por Enrique Mario Barrera
2/4/2024
En la década del 70 del SigloXVIII se crearon Fuertes en la zona central de la provincia, el primero fue el Fuerte de San Carlos y luego en el paraje Paso de las Carretas el San Juan Nepomuceno los que tuvieron problemas para aguantar el accionar belicoso de tribus venidas de Chile por pasos cordilleranos del sur mendocino.
En 1804 se hizo necesaria la construcción de un fuerte cerca del Río Diamante y para ello fue muy importante que habitantes de esta zona lo solicitaran en coincidencia con lo que las autoridades del Virreinato del Río de la Plata planeaban. En ese sentido resultó de mucha importancia la ida a Buenos Aires, en ese año, de la Cacica María Josefa Roco quien acompañada por un pequeño grupo emprendió el viaje. Al llegar a Buenos Aires Roco y su sobrina fueron alojadas en la casa Virreinal. La autoridad estaba en manos del Marquez Rafael de Sobremonte y la firma del acta con la orden de construir el fuerte fue redactada por Manuel Belgrano. Esa orden de construcción llegó a Mendoza donde, para cumplirla, se designó al Comandante Miguel Telles Meneses.
Transcurría el año 1804 cuando el comandante junto al Padre Francisco Inalicán como sacerdote y con una milicia de 100 hombres llegaron al Río Diamante; después de analizar un proyecto de ubicación del fuerte que indicaba que se construyera donde ese río se unía al Atuel (zona de Aguaditas) consideró que no era propicia esa región por lo que decidió que fuera en el bajo junto al río, terreno donde se emplazó definitivamente.
El día 1 de Abril de 1805 se celebró un parlamento con los principales caciques y capitanejos locales quienes aceptaron la decisión y el 2 de Abril se funda el fuerte poniéndole por nombre San Rafael en honor al Virrey Sobremonte.
Desde ese momento el fuerte se transformó en muralla de defensa ante los ataques de belicosos provenientes del sur y también fue gestor de la paz que se comenzó a lograr en la región. Cuatro fueron los actores principales de la fundación: el Virrey Sobremonte que fue el visionario que lo propuso, el Comandante Miguel Telles Meneses que lo llevó a cabo, Fray Francisco Inalicán el sacerdote evangelizador que trajo la palabra de Dios y María Josefa Roco que lo solicitó y dedicó su vida a lograr la paz y procurar el desarrollo de la región.
Alrededor del fuerte se comenzó a formar la villa, la que con el tiempo se llamó Villa 25 de Mayo y en época de la conformación de la Colonia Francesa y el vertiginoso despegue que ésta tuvo pasó a denominarse “Villa Vieja” manteniendo su nombre oficial.
Por supuesto que el fuerte San Rafael del Diamante cumplió su tarea mientras transcurrió el Siglo XIX y a pesar que fue un tiempo que pareció intrascendente en nuestro pasado y más aún cuando a partir de 1903 la Ciudad de San Rafael comenzó a tener el gran protagonismo que vivimos, el papel de la Villa 25 de Mayo durante aquel siglo fue cabecera del desarrollo que involucraba a todo el sur mendocino, se consolidaron caminos rústicos pero cada vez más seguros que vincularon al área fundacional con parajes diseminados en nuestro sur, tales como El Sosneado, Real del Padre, Malargue y en territorio del actual Departamento Gral Alvear.
(en 1996 estos cañones se exhibían en el predio del fuerte)
Fue en ese Siglo XIX cuando se logra la pacificación territorial y la formación de núcleos poblacionales que comenzaron con la actividad agrícola ganadera como lo corroboran las historias de los molinos de granos como el de Rufino Ortega en la zona Malargüina o el mismo antiguo molino de San Rafael, ambos todavía en pie y fieles testigos de aquella época.
No debemos olvidar que en esa villa fundacional estaban las autoridades políticas y militares que dirigían los destinos del sur mendocino, entre ellos podemos citar a don Deoclesio García que fue designado como administrador del poblado, cargo que tiempo después se transformó en “Intendente”.
Durante su gestión a mediados de la década del 80 del Siglo XIX el territorio nacional se vió afectado por epidemia de Cólera que tantas víctimas fatales dejó en nuestra provincia y dispuso la órden de que todo los habitantes hirvieran el agua antes de consumirla, cosa que hasta ese momento no se hacía y a él se le debe la plantación de gran número de álamos en todo el pueblo lo que influyó en crear un ambiente fresco y saludable para la población.
Todo eso y mucho más ocurrió en aquel siglo en la villa vieja, mientras a unos kms de allí se comenzaban a instalar familias, francesas, italianas y muchos otros dando orígen a la populosa San Rafael actual.
Así es la Villa 25 de Mayo, con su apasionante historia que comenzó oficialmente hace 219 años con la fundación del Fuerte de San Rafael, cabecera del sur mendocino durante el Siglo XIX, protagonista de gestas notables de nuestro pasado y, desde que se formó la Colonia Francesa y posterior ciudad de San Rafael quedó un tanto eclipsada por ello, a pesar de eso siguió su destino y tal vez en este tiempo presente debiéramos hacer un balance de como la tratamos, en cuanto a si recibe el apoyo que su pueblo necesita como ser, servicio de gas natural, mayor promoción turística en la folletería departamental, teniendo en cuenta que está en la parte este del magnífico Cañón del Diamante y que su apasionante pasado le ha dado su propia impronta al sur mendocino.
** Las fotos que ilustran el presente artículo muestran detalles que el fuerte tenía en 1996.