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San Rafael Día de la Mujer Martes, 7 de Marzo de 2023

La mujer que fue gestora de la fundación del Fuerte de San Rafael y mediadora de la paz

La historiadora María Elena Izuel repasó la historia de la Cacica María Josefa Roco, una mujer que supo anteponerse en tiempos en que la mujer "no valía nada y más aún siendo aborigen".

Martes, 7 de Marzo de 2023
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8/3/2023

En el Día Internacional de la Mujer, queremos reivindicar la vida y obra de una mujer aborigen, de la que poco se sabe y se habla principalmente en el ámbito educativo, pero que fue una gestora fundamental en la fundación del Fuerte de San Rafael y se destacó por ser una promotora de la paz entre los pueblos. Nos referimos a la cacica María Josefa Roco.

La historiadora sanrafaelina María Elena Izuel, ha estudiado en detalle su vida y su paso por la historia, a raíz de un pedido realizado por la Asociación de Mujeres de Negocios y Profesionales (AMNIP) de San Rafael, quienes decidieron ponerle el nombre de la cacica a su Asociación, pero nadie sabía darles datos sobre su accionar.

Allí comenzó para María Elena el desafío de investigar la vida de esta gran mujer, "una vida tan rica y valiosa, que sin querer hizo que me enamore del personaje. Creo que eso le ocurre a muchos escritores cuando comienzan a investigar sobre alguien del pasado. Cuanto más los conocen, más los admiran".

Y como un cuento de esos que intrigan cada vez más en su relato, la historiadora narró gran parte de la vida y obra de la valiente cacica pehuenche y su importante rol político y social entre los siglos XVII y XIX, pese a los problemas de integración, menosprecio y en medio de guerras permanentes que existían en aquellos años.

Pero esta nota te deja gusto a poco te aconsejamos leer los dos libros que rescató Izuel luego de su exhaustiva investigación y con los que se propuso sacarla de su anonimato: "Una mujer entre dos mundos" y "Una mujer Pehuenche".  

"La cacica María Josefa Roco, cuyo año de nacimiento no se sabe con exactitud pero yo considero que tiene que haber nacido aproximadamente en 1756, en las tolderías del Campanario, donde vivían tribus pehuenches provenientes de Chile, que habían cruzado la Cordillera y se habían establecido al Este de la misma, en la zona de Malargüe actual. Su padre era el cacique Roco y su madre la cacica Güentenao, ambos habían tenido 3 niñas y un varón" comenzó narrando María Elena.

"Los Pehuenches, eran una tribu de guerreros pero a la vez ganaderos, ellos hacían las trashumancia. En cierto momento los pehuenches, comandados por el gran cacique Ancán Amun, atacaron  el fuerte de San Carlos, matando a su comandante y a los 13 hombres que tenía, y por esa razón el comandante Amigorena resolvió realizar una expedición punitiva que significa de castigo hacia esta tribu".

"Juntó 600 hombres, milicianos, que eran hombres de trabajo, de campo, no estaban preparados militarmente y marchó hacia el Campanario. Además fueron varios oficiales, entre otros Miguel Telles Menezes. Llegaron de noche alrededor de las 2 de la mañana a las tolderías, tal como lo hacían los aborígenes y sabían que no estaban ni Roco ni Ancán Amun, que habían partido hacia Buenos Aires".

"En ese ataque la cacica vio caer a su abuelo el cacique Güentenao, que muere por una bala en el corazón y era quien la consideraba especial y le había enseñado muchos secretos y hasta le designó el título de Cacica. Amigorena, se lamentó de lo ocurrido porque consideraba a Güentenao el más 'sabio de todos', a quien hubiera deseado llevar vivo ante el Virrey para que le hablara sobre todo lo que sabía.

Allí toman prisioneros a las mujeres y niños e iniciaron el regreso a Mendoza, entre ellos estaba la cacica Josefa Roco, junto con su madre y sus hermanos. Llegan a Mendoza en vísperas de Pascua y, por su importancia, fueron  alojados en la casa de Amigorena, donde imagino que participaron de la vida familiar, siempre como rehenes y no esclavos y la cacica le cuenta todo lo que sabía de la cordillera y muchas de las cosas que su abuelo le había contado. 

Luego fue enviada a una escuela para aprender la lengua española y a catequesis, ya que los españoles lo que buscaban era que los indios se convirtieran. En noviembre de 1780 fue bautizada en la Iglesia Matriz de Mendoza, según el acta de bautismo, alrededor de sus  16 años, y tomó por nombre María Josefa".

