El escándalo fue público y vergonzoso. El concejal libertario Martín Antolín, electo por el pueblo de San Rafael, fue aprehendido en la ciudad de Mendoza con 1.15 gramos de alcohol en sangre, manejando un BMW descapotable sin patente y con una copa de vino en la mano. Una postal que no solo indigna, sino que refleja el desprecio absoluto por la responsabilidad institucional.

Al escenario político Antolín no llegó solo, fue impulsado por Chofo Bianchi, quien se presentaba como el referente de Javier Milei en el Sur mendocino. Pero todos en San Rafael saben que su candidatura fue parte de un acuerdo con el entonces intendente Emir Félix. Un pacto político que quedó más que claro cuando Antolín, ya en el Concejo Deliberante, votó sistemáticamente con el justicialismo, traicionando a quienes creyeron que representaría una alternativa libertaria. 

Hoy, con este hecho bochornoso, los concejales de Cambia Mendoza han pedido su renuncia, como corresponde ante semejante falta de ética y legalidad. Pero la verdadera pregunta que se hacen los sanrafaelinos es: ¿Qué va a hacer el PJ local? ¿Van a seguir protegiendo a Antolín? ¿Van a permitir que un concejal que manejaba ebrio, en un auto irregular, siga sentado en una banca que debería honrar?

El silencio del justicialismo hasta ahora es ensordecedor. Pero los ciudadanos exigen una definición clara. Porque no se trata solo de Antolín: se trata de la dignidad de las instituciones, del respeto por los votantes y del mensaje que se le da a toda una comunidad. ¿El PJ va a respaldar a un concejal borracho? ¿O va a dejar de cubrir a quienes solo le son funcionales cuando levantan la mano en las sesiones?

San Rafael espera respuestas. Y merece algo mejor.