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San Rafael Entrevista Viernes, 2 de Diciembre de 2022

Alfredo Roca, el nombre de los ‘vinos con alma‘

Dueño de un talento indiscutible en la enología y la elaboración de vinos de excelencia, un verdadero visionario que confió que su producto podía competir con vinos del exterior, y no se equivocó. Dialogamos con Don Alfredo Roca para conocer más sobre este empresario de la vitivinicultura.

Viernes, 2 de Diciembre de 2022
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4/12/2022


Si hablamos de vinos, sin duda en San Rafael una de las palabras con mayor autoridad para hablar al respecto es Don Alfredo Roca, un visionario que apostó desde los inicios de su bodega a la realización de vinos de alta gama para competir con ellos en el mercado internacional.

Sin embargo el legado de esta empresa familiar, que se mantiene firme como las cepas de sus viñedos, inició hace muchos años atrás con una dupla formada por el abuelo de Alfredo Roca y, coincidentemente, el también abuelo de su futura esposa. Ambos tenían viñedos por separado y decidieron juntarse para emprender una bodega de vinos que construyeron en 1905, y ya en 1912 tenían dominado el mercado de San Rafael.

Años más tarde en 1976, los Roca decidieron abrir una bodega propia y salir al mercado con Alfredo Roca Bodegas & Viñedos, pensado en solo vinos de alta gama. Actualmente el negocio familiar está manejado por sus tres hijos: Carolina, Graciela y Alejandro, y es un orgullo y una satisfacción para Don Alfredo y su esposa Nuri que el legado continúe en buenas manos.

Para conocer más sobre la historia de este enólogo, empresario y gran visionario de la vitivinicultura, dialogamos con Don Alfredo en una entrevista realizada en la que podría ser su segunda casa, aquella bodega que tantas satisfacciones les ha traído y dónde nacen los mejores vinos, afamados y reconocidos a nivel mundial.


¿Cómo llega la pasión por la vitivinicultura y la enología a su vida?

En 1912 llegan como inmigrantes tanto mis abuelos Roca que son de origen español y por parte de mi mamá los Zucca, de origen italiano. Mi abuelo español  era de la zona de Andalucía, esas tierras son similares a las de San Rafael por lo que hay producción de olivos y de viñedos, y en Ancona que es el pueblo de donde eran oriundos mis abuelos italianos, se produce el famoso Chianti que es la imagen del vino italiano, por lo que también venían de una zona de viñedos.

Cuando llegan a la Argentina a Buenos Aires, ya había un tren que conectaba Buenos Aires con San Rafael y cuando llegaban los recibían, los alojaban y luego de controlar su estado de salud se definía (según lo que hacían) hacia qué parte del país iban a ser destinados. En el caso de ellos que venían de esas tierras, los enviaron a San Rafael.

Acá trabajaron y con el tiempo juntaron su dinero para comprar sus tierras, así lograron tener sus fincas en Cuadro Benegas y Rama Caída. Años más tardes, cuando yo tuve la edad me mandaron a estudiar enología porque mi padre era amigo de bodegueros de acá de San Rafael y pienso que por ese motivo surgió la idea de que estudiara enología.

Lo hice en el Colegio de Enología Don Bosco de Rodeo del Medio, estuve de pupilo y muchos años después en el tiempo mi hijo Alejando hizo la carrera universitaria de Enología y casualmente estaba relacionada a ese instituto. De hecho hay una mayólica del año 1957 en la que estamos todos los que nos recibimos como enólogos y a dos metros hay otra placa en la que está el nombre de Alejandro.


Pero pese a que lo enviaron a estudiar enología, un poco por imposición ¿a usted le gustaba el mundo de la vitivinicultura?

Realmente era muy joven, pero a mí me apasionó la vitivinicultura de entrada y en el caso nuestro esa escuela también nos dio el título como Layotécnicos en aceite de oliva, porque el colegio tiene plantaciones grandes de olivos y allí se hacía aceite de oliva y aceitunas en conservas. Asique también aprendimos mucho, además tenía plantaciones de viñedos y frutales, animales, por lo que aprendimos muchísima práctica como la poda del viñedo, del olivo y eso fue muy bueno y es lo que hizo que cada vez me gustara más ese mundo.


¿Y después como hizo su carrera?


Cuando terminé me volví a San Rafael, en principio estuve trabajando en el Instituto de Vitivinicultura y después ya me dediqué a la enología. Trabajé 12 años en una bodega que en ese momento era líder en San Rafael y después dejé esta bodega para empezar acá (su bodega).


¿Y esta bodega cómo surgió?

La bodega surge muchos años atrás por una asociación que tenían mis abuelos conincidentemente con el abuelo de mi señora, pero después muchos años en el tiempo cuando dejé mi trabajo en la bodega tomamos la posta. Me contactaron para hacer una sociedad con una familia que tenía viñedos como el caso nuestro, y apareció la oportunidad de comprar esta bodega que realmente estaba sin usar, hubo que hacerle inversiones y después esta familia que era de Buenos Aires, primero vendieron sus viñedos y luego no les resultaron y decidieron vender y en el año 81 ya nos quedamos con el 100 por ciento de la bodega, luego de 5 años de sociedad.

Nuestros viñedos están en la zona de Cuadro Nacional y uno grande en la ciudad en Bolivar, Irene Curie y Chubut. Adquirimos esos viñedos que han sido de familia y hay unos muy antiguos que hemos podido mantenerlos de la época de los abuelos.

