En el año 2022, el entonces candidato y actual intendente Omar Félix prometió con contundencia que San Rafael accedería finalmente a una obra largamente esperada: la extensión del gas natural para miles de hogares y comercios del departamento. A tres años de aquella declaración, la realidad es otra: la red no se amplió, los fondos no aparecieron y las excusas se agotaron.
La situación es especialmente grave si se considera que el propio Félix aseguró públicamente que, si hiciera falta, el municipio pondría los recursos económicos necesarios para completar la obra. No solo no cumplió con su palabra, sino que además, y según diversas fuentes consultadas, habría bloqueado activamente la posibilidad de que el gobierno provincial interviniera con el financiamiento restante.
Pero lo más llamativo y preocupante es que el municipio de San Rafael, bajo la administración de Félix, mantiene más de $12.000 millones de pesos depositados a plazo fijo en el banco, sin utilizarlos para obras estructurales que la ciudad necesita con urgencia. Con esos fondos, no solo podría haberse terminado la obra de gas natural en su totalidad, sino que también podrían haberse afrontado otras inversiones clave para mejorar la calidad de vida de los vecinos.
¿Con qué autoridad moral se promete algo tan esencial como el acceso al gas natural y luego se deja el proyecto archivado, mientras el dinero duerme en el sistema financiero? La falta de esta infraestructura condena a miles de familias a depender de garrafas, con altos costos y riesgos que podrían evitarse. También limita el desarrollo de pequeños comercios y frena inversiones que necesitan esta energía para funcionar.
El intendente Omar Félix no solo ha incumplido, sino que ha adoptado una actitud pasiva y ambigua. En lugar de gestionar soluciones reales, eligió una vía que prioriza la especulación política y financiera por sobre el bienestar de los sanrafaelinos.
La comunidad espera explicaciones. No discursos vacíos, sino datos concretos, fechas, licitaciones, y sobre todo, hechos. La obra no puede seguir esperando.
El gas natural no es un lujo, es un derecho. Y el tiempo de las promesas ya se terminó.