de
00:00 hs

San Rafael Entrevista Sabado, 17 de Diciembre de 2022

‘Creo que es una gran oportunidad para tirar abajo los prejuicios‘

La Mayor Vanesa Pía, es sanrafaelina y este año marcará un precedente dentro de la fuerza militar por haber sido la primera mujer designada para conducir una de las siete bases permanentes que tiene la Argentina en la Antártida. Dialogamos con ella para conocer más sobre su trayectoria. 

Sabado, 17 de Diciembre de 2022
Mediamendoza El Diario del Sur de Mendoza. Buscanos en Facebook, Twitter e Instagram

18/12/2022

Vanesa Pía es una sanrafaelina que desde pequeña abrazó su deseo por formar parte de las fuerzas militares cuando creciera. De hecho con el paso de los años, cuando cursaba sus estudios secundarios en el ex Comercial 1 "República del Perú", no dudaba ni un segundo a la hora de responder ante la pregunta ¿qué vas a seguir estudiando? siempre manifestaba que quería ser militar.

Ingresó al Ejército a los 18 años en el arma de Artillería donde se recibió de subteniente y licenciada en Administración.

Portadora de un vasto currículum por sus estudios y experiencia, hoy con un cargo de Mayor, Vanesa Pía se convertirá a sus 39 años en la primera mujer jefa de una base permanente en la Antártida, una tarea que para ella representa la posibilidad de demostrar que "no hay condicionamientos, sino que con capacitación, estudio, esfuerzo, empeño e ilusión se puede ocupar el puesto que se desea".

Será la encargada de conducir la Base Carlini, ubicada en la Isla 25 de Mayo, una de las siete bases permanentes que tiene la Argentina en el continente blanco. Estará al mando de una dotación de alrededor de 25 personas, que se transformarán en cerca de 80 durante la campaña de verano. 

Dialogamos con ella para conocer más sobre su trayectoria, este desafío que enfrentará, su visión sobre la importancia de que la mujer ocupe este tipo de roles en un ámbito mayormente dominado por hombres, entre otras:

¿Cómo surgió la idea de entrar al ejército? ¿Tenías algún familiar o fue idea tuya?

Es difícil recordar el momento exacto que decidí entrar en la Fuerza, ya que fue un deseo que tuve desde pequeña y a medida que iba creciendo en edad la idea de ser militar se hacía más fuerte. Me entusiasmaba el estilo de vida que implicaba ser militar, una rigurosa disciplina, entrenamiento físico e intelectual y grandes desafíos. Si bien en mi familia no hay ningún militar, ellos me acompañaron y me ayudaron para poder entrar.

En la Sección de Inteligencia de San Rafael, nos asesoraron de las distintas opciones que tenía para ingresar y es ahí donde elegí la carrera de oficiales en el Colegio Militar.

¿Cómo fueron tus años de preparación y estudio?

Además de la carrera militar, estudié Administración de Empresas. Después de egresar del Colegio Militar de la Nación, en mi primer destino en Zapala, provincia de Neuquén estudié instructora militar de esquí y, en el verano, de escaladora avanzada.

Luego de mi designación a la Antártida como un factor importante era la meteorología ingresé en la Armada para estudiar esa disciplina, ya que no estaba en el Ejército.

Tras terminar un posgrado de inteligencia, me dediqué a dar clases y después fui destinada a la Central de Inteligencia Geoespacial, una unidad pionera en este tipo de tareas donde trabajó brindando apoyo en meteorología, principalmente ante desastres naturales, lo que se considera emergencias.

Durante la pandemia por coronavirus, trabajé en el Estado Mayor Conjunto con los tableros de comando y asesorando en meteorología e inteligencia y luego ingresé a la Escuela Superior de Guerra ahí hice otro postgrado y me recibí de oficial de Estado Mayor.

¿Cuál fue tu primer destino?

