El objetivo es reactivar la economía local y atraer a nuevas familias que le den vida al pueblo casi despoblado.
Mientras muchas ciudades luchan contra el crecimiento desmedido, un pintoresco pueblo de Francia enfrenta el problema opuesto: la falta de habitantes. Para revertir el abandono y revitalizar su comunidad, las autoridades locales ofrecen casas por el simbólico precio de un euro, pero con algunas condiciones.
Se trata del pequeño pueblo de Ambert, ubicado al suroeste de Francia que ha decidido seguir una estrategia que ha ganado notoriedad en distintas partes de Europa: la venta de casas por tan solo un euro. Esta iniciativa se enmarca en un ambicioso plan de revitalización local que busca frenar el declive demográfico y reactivar la vida comunitaria en una comuna que apenas supera los 6.500 habitantes.
El trasfondo de esta medida responde a una preocupación común en diversas regiones rurales europeas: evitar la despoblación y reanimar los núcleos urbanos que han perdido dinamismo por el éxodo hacia ciudades más grandes.
Según informó el medio Time Out, que en Ambert, este plan de cinco años busca no solo aumentar la cantidad de habitantes, sino también impulsar la actividad económica, aprovechar los inmuebles en desuso y fortalecer los servicios públicos. Las autoridades locales ven en la oferta de viviendas casi gratuitas una oportunidad para que familias y particulares encuentren un nuevo hogar, arraiguen allí y contribuyan al renacimiento de su entorno.
Hasta ahora, la estrategia parece estar arrojando resultados alentadores. Dos años atrás, la escuela del pueblo sumó una nueva clase a raíz del incremento de inscripciones de niños, síntoma claro de la llegada de familias jóvenes y del fortalecimiento del tejido social.
A su vez, la remodelación del antiguo edificio de la cámara de comercio e industria permitirá en 2026 la apertura de un nuevo espacio público, orientado además a la generación de empleo para los habitantes locales. Estas señales marcan avances concretos dentro del marco más amplio del proyecto impulsado por el ayuntamiento.
No obstante, la venta de casas a precios simbólicos lleva aparejadas condiciones específicas, pensadas para asegurar el éxito del proceso y evitar la especulación inmobiliaria. Time Out revela que una de las principales exigencias es que los compradores no pueden destinar las propiedades a segunda residencia. La finalidad es clara: atraer pobladores estables, no inversiones ocasionales o propiedades vacacionales.
Según lo informado, quienes adquieran una de estas viviendas deberán comprometerse a ocuparla como residencia principal durante al menos tres años tras su rehabilitación. Si alguien incumple esta cláusula, no solo arriesga sanciones, sino la devolución de cualquier subvención recibida para las reformas.
El precio irrisorio de un euro es apenas el punto de partida. Las casas puestas en venta requieren profundas tareas de reacondicionamiento -en algunos casos, desde reparación de techos hasta renovación de ventanas y sistemas eléctricos, pasando por trabajos en el aislamiento-. Se pide a los compradores un compromiso por escrito respecto al plan de obras y el plazo previsto de finalización. Solo así las autoridades buscan garantizar que las viviendas vuelvan a ser funcionales y habitables a corto y mediano plazo.
Además de los requisitos materiales y legales, los interesados deberán tener en cuenta el desafío idiomático: negociar la compra de una propiedad en Francia implica manejar adecuadamente el francés y desenvolverse en un proceso burocrático diferente al de otros países. No es un simple trámite, y puede requerir desde conocer términos técnicos de restauración hasta desenvolverse en la administración local.
El atractivo de comprar una casa por el precio de un café se ve compensado por la realidad de un proyecto de vida que exige dedicación, recursos y adaptación cultural.
La apuesta de Ambert por revivir su comunidad, dinamizar su economía y fortalecer su identidad depende del éxito de iniciativas como la venta de casas por un euro. Más allá del titular, el proceso exige compromiso sostenido tanto por parte de las autoridades como de los recién llegados.
Los resultados preliminares -nuevas familias, proyectos urbanos en marcha, servicios escolares en expansión- invitan a la esperanza, aunque el verdadero impacto de la medida solo podrá evaluarse a mediano plazo. La experiencia de Ambert se suma así a una tendencia continental que plantea alternativas de supervivencia y transformación ante el declive demográfico rural.