de

San Rafael Entrevista

Juan Carlos Carboni: ‘Cumplí un ciclo y con el broche de oro del Martín Fierro, que más voy a pedir’

Su ciclo radial "La hora de la nostalgia" sucesor de aquel "Club de la nostalgia" que se mantuvo por más de dos décadas en el aire, obtuvo recientemente el galardón del Martín Fierro. Dialogamos con Juan Carlos sobre su trayectoria radial, el programa y este premio que llegó para dar el broche de oro.

Viernes, 18 de Marzo de 2022

20/3/2022

Allá por el año 1995, motivado por un programa de música del recuerdo que escuchó en unas vacaciones por la costa argentina, Juan Carlos Carboni (73) pensó por qué no replicar ese programa conducido en ese entonces por Francisco "Mochin" Marafioti, en nuestro departamento. Así nació “El club de la nostalgia” y el último año "La hora de la nostalgia" un formato radial con música de los años ‘60, ‘70 y ‘80 con comentarios y vivencias de aquellos años.

Una radio de Monte Comán, distrito en el que vivía este docente por aquellos años, fue la primera casa del programa que luego se mantuvo por casi tres décadas. Años más tarde en FM Tiempo y luego 22 años en la decana LV4.

Cada domingo, Carboni llevaba a los “socios” de ese prestigioso club a diferentes momentos de la vida a través de la música.

Recientemente como corolario de tantos años en el aire, la mayoría de ellos como hobbie, sin ningún tipo de remuneración, obtuvo el galardón del Martín Fierro como mejor programa musical. Un merecido cierre a este proyecto que debió dejar a fines del 2021 por problemas de salud.

Dialogamos con él sobre el programa, los recuerdos y lo que representó recibir este premio.


¿Cómo nació el proyecto de radio?

Un poco fue accidentalmente, volviendo de unas vacaciones allá por el año 95, escuché un programa que se emitía en Buenos Aires que se llamaba “Algo para recordar” y lo conducía un señor llamado Mochin Marafioti, y ponía música del recuerdo y me encantó ese programa.

En ese tiempo había empezado el boom de las FM y a Monte Comán, donde yo vivía, también llegó una FM, ahí empecé a hacer los primeros programas del recuerdo después pasé por FM Tiempo acá en la calle Perú y en el 2000 llegué a LV4, siempre la misma propuesta con distintos nombres, con música del ayer, hoy y siempre de las décadas del ‘60, ‘70 y ‘80.

Les interesó la propuesta en la LV4 y en el año 2000 empecé y me mantuve hasta el 26 de diciembre pasado que fue cuando me despedí por problemas de salud, ya no estoy en condiciones de hacer el programa, yo me movilizo con un bastón y un carrito con ruedas y las escaleras de la LV4 ya son prácticamente imposibles de subir para mí, asique ya no puedo seguir. Pero no lo lamenté porque estoy más tranquilo, ya se cumplió un ciclo y con el broche de oro del Martín Fierro que más voy a pedir. 


Muchos recuerdan su programa el “Club de la nostalgia”, en el que le atribuía a cada oyente un número de socio, ¿cómo surgió la idea?


Como era un “club nostálgico” se me ocurrió la idea de incorporar la imagen de socios del club, entonces cada vez que algún oyente llamaba le pedíamos la fecha de nacimiento y el nombre y le designábamos un número de socio.

De ese modo yo llevaba una lista y en cada fecha de cumpleaños los saludaba por su número de socio, pero después se fue agrandando tanto el club que me desbordó la tarea, asique un día decidí dejar de lado esa tradición.

¿Siempre se emitió los domingos el programa?

Si sí siempre los domingos, en diferentes horarios de 9 a 11, de 8.30 a 12.30, hasta el 2020 que no hicimos nada por el tema de la pandemia.

En el 2021 volví e hice “La hora de la nostalgia”, porque se achicó el programa, asique tuve que resumir en una hora todo lo que era el club, por eso le puse “La hora de la nostalgia” y ese es el programa que resultó premiado y no el que hice toda la vida. Pero la idea siempre fue la misma, la música del recuerdo, el comentario de diferentes artistas y tratar de satisfacer los distintos gustos musicales, rock, boleros, tangos, paso doble.


¿Su audiencia se trasladaba con usted a pesar de los cambios de radio?


