de

San Rafael

La sombra de Emir Félix sobre el municipio de San Rafael

Viernes, 18 de Julio de 2025

En San Rafael, la democracia parece jugarse con reglas propias, ajenas al verdadero espíritu republicano. El intendente Omar Félix ocupa formalmente el cargo más alto del municipio, pero es evidente que quien mueve los hilos de la política local es su hermano, Emir Félix, presidente del PJ mendocino y el verdadero poder detrás del trono. La reciente decisión de desdoblar las elecciones municipales no es más que otra maniobra de control político con fines estrictamente personales.

La estrategia es clara: con un Omar debilitado, desgastado por años de gestión cuestionada y enfrentado a sus propios dirigentes históricos, Emir busca ganar tiempo y reacomodar las fichas. En lugar de renovar la política local, se aferra al viejo esquema de poder familiar, en donde la estructura partidaria sirve a los intereses de los Félix antes que a los de los sanrafaelinos. El historial del municipio es preocupante. Desde hace más de dos décadas, diferentes áreas de la administración municipal han sido blanco de denuncias y sospechas de corrupción. Sin embargo, ninguna investigación ha prosperado, en parte gracias al blindaje político que se han garantizado desde la conducción del PJ. La falta de obras estructurales importantes en un período tan extenso resulta alarmante. El caso del gas natural es emblemático: fue promocionado como una gran conquista de la gestión, pero la obra no se concretó, mientras los únicos que parecen haber salido beneficiados son, nuevamente, los hermanos Félix.

El desdoblamiento electoral, lejos de ser un gesto de autonomía institucional, es una jugada desesperada para sostener el poder en un escenario adverso. Al aislar las elecciones municipales, buscan manipular el calendario y minimizar el impacto de la crisis interna y el hartazgo social. En lugar de enfrentar la realidad con humildad y autocrítica, apuestan a viejas recetas clientelares y a la manipulación del aparato. San Rafael merece algo más que una política de familia. Merece transparencia, alternancia, renovación y un gobierno que rinda cuentas ante la ciudadanía, no ante una cúpula cerrada que hace décadas se reparte el poder. La continuidad del modelo Félix no sólo representa un retroceso institucional, sino también una negación del futuro que los sanrafaelinos podrían construir con dirigentes verdaderamente comprometidos con el bien común.