Yo siempre digo que la vitivinicultura vive permanentemente a futuro y si te das vuelta para atrás perdes tiempo, acá es mirar siempre para adelante. En nuestro caso hemos ido tecnificado la bodega porque el 70 por ciento de la producción de nuestra venta es al comercio exterior y 30 al mercado interno.

Tenemos que estar muy equipados para cumplir con las expectativas y eso es lo que te enseña el mercado exterior.


¿Y cómo fue llegar al exterior?

Todo nació por una iniciativa que tuve recordando lo que siempre me decían en la bodega en la que estuve trabajando. Allí estuve en el directorio de la empresa también y en varias visitas de los distribuidores de Buenos Aires siempre me decían que ¿cuándo íbamos a exportar? Y yo siempre lo planteaba en esa bodega, pero nunca hicieron caso porque los dueños decían que se vendía todo en el mercado interno.

Y para mi esa había sido una inquietud y siempre luché por la posibilidad de llegar al comercio exterior. Ene l 87, que ya tenía esta bodega  se hizo un congreso en Francia y hubo cuatro o cinco bodegueros que nos animamos a cruzar esa “muralla” por así decirlo y fuimos.

Fui con mi esposa y para todos los bodegueros que fuimos era la primera vez en la que íbamos a Europa. Era un predio de 2 o 3 hectáreas de grande donde estaban todas las bodegas del mundo y en esa época Argentina no vendia al exterior, porque se consumía acá mayor cantidad.

Decíamos Argentina y ni nos ubicaban, sólo cuando nombrábamos a Maradona (risas) en esa oportunidad nos fue muy bien.

Participamos con un chenin blanc y nos trajimos una medalla de oro, con un merlot otra medalla de oro y una de bronce con un malbec, en ese momento yo toqué el cielo con las manos eso fue único, porque era la primera vez que iba y mi concepto se hacía realidad, que podíamos competir con Europa.

Y después recorriendo el lugar ahí nos dimos cuenta que ellos luchan contra la naturaleza y acá nuestra tierra nos empuja con sus manos para producir vinos de calidad, porque la uva que tenemos es de máxima calidad por el clima, la tierra y el sol, todo se da para elaborar un producto de alta calidad competitivo con el exterior. De ese viaje aprendimos muchísimo.

Un viñedo es un jardín muy grande y cada planta de ese jardín, de ese viñedo la toca la mano del hombre que es el que organiza la poda, que es la que después te va a dar la producción para el año próximo y de eso depende su calidad.


¿Y ahora que sus hijos están al frente de la bodega, que siente al ver que el legado que usted recibió de su padre y abuelos, continúa en buenas manos?

Es muy gratificante, en el caso de nuestros hijos hicieron sus test vocacional y eligieron lo que querían estudiar. En el caso de Alejandro él lo empezó a disfrutar desde muy joven y en cierto momento que mi padre no podía manejar bien, el manejaba su camioneta y se iban a la finca y después algo habrá aprendido de mí, él dice que hoy somos un equipo. Él además de ser enólogo como yo, también estudió la licenciatura en enología, pero también tenemos un colega trabajando porque a Alejandro le toca también realizar los viajes al exterior porque es el presidente de la empresa y es quien toma decisiones, ya que tanto mi caso como el de mi señora hemos dejado en manos de nuestros hijos los trámites de la bodega.

Después está Graciela, que es licenciada en Economía y se encarga del comercio interno, que es importantísimo, desde Buenos Aires donde vive y Carolina que es licenciada en Nutrición y Somelier y se ocupa den área de comercio exterior.

Podemos decir que somos padres exitosos y hemos trabajado muchísimo con ellos para que no pasara lo que ha pasado con tantas empresas de San Rafael, que lamentablemente con los años se han terminado.

Además, ellos iniciaron los trámites para asociarse al convenio de manejo de empresas y evitar que las próximas generaciones “choquen” las empresas, para que las futuras generaciones no puedan trabajar en la empresa no por el apellido sino demostrando su profesionalismo.


¿De sus vinos cuál es su preferido o que variedad?

Mi variedad preferida es el merlot, porque la cepa del merlot por su hoja y su racimo se distingue entre las otras, son muy diferentes con las otras y eso lo hace único, diferente.


¿Conserva botellas de cada uno de sus vinos?

Si tenemos de cada cosecha y en el 2012 se cumplieron 100 años de las llegadas de mis abuelos y los de mi esposa, y Alejandro elaboró un vino tinto muy especial  que se llama 100 cosechas y embotellamos 100 botellas de 3 litros que se colocaron en cajas hechas con los toneles, y a fin de año donde estemos descorchamos una de esas botellas.

Después hay un vino el Nuri, que Alejandro elaboró, es un vino tranquilo con el nombre de su mamá con la variedad pinot noir o el Te Amo que realizó para su señora Lorena, para su casamiento.


¿Hacía mención a la importancia de mirar siempre para adelante, siempre con nuevos proyectos no?


Realmente siempre estamos proyectando y haciendo, hoy la idea fue hacer más medios para atender mejor al turismo y siempre vivimos mirando al futuro, pero con pasos cortos, no largos para evitar problemas económicos y que no tengamos que volver para atrás.


¿Qué diría hoy de sus abuelos, de su padre y su visión por ir por el camino de la vitivinicultura?

Que fueron visionarios y es una alegría lograr los éxitos de aquello que nos inculcalcoron. Realmente mis abuelos fueron visionarios de plantar uva malbec y no criolla por ejemplo, que quizás daba más en kilos. Creo que sinceramente fueron empresarios, sabían que la uva malbec iba a dar origen a buenos vinos y hoy el vino argentino en el mercado internacional es el malbec, una uva que tiene resistencia a las enfermedades y se da muy bien en esta tierra.