La víctima tenía 28 años y se encontraba dentro de su vivienda en un suburbio de Guayaquil, en Ecuador.
"Decía que iba a morir joven, igual que su madre". La abuela de Keyla Andreina González Mercado reveló la macabra premonición de su nieta. Ni ella ni nadie, seguramente, pensó que se cumpliría tan pronto. Y mucho menos de una forma tan trágica, baleada durante una transmisión en vivo por TikTok, tras desafiar en broma al novio de una amiga. "Pegame dos tiros en la cabeza", dijo. Y el asesino le hizo caso.
González Mercado tenía 28 años y, según medios de Ecuador, un día a día marcado por la diabetes tipo 1 que también afectó a su madre, quien murió a los 35 años. Por eso la joven comparaba la suerte de ambas y pronosticaba un pronto desenlace también para ella, la menor de tres hermanas.
"Keyla era como su mamá, también era diabética. Siempre tomaba medicamentos y hablaba mucho sobre la muerte", remarcó su abuela materna en declaraciones reproducidas por Extra.
El pesimismo de sus palabras no coincidía, de todos modos, con algunas de las acciones que llevaba a cabo en los últimos años. Soltera, sin hijos y sin mayores ataduras a su Guayaquil natal, decidió viajar a Chile en busca de un futuro distinto, pero la suerte no la acompañó y decidió emprender el camino de regreso.
"Era una chica alegre, saludaba a todos, siempre con una sonrisa. Nunca imaginamos que terminaría así", dijo una vecina de su barrio. Y con el término "así", quiso decir nada menos que asesinada a balazos en su propia casa.
En la madrugada del 26 de julio, González Mercado se encontraba en su casa situada en las calles 28 y Capitán Nájera, en un suburbio de Guayaquil, junto a una amiga y su pareja, identificada como Manuel Andrés Álava Lázaro.
Según medios locales, compartían unas bebidas en el momento en que realizaba la transmisión en vivo. "Mi ojo, me está dando gripe...", enumeraba la mujer, completando una frase que, aparentemente, comenzó a pronunciar antes de que iniciara el video que se viralizó en las redes sociales.
"Me pegas dos tiros, yo te los pido, pero no ahorita, déjame que esté pluta. Dos tiros me pegas en la cabeza. Me vas a matar de una, no quiero sufrir. Dos en la cabeza", le insistió a una tercera persona, por supuesto en tono de broma, mientras se llevaba su dedo índice izquierdo arriba de la sien.
En simultáneo, mientras ella terminaba de decir esa frase, se escuchó la voz de una mujer que dice "No, no, no". Al parecer, su amiga percibió lo que estaba por ocurrir.
"No, en la cabeza. ¡Ay, Manuel! ¡No! ¡Ya mismo, ya mismo!", gritó la víctima, desesperada, antes de oírse dos disparos de armas de fuego.
El teléfono cayó al piso instantáneamente, pero la grabación continuó. Gracias a eso se logró ver la imagen, un tanto borrosa, primero del techo, y luego del hombre que sería su asesino.
La música que se escuchó desde el inicio de la secuencia siguió sonando durante unos 30 segundos hasta que se cortó. Antes del final del video, que prosiguió en silencio, apareció en cámara una mujer, que sería su amiga, la misma a la que le dio alojamiento en su casa y quien llevó al presunto asesino. Parecía tener intenciones de detener la filmación.
Los seguidores de Keyla que veían la transmisión por TikTok se encargaron de alertar sobre la situación a su familia. Estos, a su vez, dieron aviso a la Policía, que al llegar encontró a la joven muerta, sentada en una silla y con una herida compatible con arma de fuego a la altura de la cabeza.
En el lugar del crimen, los investigadores secuestraron una vaina percutida y otra deformada, y un teléfono celular. Además, realizaron hisopados y otros procedimientos necesarios para esclarecer la causa.
Lo concreto es que Álava Lázaro escapó después del episodio y aún sigue prófugo de la Justicia. Según Extra, el sospechoso pasó por la casa de su mamá y, llorando, le dijo que manipulaba un arma cuando se produjo el disparo que mató a Keyla. Luego, se retiró con destino incierto.
La joven fue velada en el mismo domicilio y sepultada el domingo 27 de julio por la tarde en el Cementerio General de Guayaquil, en una ceremonia realizada en presencia de familiares y amigos, y marcada por un profundo dolor.