El caso de Oscar Garavaglia, el joven sanrafaelino que desapareció el 12 de enero de 1979 en El Nihuil, tiene un nuevo capítulo en su historia a raíz de una nueva pista relacionada a un cementerio de una mina abandonada en Jaime Prats.
No obstante, hay absoluto hermetismo en torno a esta pista que sigue el juez y el fiscal que lo acompaña, luego de dos años de investigación para determinar que hubo hipótesis que no fueron exploradas en su momento y ahora se intentará confirmar o descartar.
En ese contexto un equipo de cuatro antropólogos junto al servicio de drones de la Policía de Mendoza y bomberos, iniciaron una tarea que puede durar más de un mes, en la búsqueda de indicios que permitan continuar con la investigación sobre la hipótesis de que el joven habría sido llevado hasta el cementerio de la vieja mina Picardo o San Eduardo, a lomo de burro y enterrado en una de las tumbas.
El acceso al lugar es dificultoso, ya que no se puede ir en vehículo y sin un guía que conozca la zona. Además, los investigadores tuvieron que caminar casi 5 kilómetros para llegar al predio que permanece alambrado.
El cementerio consiste en un predio delimitado de 10 metros por 25 y se calcula que deberán revisar alrededor de 200 tumbas que tienen más de 100 años de antigüedad (de las cuales se conoce que la mayoría de los cuerpos que allí fueron enterrados eran mujeres).
Los magistrados han mantenido absoluto silencio sobre la investigación ya que sostienen que no quieren generar falsas expectativas, principalmente por la familia que ha vivido 45 años con el dolor de no saber que pasó con Oscar.