Susana Gijón es una vitralista sanrafaelina destacada por sus trabajos tanto aquí como en España. Dialogamos con ella sobre este antiquísimo arte.
Fotos: Jorge Gutierrez / Mediamendoza - gentileza Susana Gijón
25-03-2018. El vitraux es el arte de unir distintas piezas de vidrio para poder armar ventanas, lámparas y objetos decorativos.
Susana Gijón, es una vitralista sanrafaelina que ha sabido desplegar su arte no sólo en nuestro departamento, si no en importantes edificios en España. Ella asegura que esta pasión nació como un hobby, y con el tiempo se transformó en un estilo de vida.
Vivió ocho años en España y las vueltas de la vida y algunos compromisos personales la trajeron nuevamente a nuestro país. Pero eso no le impidió continuar con aquello que lo apasiona, recientemente ha realizado importantes trabajos, entre ellos una obra de 1,70 metros por 1,50, ubicada en la casona del Laberinto de Borges, inspirada en el cuento del escritor, "Las ruinas circulares" y otros trabajos para boutiques, casas particulares y otros locales.
Actualmente trabaja en su taller ubicado en Washington Lencinas 210, donde además todos los días enseña a sus alumnos los secretos de este antiquísimo arte.
Allí la visitamos para dialogar con ella e interiorizarnos más sobre esta apasionada labor de crear a partir de las formas, la luz y los colores.
¿Cuándo descubriste tu pasión por este arte?
La verdad que no me considero una artista general, sólo que me encanta el tema del vitraux, que también es un arte, pero bueno (risas). Esto llegó de grande, un día me empezó a interesar y Con una amiga conseguimos una profesora en Mendoza y viajamos a aprender. Y después con esa amiga empezamos a viajar y llegamos a España. Allí pude desarrollarme.
¿Cuánto tiempo estuviste allá?
Fueron 8 años, ahí pude hacer muchos trabajos grandes, acá en menos cantidad, pero sí he empezado a hacer algunos grandes ahora.
La satisfacción para cualquier vitralista es esa hacer algo grande. En España tomó toda una comarca ahí hice ventanas de una Municipalidad, Iglesias, casas particulares. Para mí fue muy importante, eran varios pueblos en los que no había vitralista, asique pude trabajar un montón y disfrutarlo mucho.
Después que me vine, al tiempo me llamaron de Hermandad Jesús Nazareno de España, yo ya me había vuelto, y me llamaron para que lo hiciera. Yo ya había hecho otras Hermandades, esa estaba en una parte muy céntrica, y cuando estuve allá les hice muchas propuestas pero nunca los habían aceptado y cuando me vine un día me llamaron me hicieron una propuesta y me fui, allá puse manos a la obra e inclusive la gente de la Hermandad además de aprender me ayudó, era un trabajo de 40 metros.
¿Y por qué regresaste?
Fueron varios temas personales por los que tuve que volver. Pero por suerte acá he trabajado con varios vidrios de ventana en casas, comercios y en el Laberinto de Borges, una obra de 1,70 metros por 1,50, inspirada en el cuento de Borges "Las ruinas circulares". Y hace poco hice unos vidrios para unos ventanales de una boutique que está por inaugurar.
Lo que acá no he hecho mucho son trabajos en iglesias, por ejemplo figuras de santos o de la Virgen.
¿Cómo se trabaja el vidrio hasta llegar al trabajo terminado?
El cliente generalmente te va dando pista de lo que quiere, y eso me encamina para saber qué es lo que le gusta: flores, figuras y después generalmente tengo libertad, pero no siempre es así. De ahí yo les hago un diseño que les pueda gustar y se arma el conjunto de lo que quieren y arrancamos.
Se utiliza mucho material por ejemplo en una ventana grande, esos materiales aquí no se consiguen, son importados de Bélgica, Estados Unidos, y los compro en importadoras de Mendoza. Acá no se consigue nada, quería comprarme una máquina pulidora y la conseguí en Chile, por la marca que la he usado, pero estuve averiguando y traerla por aduana me piden de muchos requisitos. Es una máquina muy pequeña porque en el vitraux todas las herramientas son pequeñas.
La cantidad de vidrios en colores es gigantesca, son vidrios de 3 milímetros, que vienen de la medida que uno pida, vienen planchas más pequeñas y otras más grandes, me las envían en cajones de maderas. Se dibuja un patrón y luego vas cortando el vidrio de acuerdo a las líneas trazadas.
Eso se corta con una pequeña herramienta de corte que es manual, se pule, se encinta con cobre y luego se suelda. Esa es una de las técnicas, la otra no encintas ni soldas si no que emplomás. Viene una tira de plomo con una ranura y ahí se va calzando el vidrio.
Después trabajo en algo de vitrofusión.
¿Se usa mucho el vitraux?
Aflojó un tiempo y ahora se ha empezado a usar de nuevo. Por su puesto que en las iglesias nunca ha dejado de usarse. Pero en las casas o diferentes tipos de locales, ahora se está usando cada vez más.
¿Te piden otros trabajos además de ventanas?
Sí lámparas, ventanas chiquitas de esas que están alrededor de la puerta. De todas maneras donde se disfruta mucho es en los trabajos grandes, en las ventanas, donde te cambia un ambiente. Por ejemplo te entra sol por una ventana y si el vitraux tiene color la gama es impresionante.
Yo actualmente alquilo, pero cuando tenga mi casa propia tengo previsto hacer una galería.
¿Se puede vivir de este trabajo?
Yo sí por suerte, de todas maneras, yo dicto cursos. Donde mis alumnos lo primero que hacen es aprender la técnica, pero apunto a que hagan algo grande que les sirva a ellos también. Entonces vamos trabajamos y practicamos en eso, el poder hacer una ventana. Todo es técnica, es práctica.
¿Qué días da tus cursos?
Estoy todos los días desde las 10 hasta las 21, pueden elegir el horario que les quede cómodo, trato de tener dos alumnas por turno para poder hacerlo más personalizado. Por suerte tengo varias alumnas y espero más (risas). Están todas invitadas.