Por Enrique Mario Barrera
19/2/2024
El último fin de semana extra largo mostró el éxito que está teniendo San Rafael como polo turístico que se afianza cada vez más en el contexto nacional. Quien anduvo por el valle estos días pudo comprobar el lleno total, conseguir un arbolito libre donde descansar fue laborioso.
Cada vez la demanda turística exige más asistencia y servicios y ese éxito del Cañón del Atuel hace notar lo lento que es poner en marcha definitivamente el Cañón del Diamante. Este último tiene 100 kms de largo saturados de paisajes extraordinarios; testimonios de la historia completa de San Rafael como es la propia Villa 25 de Mayo; numerosas obras hidráulicas como el dique Galileo Vitali, la presa El Tigre, Los Reyunos y Agua del Toro a lo que se sumará algún día El Baqueano; lo tiene todo y lo único que se ve como explotación turística está dado por unos pocos pioneros del ramo que construyeron allí clubes recreativos como Hidyn , la UTN, el hermoso barrio privado de Los Reyunos y algún otro emprendimiento diseminado en esa geografía privilegiada.
Pero debemos admitir que ese cañón está mínimamente aprovechado en todo su largo recorrido. Hasta nos “damos el lujo” de tener en él un pueblo abandonado, el barrio que se erigió durante la construcción del dique Agua del Toro. Ese caserío cuenta con escuela (cerrada) y hasta destacamento policial (con uso esporádico) y a la vista está el daño que produce el paso del tiempo y la falta de uso de esas estructuras, una verdadera lástima.
Embalse Agua del Toro
Ver el presente turístico que tiene el Cañón del Atuel con su capacidad colmada cada vez más y hasta turístas que al no encontrar lugar deben buscar en los alrededores donde ubicarse para disfrutar, contrasta con el Cañón del Diamante con servicios turísticos excelentes pero con poca oferta y eso nos da la idea del desaprovechamiento al tener ese hermoso valle que recorre el Río Diamante prácticamente sin utilizar.
Se puede decir que el Valle Grande está dando mensajes de saturación en su uso y eso lo vemos cuando al recorrerlo observamos casas construidas en cauces aluvionales peligrosos y además con los casos de desaparición de arboledas y pequeños cerros que se aplanan con máquinas topadoras para seguir construyendo, afectando el medio ambiente y dañando flora y fauna. Eso se llama saturación del espacio y si se sigue con ese abuso comenzará a afectar el prestigio del valle, cosa que lamentablemente comenzó por ocupación desmedida y falta de control.
Pienso que, en este punto, debemos acelerar la planificación del uso del Cañón del Diamante, con legislación rigurosa que imponga un espacio costero, en ambas márgenes, de unos 30 metros (similar a la Sirga) donde se prohíba construir viviendas para que sea de utilización libre para el esparcimiento y así evitar lo que ocurre en Valle Grande donde una costa no se puede utilizar por no existir dicho espacio.
Una buena planificación en el Diamante permitiría que se instalen nuevos emprendimientos dando servicios y alojamiento que aumentarían la oferta con todo lo que significa, mayores fuentes de trabajo y el aprovechamiento de esa inmensa geografía paisajística actualmente casi ignorada.
Un punto estratégico a resolver es el enlace de 10 kms de la Ruta Provincial 150, en la zona del Imperial, donde se une a la Ruta Provincial 101 (CG 34.53201 S y 69.03994 W), con la flamante Ruta Nacional 40 que pasa a solo esos 10 kms (CG 34.52155 S y 69.14637 W). Ese enlace permitiría que el turismo que viene del Norte provincial y Valle de Uco entre al Cañón del Diamante directamente; actualmente esos turistas y visitantes deben venir por la Ruta 143 y en el Cristo tomar la 150 y remontar a su destino dentro del cañón lo que representa pérdida de tiempo y dinero por la falta del enlace de rutas mencionado.
Ruta Prov 150, en cercanías con Ruta Nac 40
Los sanrafaelinos debemos resolver lo explicado que no es otra cosa que lo pedido por parte de la población a través de los años y es simplemente poner en marcha, como destino turístico pleno al maravilloso Cañón del Diamante dándonos cuenta que el lugar ya hizo lo suyo como es el darnos paisajes naturales impecables y obras colosales construidas por seres humanos para que sean disfrutadas plenamente. Ahí está el Cañón del Diamante, esperando y esperando.