"Su padre siempre pedía que le devolvieran a la Cacica, ya que estaba en edad de casarse y la joven estaba valuada en 100 pagas, que era muchísimo. El Virrey no quería devolverlos, porque si ellos los tenían de rehenes, los aborígenes no iban a atacar Mendoza". 

"Finalmente luego de 7 u 8 años cautiva, dieron la orden de dejarla en libertad para que se pudiera casar. La cacica regresa a los toldos y muchos candidatos vinieron a buscarla de diferentes regiones, de todos los caciques ella aceptó al cacique Neculgueno, se casaron en 1787 y viajan a donde él vivía, que era en la zona de Balbarco en Neuquén, donde aprendió todo sobre las araucarias, hasta que en un documento aparece que "pasó para hacer sus conchabos en Mendoza la cacica María Josefa viuda". Eso fue en el año 1796, por lo que pienso que el esposo debe haber fallecido poco antes. Los conchabos eran los trueques que hacían los indios, de lo que ellos producían, por granos, yerba, azúcar y telas y puntillas, sobre todo".

"Tras el fallecimiento de su marido ella regresa con su familia y cada tanto visitaba a Amigorena y su familia, y en esos viajes también hacía negocios de intercambio de sus producciones. Luego Amigorena muere, pero antes logra firmar la paz en 1799 con los Pehuenches". 

"En otro documento de 1804, vuelve a figurar como viuda, por lo que pienso que volvió a casarse, según un documento, con Antepán Barbas, quien muere en 1802. A este segundo marido lo mata un compañero de fiestas, creo que no tuvo hijos, al menos en ningún lado quedó escrito que pasó María Josefa con su/s hijo/s, si solía estar acompañada siempre de una sobrina, que después se casa con un soldado del Fuerte de San Rafael". 

Sobre su rol preponderante en la fundación del Fuerte de San Rafael, la historiadora continuó relatando: "Telles Menezes, que la apreciaba mucho la llama para que le dé su opinión sobre la construcción de un fuerte, y si a ella le parecía bien que se construyera en las barrancas del Diamante y ella le dice que sí, porque ahí se iba a poder detener a los indios. Es entonces cuando ella decide ir a Buenos Aires a pedirle al Virrey Sobremonte que ordenara la fundación de un fuerte, ella donaría sus tierras para ello y dejaría cruzar por sus campos para pasar a Chile". 

"Se lanzó hacia La Pampa sin pensar en los peligros, que eran muchos, estamos hablando de 1804 no había caminos, no había carretas, solo caballos, habían tribus que podían atacarlos como los Pampas, había pantanales y templaderales, animales como jaguares y leones. Pero finalmente partió acompañada de su hermano Caripan, sus sobrinos María del Carmen y Juan Neculante, algunos conas y dos o tres soldados junto con don Santiago del Cerro. Pudieron sortear todos los peligros y tras más de un mes de viaje, llegaron a Buenos Aires en los primeros días de octubre de 1804".

"El Virrey la hospedó en su casa con su sobrina, eso significa que era muy importante y que era educada, y le dicen que tiene que hablar con el secretario del Consulado en Buenos Aires, que era don Manuel Belgrano, con quien estuvieron hablando y concertando la construcción del fuerte. El Acta se conserva en el Archivo de Buenos Aires".

"Mientras esta expedición viajaba, el Virrey le había enviado una carta a don Faustino Ansay, comandante de Mendoza, diciéndole que había decidido fundar un fuerte en las juntas del Diamante con el Atuel y que preparara una comisión, que debía poner bajo las órdenes de don Miguel Telles Menezes y como acompañante Fray Inalicán, que había sido pedido por los aborígenes".

"En Mendoza se prepararon y esperaron a la expedición de Buenos Aires, pero como esta se retrasó, partieron hacia San Carlos, donde se les unieron gran cantidad de aborígenes amigos y luego de esperar infructuosamente a Esteban Hernández y sus blandengues, que venía al mando de la expedición, partieron hacia el Diamante. Al designar el número de soldados, el Virrey consultó con la Cacica si sería conveniente enviar una expedición de 100 o 200 hombres, pero esta le respondió que solo 10 o 20, por cuanto si era muy numerosa, los indios podrían responder con ataques, pues se sentirían amenazados. Así hizo el Virrey y solo envió una comisión de 20 hombres, que luego de fundar el fuerte seguirían hacia Chile, buscando el paso sin Cordillera que deseaba hallar Sobremonte".