Cuando egresé quería especializarme en el ambiente particular de montaña, ya que lo consideraba un desafió especial por las adversidades propias del clima y también la dificultad que implica trabajar y ejecutar distintas operaciones militares. Es por ello que fui al Grupo de Artillería 16 en Zapala, Neuquén. Donde además de las cuestiones específicas de Artillería en montaña pude capacitarme es la Escuela Militar de Montaña como Escaladora de Asalto e Instructora de Esqui, entre otros cursos.

¿Cómo llegó el anuncio de que serías jefa de una base permanente de la Antártida?

Para estar destinado en la Antártida, en el caso del personal militar debe cumplir con ciertos requisitos, en cuanto al estado psicofísico y tener un rendimiento general bueno en la carrera y otros aspectos, cumpliendo con esto, uno se postula formalmente. 

Luego se realiza una selección de todas las solicitudes de acuerdo a las necesidades de la Fuerza y los convocados son destinados al Comando Conjunto Antártico, para realizar el curso de capacitación por un año, al finalizar el mismo son asignados entre las 7 bases permanentes que posee la República Argentina. Como en mi caso ya había realizado el curso y también había estado invernado en la Antártida, simplemente elevé mi nota formalmente y en el mes de octubre por mensaje militar me notifiqué de mi nombramiento como Jefe de Base Antártica.

¿Qué expectativas tenes para este nuevo cargo que vas a desempeñar?

La noticia me generó una felicidad enorme, porque amo la Antártida, pero también tomé conciencia que sobre mis hombros asumo una responsabilidad enorme por un lado por las mujeres y hombres que me dependen, por los recursos que debo administrar y además por la importancia que representa el territorio para nuestro país desde el punto de vista científico.

Este cargo implica administrar, gestionar y diseñar todas las tareas y estrategias. Para ello contaré con el apoyo de todo el personal (un encargado, un segundo jefe y el personal científico); muchos de ellos nunca trabajaron bajo las órdenes de una mujer, y creo que es una gran oportunidad para tirar abajo los prejuicios.

Si bien no es una tarea en la que esté sola pero la responsabilidad del cumplimiento de la misión y que sea eficaz y eficientemente será mía. 

¿Habías estado destinada antes en la Antártida?

Estuve destinada en el año 2013, en la Base Antártica Esperanza, donde me desempeñé como Logística, con el grado de Teniente Primero, con la particularidad de hacerlo junto a las familias, científicos, técnicos y también artistas que desarrollan distintos proyectos en el marco del plan anual antártico en esa oportunidad.

Otra de las actividades secundarias que realizaba era dar clases de karate a los niños y adolescentes, y preparar a quienes iban a recibir el sacramento de la comunión y la confirmación.

¿Cómo ha sido ocupar puestos tan importantes con el estigma que se suele tener de la mujer en estos roles, por suerte ya cada vez menos? ¿Siempre te sentiste respetada o en algún momento sentiste esa diferencia por ser mujer?

En lo personal como integrante de la Fuerza es un orgullo y una pasión ser parte de la misma, y como mujer tiene sus particularidades y requiere una mayor dedicación y esfuerzo para poder estar a la par de todos los integrantes. Implica un entrenamiento constante tanto físico como intelectual para poder demostrar que una mujer cumple con las funciones y requisitos del rol de combate.

Y por otro lado combinar aspectos de la vida personal y familiar con los laborales en especial, los cambios de destino o las demandas propias del servicio militar, pero se puede realizar en gran medida gracias a las políticas de igualdad de la fuerza y el constante esfuerzo por eliminar las desiguales o discriminaciones de cualquier tipo.

De todos modos creo que la particularidad lo da la persona, no tanto el género. En ese sentido no me gusta generalizar. Hay personas que son mucho más empáticas, y aquí puede ser que las mujeres sean más que los hombres, pero lo central de un buen jefe es que pueda ver y observar qué es lo que está pasando, cuáles son las actitudes de las personas, ver si están bien, sin están tristes y tratar de trabajar sobre eso para obtener el mejor trabajo.