Un poco sí y ya cuando me quedé en la LV4 la gente ya tenía un lugar de referencia, pero igual me acompañaba en los diferentes horarios en los que me movía.

Nunca cobré nada lo hacía por placer y por gusto, y con muchas ganas, no pasaba por el dinero. En los primeros tiempos tenía algunos auspiciantes, pero ya después se me complicaba salir a vender publicidad y yo ya me había jubilado de la docencia, asique no necesitaba hacerlo.

¿La gente le pedía canciones puntuales?

Si en alguna etapa del programa le daba la posibilidad a la gente de pedir temas, asique dedicábamos media hora para satisfacer sus pedidos.

La idea era que el recuerdo se manifestara para todos los oyentes en sus momentos felices, momentos tristes, la música tiene el poder de llevarte a diferentes momentos.


¿Cómo era la producción de su programa?

Yo no soy bueno improvisando, tenía siempre una estructura empezaba con tres o cuatro temas y con grandes voces. Hacía el compacto de esas canciones, pasado ese momento venía una reflexión y luego entraba el artista del domingo de que se pasaban tres o cuatro temas con información en el medio y así trascurría la primera media hora.

Después empezábamos con alguna canción que tuviera historia y se rememoraban viejos éxitos, muchos temas inéditos, después ponía el tanguito, un tema de folklore, paso doble y me despedía con dos temas que eran la “yapita musical”.
 
Siempre era la misma estructura y sólo iba rellenando.


¿Y la nominación al Martín Fierro cómo llegó? ¿Ya se había presentado antes?


Si ya me había presentado una vez, motivado por el Aldo Muzzi que se ha presentado muchas veces ya con “El rincón de los chicos”, creo que ha sido nominado nueve veces y un despropósito que no lo haya obtenido.

Creo que fue en el 2018, le pregunté cómo se hacía para mandarlo, lo mandé y no figuré en nada (risas) y el año pasado Carlitos Vittoriano me dijo que mandáramos algún programa, porque el director de la radio lo había pedido. Le dije que mandara cualquiera el que a él le pareciera y con tanta suerte que fue nominado.

Yo siempre creí en el producto, pero te juro por Dios que jamás pensé que iba a llegar a tener este galardón.


Desafortunadamente no puedo viajar, ¿siguió la ceremonia de entrega por la tele?

Si estábamos con mi hija mirándolo acá y brindamos con ella, nos emocionamos abrazados. Fue un momento muy emotivo, tengo grabado en el teléfono el momento de la entrega.

No pude ir porque era un viaje muy largo en auto hasta Catamarca, para mí era un sacrificio y no me las iba a aguantar, con todo el dolor del alma no fui, pero con la alegría en el corazón de que me trajeran el premio y yo le pedí a Carlitos que si lo ganaba que el  recibiera el premio, porque él fue quien lo editaba y era gran parte de ese premio, y se merecía compartir este galardón.


¿Alguien le ha planteado seguir con su propuesta, su legado?

No no, al menos no que yo me haya enterado (risas), la verdad que fueron muchos años y quizás sería bueno que alguien los siguiera porque el programa gusta mucho.

El último año el programa iba grabado porque yo ya tenía dificultades, asique me iba un día a la radio y grababa cuatro o cinco programas, y después Carlos Vittoriano los iba editando.

¿La afición por la radio la heredó de alguien, porque hacer radio no es para todos?

Tal vez el hablar venía de la docencia, eso me ayudó porque uno habla para muchos.


¿También ha escrito libros?

Si me di el gusto de no escribir un libro, sino tres. El primero fue en el ‘98 lo titulé “Monte Comán y yo”, ahí recopilé recuerdos de la gente y del distrito, Monte Comán fue un pueblo muy pujante y cuando cerró el ferrocarril quedó en absoluto silencio, porque los trenes eran el ruido del pueblo.

Después en 2015 publiqué “Cortitas y al alma” eran prosas, relatos y alguna poesía y en el 2018 publiqué otro que se llamaba “Palabras sueltas”.

La verdad que yo digo que he sido un mediocre, audaz, a falta del talento he sido audaz (risas). Nací en Las Heras y a los 7 llegué a Monte Coman donde formé mi familia, de ahí nos vinimos años después a la ciudad de San Rafael y no sé si terminaré mi vida acá o en España donde están mis dos hijos.