"Recién a fines de marzo se encontraron las dos expediciones a orillas del río Diamante. Con la comisión de Buenos Aires venía un geógrafo designado por el Virrey para que ayudara a encontrar las mejores tierras para la fundación: era el geógrafo Jose Sourriere de Sovillac.

Mientras esperaba, Telles Menezes recorrió toda la costa del río buscando las tierras más apropiadas, asesorado por los indígenas. Vio que la zona de las Juntas de los ríos Diamante y Atuel (antes se juntaban en la zona de Las Aguaditas) no era apta para la fundación, ya que era baja, inundable, y en la época de crecidas el fuerte quedaría aislado. Al llegar el geógrafo, aprobó lo dispuesto por Telles Menezes y encontró el lugar más apto "en la barranca norte del río, un tantito retirado del río para que este en crecida no se lo pudiera llevar".

"El 1 de abril Telles Menezes realizó, tal como le había ordenado el Virrey, un parlamento con los aborígenes. Había más de 200, entre ellos 21 caciques y 11 capitanejos, para quienes había preparado unos ramadones. Durante el parlamento, Telles les aseguró que no querían quitarles sus tierras, solo les pedían permiso para instalar un fuerte y pasar por los pasos hacia Chile, a lo que estos accedieron y pidieron una iglesia cercana al Fuerte, y que se los evangelizara. Tuvo ocasión la cacica Roco de tomar de un brazo a su hermano Panichine y a Bartolo Guelecal, su gran enemigo, y pedirles que sellaran la paz con un abrazo. Concluido el parlamento, los caciques pidieron a Fray Inalicán que firmara por ellos".

"El 2 de abril de 1804, mientras los aborígenes tenían un festín con yegua asada y vino, Telles y sus capitanes, acompañados del geógrafo, se dirigieron hacia la margen del río y ahí plantó su grafómetro, dejando de esa sencilla forma fundado el fuerte".

"La cacica estuvo presente en la fundación, tal es así que hay una nota que dice "para la cacica se lleva un corte de tela" a todos se les daba obsequios pero ella tenía un rol importante. La Cacica, después de la fundación y mientras se construía el fuerte, regresó al Campanario y a Los Molles, donde tenía sus caballos. En el mes de mayo llegó al fuerte el artillero Tomás González, originario  de Cádiz, pero procedente de Buenos Aires, donde había conocido a la sobrina de la Cacica y venía para casarse con ella".

"Una vez que se construyeron casitas fuera del fuerte, la Cacica con su sobrina vinieron a instalarse en forma definitiva. Viajó en varias oportunidades a sus conchabos a Mendoza y también a ver a sus caballos a Los Molles".

"Y así llegamos a la época de San Martín, su amigo del fuerte Fray Inalican le cuenta en una oportunidad que quería presentarle al General San Martín, ella le avisa que iba a ir y hay una carta donde San Martín pedía que se comprara "tabaco, pañuelos y una tela para la cacica Roco que llegaba a visitarlo". San Martín quería mucho a los aborígenes y ella era muy amigable asique seguro fueron amigos, de hecho le pidió que fuera a ver a su hermano Panichine al Campanario para pedirle que ayudara a la revolución, y este así lo hizo, permaneciendo fiel al Ejército Libertador".

"Luego la cacica participó en varios parlamentos, pero siempre en aquellos donde se buscaba la paz, nunca en los que se trataban asuntos de guerra. El último parlamento del cual hay noticias fue en 1829 en Mendoza, donde firmó una vergonzosa paz con los Pincheira y se acordó que se les daría subvención para que defendieran Mendoza. Se sabe que al regreso de este Parlamento se indispuso y luego nada más, asique yo he deducido que puede haber muerto en ese momento".

Finalmente sobre la vida oculta de la Cacica que Izuel pudo sacar a la luz, Izuel agregó "decidí hacer la investigación y escribir los libros porque esta mujer fuerte, de gran temple, merece que se la recuerde y sobre todo por la importancia que tuvo en aquella época en la que la mujer no valía nada y más si era mujer aborigen, y sin embargo ella logró anteponerse y tuvo importante gravitación en la historia mendocina y sanrafaelina en especial, ya que fue la gestora  del fuerte y mediadora de la paz, logrando que se pacificaran las tribus y dejaran de desangrarse".