Por amor, trabajo o venganza, en internet los conjuros ya no se hacen en secreto. Se contratan de manera simple y generan millonarias ganancias.
Cuando la salud mental se ve afectada por el avance de los algoritmos, otro universo poco regulado empieza a ganar terreno en la red: el de la magia. En el último tiempo, brujas, hechiceras, chamanes y tarotistas mudaron sus prácticas al terreno virtual, en una transformación que mezcla lo esotérico con el marketing, la protesta simbólica y el deseo de pertenencia.
Ya no se trata solo de cartas, sahumerios o piedras energéticas. Hay una tendencia que crece en todo el mundo y genera preocupación, señaló Clarín. Hoy, con un simple click, cualquiera puede encargar un hechizo personalizado para alejar enemigos, conseguir trabajo, mejorar su autoestima o arruinarle la vida a un multimillonario.
Aunque el ocultismo siempre convivió con las tecnologías de su tiempo, las redes sociales lo llevaron a una nueva dimensión: la viralización. Y con ella, llegaron los escándalos, las disputas éticas y una pregunta persistente: ¿Por qué tantas personas encuentran consuelo en prácticas, que durante siglos fueron marginadas o ridiculizadas?
En noviembre pasado, una usuaria de TikTok llamada Riley Wenckus, indignada por el regreso de Donald Trump al escenario político, publicó un video que captó la atención de millones. Explicó que había pagado ocho dólares a una bruja digital para lanzar un hechizo contra Elon Musk. Lo acusaba de ser clave en el retorno del empresario republicano al poder.
"¡Acabo de pagarle a una bruja para que haga de tu vida un infierno!", exclamó mirando a cámara. El mensaje funcionó como sátira, pero también como una forma de protesta simbólica que dejó en evidencia el cruce entre política, redes y espiritualidad alternativa.
Este tipo de acciones, lejos de ser aisladas, proliferan en plataformas como TikTok, Instagram y Etsy, donde se ofrecen rituales a medida para cualquier necesidad. Lo que antes ocurría en secreto en habitaciones perfumadas por incienso, ahora se muestra en vivo o en reels de pocos segundos. Las "hechiceras influencers" combinan maquillaje, frases motivacionales, consejos energéticos y venta directa de servicios mágicos.
Un ejemplo llamativo se dio cuando un hincha de los New York Knicks, desesperado por evitar la eliminación de su equipo, contactó a una sacerdotisa virtual llamada Aurora. En redes, se describe como "hechicera de doceava generación" y "canal de energías divinas". El fanático le pidió un conjuro de victoria. Esa noche, los Knicks ganaron.
Aunque el resultado deportivo puede explicarse mejor por el rendimiento del equipo, el conjuro funcionó como una narrativa paralela. La anécdota circuló por foros deportivos y páginas de entretenimiento, alimentando la reputación de la hechicera y reforzando la idea de que, en algunos casos, lo simbólico pesa tanto como lo real.
El mercado de servicios místicos en Estados Unidos mueve más de dos mil millones de dólares por año. En Etsy, los precios de los hechizos van desde menos de un dólar hasta cifras que superan los cinco mil. Se ofrecen trabajos para atraer dinero, fortalecer vínculos amorosos, vencer rivales, cortar energías negativas o proteger mascotas. Todo se puede pedir. Todo se puede pagar.
Detrás de esta ola esotérica se esconde algo más complejo que una simple moda. Las brujas online cumplen funciones similares a las de terapeutas, curanderos o líderes espirituales. Escuchan, contienen, ordenan el caos. En un mundo donde las instituciones tambalean, donde la religión tradicional pierde influencia y la información abruma, la magia opera como una forma de construir sentido. No importa tanto si el hechizo "funciona" en términos físicos; lo importante es que ofrece consuelo, estructura y una sensación de agencia.
Este fenómeno también expone una lógica de consumo marcada por las tendencias. Todo se vuelve contenido: las velas, los rezos, los frascos con miel y canela, las plegarias por WhatsApp. La figura de la "bruja influencer" resume esta época: mezcla carisma, estética, saber emocional, monetización y cercanía.
En lugar de prometer milagros, ofrece compañía y un relato: el de una vida que puede transformarse si se invoca la energía correcta.