad que teníamos era tener uno de éstos vehículos y lo disfrutamos mucho en familia, hicimos viajes a distintos lugares con distintos Citroën y quedó en el recuerdo porque después uno pudo cambiar y evolucionar.

Después se dio esta posibilidad y no la pensamos porque es algo que nos une como familia.
Lamentablemente no tenemos recuerdos gráficos de los Citroën que tuvimos porque en ese entonces la fotografía impresa no era tan accesible y había que priorizar las vacaciones o las fotos (risas), hay alguna de algún Citroën pero pocas.

La marca tiene enamorados a miles de personas en el mundo ¿a ustedes también?

Sí, este tipo de vehículos son clásicos, cómodos, se pueden conseguir repuestos y hay una linda camaradería con otras personas que tienen este tipo de vehículos, hemos participado de encuentros y es muy lindo lo que se vive.

¿Y para resguardarlos debieron construir este garaje?

Sí construimos este espacio en el que entran seis y en total tenemos 10, y los otros los vamos repartiendo en otros garajes.

¿Proyectos?

L: Tenemos una citroneta modelo 86 y otra que es modelo 79 y un Ami 8 que está por llegar en estos días que son los proyectos que tenemos para reparar y restaurar, y creería que va ser lo últimos.

Otro de los proyectos es un viaje por El Pehuenche a Chile para hacer un recorrido, eso lo tenemos hace tiempo en carpeta, pero la pandemia nos complicó todo, sobre todo porque Chile es bastante estricto.